El barrio se preparó, la gente se ilusionó, el escenario ubicado en Millán y Sitio Grande se vistió de gala, los dirigentes apostaron, invirtieron y el flamante sueño de competir en El Metro era real. Llegaba el campeón de la DTA y su pasaje por esta nueva competencia no iba a ser una más.
Así comenzó este proceso con los mismos directores de una orquesta que repetía algunos componentes y que sumaban otros que le traían frescura y potencial para este nuevo desafío. Ellos, el público mundialista, se mantenía.
Un comienzo irreal, poco esperado, acaecía en el tranquilo barrio Reducto. Llegaba a defender la casaca mundialista un foráneo que, en principio, pintaba para ser el desnivelante de la divisional. Las cosas no salieron como se esperaba y el primero en caer fue el responsable del plantel. El que había llevado el equipo a adquirir un nuevo trofeo, se iba, abandonaba un elenco que no encontraba rumbo. Ellos, el público mundialista, se mantenía.
Fernando Medina asumía con la responsabilidad de tomar un plantel versátil pero que no encontraba química y conexión. El inicio fue auspicioso en el gimnasio de Bohemios, se vio otro equipo y parecía que el rumbo cambiaba. Los diferentes resultados nuevamente provocaban que el coach camine por la cornisa y volviera a caer. Ellos, el público mundialista, se mantenía.
Turno de Eduardo "Boca" Hernández. Energía, gritos, ganas y algarabía son algunas de las tantas características que depositaba en cancha el DT. Se vio un intento de cambio, de asumir con otra responsabilidad la causa, aparecieron algunos resultados importantes y ellos, el público mundialista, se mantenía.
Las vueltas del certamen llevaron a Olivol a jugar por la zona más fea, la que menos gusta. Dwayne Curtis, el gran jugador del plantel, abandonó la institución por una lesión. Duke Crews aterrizó, jugó, insultó y fue suspendido. Otro hecho negativo en una temporada que tuvo para el auriazulado, pero ellos, el público mundialista, se mantenía.
Ayer jugó con lo que tenía y podía hoy se va, vuelve a la DTA con un nuevo desafío: un pronto regreso. Nadie entiende, no hay explicación, es incomprensible, hoy reina la tristeza y la desazón.
Con la frente en alto y masticando bronca se van sus músicos, la orquesta que ensaya sus más lindos acordes en Millán y Sitio Grande seguramente volverá pronto a un nuevo certamen a entregar sus mejores músicas. En la bombonerita van a estar ellos, como siempre, para acompañar a todos lados porque para ellos: No hay dos en el mundo entero.