En la DTA hay realidades muy distintas. Nos tocó golpearle la puerta al jugador de Capurro, Santiago Noé, uno de los tantos basquetbolistas que compiten en esta divisional y tiene una vida laboral paralela. En su caso trabaja durante el día en una barraca y en la noche, como lo hace cada jugador de este lindo deporte, va a picar la naranja.

El base nos habló de cómo es su día cotidiano: “Me levanto, tomo un desayuno, a veces es en casa u otras acá en el local de la barraca. Después la jornada laboral, un poco extensa, me voy al club a entrenar, para finalmente llegar a casa y repetir al otro día la rutina nuevamente”.

Le consultamos en qué momento se produce el cambio en su cabeza, de saber que tiene que dejar la barraca e ir a entrenar o disputar un partido: “En un entrenamiento, me meto en el momento que llego al club, en el viaje ya lo voy pensando, pero más que nada es en el momento antes de arrancar. En un partido, la mente empieza a jugar dos o tres días antes, según también la importancia del encuentro, alguna situación en la tabla o el rival. Ahí empieza a pesar antes el nerviosismo y la idea de cómo puede llegar a ser el cotejo”.

Hay días pesados, jornada estresantes, que impiden al laburante del día la concentración del ficticio profesional que debería tener el basquetbolista: “Influye. En días de mucho trabajo, lo que más incide es la cantidad de horas adentro de la barraca sobre el cansancio físico, eso es lo primero que se nota. Cuando hay un partido importante o el rival es difícil, se me hace cuesta arriba trabajar, estoy muy disperso, porque por lo general el básquetbol lleva más participación mental en el día de partido. En el resto de la semana, trato de hacer más hincapié en el laburo y estoy atento a lo que pueda pasar acá. Sin dudas que mi trabajo y el básquetbol, no son muy compatibles, por el horario extenso y el sacrificio que lleva tener un comercio propio”.

En la cancha muchas veces el hincha le cae a un jugador que no rinde, pero sin saber toda esta realidad que vive el deportista en el día. Noé habló de la influencia de esto y cómo llevarlo adelante: “Yo no le hago mucho caso a las críticas. He leído o escuchado un montón de cuestionamientos, pero los tomo con tranquilidad y humor. Sirve para sumar, pero no les doy mucho corte. En tanto a las cosas positivas, también es lo mismo, las recibo con mucha naturalidad. Sí me pone de mal humor haber tenido una jornada extensa, llegar cansado al partido y no rendir como uno quisiera. Eso sí puede generar un mal estar, pero en mí y no tanto por lo que puedan decir. Es difícil llegar cansado y no rendir, pero es lo que elegí, viene hace años así y deja pasar el agua debajo del puente”.

El base nos contó de su desempeño en la barraca: “Ha cambiado mucho la tarea con el correr de los años. Es un emprendimiento con mi hermano, tenemos parte de la familia trabajando. Pasé de hacer las tareas más duras, a tener muchos compañeros más que las realizan y de a poco es menos el trabajo físico. Sin dudas últimamente se siguen sumando horas y el cansancio viene no tanto por el lado físico, sino en lo mental”.

A Santiago le ha tocado jugar en canchas como el Palacio Peñarol y manifestó lo que siente a la hora de estar rodeado por tantas miradas: “Uno cuando salta a la cancha se trata de concentrar en lo que hay que hacer, las indicaciones que nos de el técnico en el momento y estar al tanto con los compañeros. Ya me ha pasado de tener finales jugando con Miramar, como contra Goes, en ese famoso partido que jugamos en el Palacio Peñarol, y llega un momento con el transcurso de los minutos, que uno no se da cuenta de la magnitud y cantidad de hinchas o gritos. Todo eso pasa a estar en un segundo plano y uno se enfoca adentro”.

Entre pelear un rebote en tercera o cargar 100 bolsas de arena la respuesta es clara: "Lo más lindo para mí es disputar una pelota adentro de la cancha. Presión me genera mucho más el sacrificio de todos los días, levantarme y venir en hora siempre en la rutina. La vida cotidiana es la principal presión que tiene un jugador de DTA, porque sabemos que el básquetbol es una distracción, lo más lindo es estar adentro de una cancha, pero la parte más importante es el resto, la familia, el trabajo y el sustento que podamos llevar a casa”.

La DTA es divertimento amateur, así lo vive el base capurrense: “Por sobre todas las cosas, sacrificio. Tanto yo, como el resto de mis colegas basquetbolistas de Tercera, salvo algunos jugadores puntuales que vivan del deporte, como quizá se da este año con alguno de mejor categoría, lo del resto es sacrificio. En mi caso, con la barraca y el básquetbol, veo más a mis compañeros de laburo o deporte, que a mi familia. Eso forma parte del esfuerzo. Recuperarse de lesiones se hace más duro y hay un montón de aspectos que varían cuando cambias de categoría, ya sea Metro o Liga, donde los jugadores viven para eso. La palabra que define al jugador de Tercera es sacrificio”.

Nos contó cómo su vida llegó a estar relacionada con el básquetbol: “Fue en el barrio, yo vivo en una cooperativa de viviendas, en la cual tengo una canchita en frente a casa y allí se juega todo tipo de deporte. Primero que nada, patear una pelota, en eso arranqué, jugando al fútbol. Luego un amigo me llevó a Stockolmo y ahí empezó mi carrera de basquetbolista, bien de chiquito. Estuve dos o tres años en el club y un técnico que quiero mucho, que es Gerardo Silvera, se fue de ahí para Capurro, me invitó a ir con él y desde ahí, hace 20 años que estoy vinculado con el Club Capurro. Mi vida empezó ahí, porque tengo a mis mejores amigos y gente muy querida en la institución, por eso allí inició mi vida basquetbolística y mi vida en general”.

El niño creció, el básquetbol no daba monetariamente y llegó el momento de meterse en esta doble realidad: “En mi caso, siempre supe que es muy difícil vivir del básquetbol, mantuve en claro que el deporte tiene que ser para lo que me generó a mí, amigos, gente que quiero, divertirme adentro de una cancha, pasarla bien y hoy es mi cable a tierra. La verdad, eso es lo que siempre quise y lo que por suerte dio el básquetbol para mí”.

De todos modos, soñó con ser profesional: “Uno cuando se propone algo intenta que sea al máximo y pone el empeño para llegar lo más lejos posible. No sé si soñarlo, pero sí me hubiera gusta llegar un poco más lejos. Quizás lo podría haber hecho, creo que tuve la oportunidad, pero la vida te va presentando otras realidades y estoy satisfecho con lo que me ha dado el básquetbol”.

Con una doble realidad, por momentos con la cabeza está en dos lugares distintos. Hizo mención a las situaciones en las que dentro de la cancha, se te viene a la mente algo del trabajo o de la vida cotidiana: “No recuerdo ahora una situación específica. Pero sí me ha pasado de estar adentro de una cancha y pensar en otra cosa. Estar parado y pensando: “Que estoy haciendo, tengo que estar metido adentro del partido”. Hace tiempo igual que no me pasa, uno cuando entra se olvida de un motón de cosas, que de hecho es la idea, lo que buscamos es eso. Uno trata de que sea su cable a tierra, olvidarse de lo del día y lo que pueda pasar mañana en el trabajo, para ocupar la cabeza en lo que estás y dar el máximo. En el momento que compartís con la familia o en el básquetbol, uno trata de abstraerse de lo otro, pero a veces funciona y en ocasiones no”.

Expresó su sentimiento, cuando ve su nombre, sumado a una valoración en el 1x1 de Basquet Total: “Mencionamos algo de eso, de los puntajes o el qué dirán. Sin dudas a uno le gusta, yo entro y leo mis notas, las de mis compañeros, de los contrarios también y los jugadores somos así, estamos mirando mucho eso. De la forma que muchos jugadores toman el básquetbol, pasa a ser secundario. Uno le hace caso, lo mira y está bueno, pero es medio superficial el qué dirán. Siempre es bienvenido, uno entra a la cancha y le gusta hacer las cosas bien, para él y para el equipo. Muchas veces no sirve de nada tener una buena nota. Hace poco me pusieron un 6 y me mató igual, me podría haber dado algún puntito más (risas). Uno trata de no desmoralizarse con los puntajes, porque a veces son positivos o negativos”.

Con respecto a su lesión, habló de cuan diferente es con respecto a un deportista cien por ciento dedicado a su actividad y que tiene una recuperación completamente enfocada: “Apenas me pasó eso, que fue un desgarro en el gemelo, me dijeron: Hielo y reposo. Al otro día yo llegué a la barraca, que por suerte puedo llegar un poquito más tarde porque mi hermano me banca, y estuve parado todo el día, no hay forma, porque uno tiene que seguir con su rutina y esa es la diferencia o sacrificio de los jugadores de DTA, comparado con el resto de las categorías. Una lesión quizás demore el doble en sanarse”.

A Capurro le quitaron puntos por situaciones extradeportivas. Reflexionó cómo recae esto luego de todo lo hablado y del sacrificio tanto de la institución, como de los jugadores: “Uno sin dudas repudia todos esos hechos. A mí ya me ha pasado, alguna quita de puntos o hasta una desafiliación con Miramar, en un año que veníamos muy bien en el campeonato. Nosotros somos los protagonistas, pero no tenemos herramientas para evitar lo que sucedió por ejemplo el otro día. No nos queda otra que seguir entrenando. A mí en lo personal no me afecta, incide en que miramos la tabla y cómo ahora remontamos esos tres puntos perdidos o la imposibilidad de jugar de local. Nos viene una bronca importante. Es un club que todavía no sufrió estas cosas, entonces para la mayoría es algo nuevo también. Enseguida hablamos con los directivos, tratamos de dar nuestro apoyo en lo que podamos, pero es algo que está ajeno a nosotros y que es una realidad en el deporte uruguayo. La violencia hay que tratar de erradicarla como sea y si tenemos que pagar los platos rotos nosotros, habrá que hacerlo calladitos y sin chistar”.

Para concluir dejó un pequeño mensaje: “Estoy agradecido de lo que el básquetbol me dio. Quizás decirle a los jugadores, que siempre que tengan la oportunidad de estar adentro de una cancha compitiendo, con jueces y cinco jugadores en frente, que traten de estar ahí, porque el tiempo es corto para el deportista y que lo hagan porque el básquetbol es lo más lindo que hay”.