Este pasado viernes no fue un día más para el mundo de la NBA, se fue uno de los entrenadores más queridos, más respetados y más ganadores de la historia. Con sus 78 años y victima del Parkinson, se fue Jerry Sloan, histórico entrenador de Utah Jazz.

Se fue con la módica suma de 2226 partidos dirigidos en la NBA (cuarto en el ranking histórico), pero sin dudas, los más recordados son los 2005 partidos en los que estuvo en el banco de Utah Jazz. Sus primeras tres temporadas fueron al frente de los Chicago Bulls, equipo donde también había jugado 10 temporadas, donde fue dos veces elegido para el partido de las estrellas y donde tiene retirada su camiseta numero 4.

Es uno de los pocos entrenadores con más de 15 temporadas consecutivas dirigiendo un equipo y terminando cada una de ellas con record positivo (Pat Riley, Phil Jackson y Gregg Popovich, los otros tres). Miembro del Salón de la Fama desde el año 2009, quizás el único motivo por el cual nunca ganó el premio al entrenador del año, fue por estar al frente de una de las franquicias menos apreciadas de la Liga.

Recordado por ser un tipo exigente y duro, pero sincero y sumamente humano a la vez, su legado excede lo que logró dentro de la cancha. Tal es así que hasta Deron Williams expresó en Instagram su sentimiento frente a la noticia, celebrando el haber podido sentarse a hablar y arreglar las cosas con Coach Sloan, tras lo que fue el fuerte enfrentamiento entre ellos y que terminó en la salida del histórico entrenador de la franquicia mormona.

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Su legado recorre todo el mundo del básquet y llega hasta nuestro país, donde Esteban Yaquinta, gran fanático de los Jazz, reconoce a Sloan como un: “referente absoluto, por la manera en la que sacaba adelante a sus equipos y la seriedad con la que lo hacía”. El “Facha” en 1989 fue de intercambio becado a la ciudad de Provo en Utah. De ahí surge su afición y varias anécdotas donde destaca haber conocido al entrenador gracias al vinculo generado con el puertorriqueño José Piculín Ortiz, en aquel momento jugador del Jazz.

A la hora de definirlo Yaquinta lo hace como “un adelantado del pick and roll, cuando en el básquet de hoy es cosa de todos los días, Sloan marcó la cancha. Todos sabían lo que iban a jugar Stockton y Malone y sin embargo le daba un resultado tremendo”. Además sus elogios también exceden lo que sucedía dentro del rectángulo: “su seriedad para dirigir más de 20 años seguidos y sin cansar a nadie (N.deR.: quizás solo a DWill) y ganándose el respeto de todos”.

Desde Básquet Total, quien escribe Matías Fabregat, y de parte de Esteban Yaquinta, el recuerdo para un grande, quien aportó su granito de arena para hacer aún más bello este hermoso deporte. Que descanse en paz Coach Sloan.