Una de las diferncias en la serie de Trouville sobre Hebraica fue la intensidad con la que jugaron uno y otro equipo.

Antes de comenzar la serie había diferencias claras para Trouville en dos aspectos: Juego interno y extensión del plantel. Hebraica supo dominar esas falencias en el segundo juego y por eso ganó, cuando no lo hizo, fue mucho menos que el equipo de Pocitos.

Álvaro Tito generó una rotación que por momentos va más allá de los rendimientos puntuales de sus jugadores, el entrenador propone siempre mantener un quinteto intenso en cancha, rotando nueve hombres sistemáticamente.

Eso hace que la diferencia sea abismal, sobre todo en los segundos tiempos, y especificamente en los cierres de partido, donde Trouville llega más entero que un Hebraica desgastado que tuvo que soportar un ritmo sofocante durante 40 minutos.

La intensidad como clave, la buena lectura de Álvaro Tito y los grandes rendimientos que llegan desde la butaca hacen que el elenco de Pocitos saque una ventaja que Hebraica solo puede equiparar con noches brillantes de sus figuras.