Con una carrera que lo ha llevado por ligas como las de Francia, Israel, Turquía, y Argentina, Frank Hassell aterrizó en Uruguay en 2022 sin saber mucho sobre el básquetbol local. Llegó para reforzar a Hebraica Macabi, pero rápidamente se ganó un lugar dentro y fuera de la cancha. Hoy, actual figura en Aguada, encuentra en Montevideo un segundo hogar. En esta nota nos cuenta un poco más sobre su trayectoria y su actualidad en Uruguay.
👶🏾 Básquet desde la cuna
Frank comenzó a jugar prácticamente desde que nació, “juego desde que estoy en pañales, mi padre me diO una pelota de básquet y por suerte me encantó”. Inspirado por estrellas como Kevin Garnett, Tim Duncan, Dennis Rodman y Allen Iverson, Frank fue encontrando su estilo. Su niñez en Virginia, Estados Unidos, estuvo marcada por la pasión y un juego agresivo, “incluso hoy, tengo mis amigos con los que crecí, que ahora son entrenadores de la zona. Me llaman y me cuentan de jugadores que se pelean en la cancha. Así que es muy agresivo, hablamos un montón de basura. Pero me encanta, te presiona."
Frank también tanteó el terreno del vóley y el atletismo como formas de poder mejorar ciertos aspectos de su juego, y aunque fue un talento natural en el vóley, donde pudo haber competido en los Junior Olympics, el amor por el básquet pesó más. “Jugaba vóley porque mi entrenador me hacía hacer otros deportes para poder mejorar en básquet. En ese entonces, no podía saltar alto ni correr rápido, así que también me uní al atletismo.”
🗺️ De Virginia al mundo
La idea de jugar internacionalmente no surgió hasta sus últimos años en la universidad. “Cuando comenzás a jugar siempre pensás en la NBA, no en Uruguay o Francia. La idea de jugar en el extranjero surgió en la universidad cuando jugué un muy buen torneo en la NCAA y los agentes me escribían por Facebook con propuestas para ir a otros países. Ahí me di cuenta que tenía otras opciones.”
Después de terminar la universidad Frank entrenó con varios equipos de la NBA pero ninguno le ofrecía un contrato garantizado como él necesitaba: “Mi papá estaba enfermo y necesitaba dinero, entonces aparecieron ofertas del extranjero con buen sueldo y garantías, por lo que tenía que aceptarlo”. Así comenzó su odisea internacional: Turquía, Israel, Italia, Francia, Argentina, México… y eventualmente, Uruguay.
📍 Sin limites
Su primer destino fue un pequeño pueblo turco, “era más chico que Pando. Yo estaba nervioso, no conocía a nadie y no me pagaban bien. Después de dos meses extrañaba mi casa y una noche decidí irme.”
Pero esa experiencia no lo detuvo, y en Israel encontró una liga más seria y una ciudad a la que recuerda similar a Montevideo. Sin embargo, no fue fácil. “Era difícil estar lejos, una cultura diferente. No conocía a nadie, me sentía solo. Tenía que tener una mentalidad completamente diferente. Tuve que convertirme en quien soy hoy para sobrevivir. Así que por ese lado fue bueno.”
Después de ahí no paró y llegó a Francia, que se convirtió en una parada importante en su carrera. “El nivel de competencia era alto. En cada partido había Scouts de la NBA y de la Euroliga. Jugabas contra jugadores de más de dos metros, había mucha competencia y los estadios eran muy buenos.” Pero después de varias temporadas allí, en uno de los clubes franceses no tuvo buen trato. La pandemia afectó la economía y los contratos dejaron de ser buenos, por lo que decidió buscar otros caminos. “Soy un jugador diferente. Soy de mente abierta, pero trabajo duro y me entiendo. Si no me aceptan como soy, no será una buena relación. Dejaron de ofrecerme buen dinero entonces necesitaba un nuevo rumbo.”
☀️ Cambio de hemisferio
Luego del nacimiento de su hija, Frank buscaba nuevos mercados y consideró irse a jugar a Asia, pero se encontró con Sudamérica y con contratos en Argentina y México.
Tras algunas temporadas, se comenzó a preguntar: ¿Cuál es el mejor lugar para jugar en Sudamérica en cuanto a cultura, dinero, y viajes? “Todos me decían: Uruguay, Uruguay, Uruguay. Así que me dije, el primer equipo que me llame de Uruguay, voy.” Y así en el año 2022 llegó a Hebraica Macabi.
🏡 Home is where the heart is
Frank no sabía mucho de Uruguay, “sabía que era una buena liga y que tenía playas lindas. Eso me alcanzó. Yo creo en mí mismo y vaya al país que vaya seré el mejor jugador” y no se equivocó. Desde el primer momento, Montevideo le encantó, y aunque no le guste el mate o el fernet, siempre está disponible para un buen asado uruguayo. “Cuando llegué había sol y podía ir a la playa, hay muchas cosas para hacer, pero no es tan grande como Brasil. No quiero viajar 7 horas para ir a un partido. La gente es amable, la comida es buena, la carne es buena y el basquet es intenso, me recuerda a casa.”
En Uruguay encontró su segundo hogar, “siento que este es mi hogar. Cuando estaba en Venezuela, pensaba: “extraño Montevideo,” Uruguay es mi segunda casa después de Virginia.” Además cuenta que le gustaría vivir en otras partes de Uruguay, como Maldonado.
De su primer paso por Hebraica tiene buenos recuerdos, ganó el campeonato y aunque tuvo una de las lesiones más grandes de su carrera, la sensación en el equipo fue buena. Después de esa temporada, Frank pasó brevemente por México, pero luego, Hebraica lo llamó de nuevo con la posibilidad de jugar la BCLA junto con su amigo Jordan Williams, un jugador que conocía bien y aprovechó la oportunidad para volver.
Hoy, en Aguada encuentra un entorno distinto, “Los hinchas están locos. Yo estoy loco y ellos están locos. Muchos se me acercan para sacarse fotos, o van por la calle y gritan “Aguada eh, Aguada eh.” Es como una comunidad, se siente como una fiesta, me encanta.”
🎧 Mucho más que básquet
Frank no esquiva temas difíciles, y recuerda algunas situaciones que ha vivido a lo largo de su carrera. En un restaurante con nombre que ya no recuerda, un mozo pasó por su lado sin atenderlo por más de media hora, “yo decía: ¿qué pasa? Bueno, me levanté y me fui.” En Argentina también enfrentó varias situaciones donde personas se le acercaban y lo saludaban usando términos inapropiados. “Tal vez acá lo ven como algo normal, pero yo siempre les digo: no digas eso, decime ‘hermano’ y está bien.” Para él, no siempre hay mala intención detrás de esos gestos y los atribuye más a la curiosidad cultural que a otra cosa, pero eso no lo hace menos incómodo.
A sus 36 años, Frank mantiene su pasión intacta. “Estoy obsesionado con el básquet. Si no estoy jugando quizás voy al partido de otro equipo, o lo veo en Basquetpass. Me gusta ver jugar a todos los equipos.”
Además, planea expandir sus proyectos personales, que incluyen hacer música, organizar eventos, entrenamientos y próximamente abrirá sus puertas su bar "Qué Pasa", ubicado en Luis Alberto de Herrera, un espacio que busca fusionar lo mejor de la comida uruguaya y americana.
🧠 Mentalidad MVP
Aunque ahora enfocado plenamente en las finales, para cerrar, deja una reflexión:
“Manifiestas lo que deseas. ¿En qué pasas tu tiempo? ¿En qué te gustaría pasar tu tiempo? Vas a obtener eso en lo que inviertas tu tiempo. Eso es lo que vas a conseguir. Sé paciente y mantente firme en tu plan.”