Fotografía: Sofía Miranda
En su espalda carga un apodo y un apellido histórico del básquetbol uruguayo. Un guerrero pasional que supo dar vuelta su partido más difícil. Martín Perdomo habló de todo en este mano a mano con Básquet Total.
El parque de Villa Biarritz fue el que nos acogió, tal como hizo Biguá con él. Definido por sí mismo como un chico sencillo, que le gusta dormir y jugar al Fornite como a cualquier otro joven. Gracias a su padre el básquetbol está en su vida desde muy chico, pero previo a dedicarse de lleno al deporte naranja jugó al futbol junto a su hermano Joaquín: "Como cualquier niño chico, queríamos jugar a todo, por lo que hacíamos baby fútbol y básquetbol a la vez". Junto a su hermano jugaban en las formativas de Malvín y en Fénix, de hecho Martín nos confesó que pasaron más tiempo en Malvín Sur debido a que su atención se la llevaba mayoritariamente el fútbol, hasta que un hecho lo alejó de las canchas de césped y lo hizo elegir definitivamente la naranja: "Me rompí el peroné jugando y me agarró miedo, por eso preferí seguir para el básquetbol".
Los Perdomo son muy unidos, tanto con Horacio, su padre, como con Joaquín, su hermano, tiene una relación muy estrecha: "Pensando bien todo, es un honor que el Gato sea mi padre. Sabe mucho del deporte, por algo fue el crack que fue" dijo sobre el viejo. "Es lindo que siga vinculado a lo que ama" comentó Martín de la nueva faceta periodística de Horacio Perdomo.
En cuanto a Joaquín, su gemelo, nos contó que siente una conexión especial: "Es mi mejor amigo y lo mejor que tengo". En parte cree que su hermano es quien más sintió su lesión: "Él juega al futbol y cuando lo voy a ver me pongo nervioso que no le pase nada, así como pasa al revés cuando él me viene a ver a mí".
En una primera instancia se creyó que era un desgarro, pero luego de ver al Dr. Zarrillo fue que se confirmó esta extraña lesión. Apenas lo vio, le recomendó una ecografía y ahí se pudo ver que tenía algunas venas tapadas. "Cada estudio daba peor, y cada vez me desalentaba más. Por momentos creí que no iba a poder volver a jugar al básquetbol, ya que es una lesión tratada con anticoagulantes y estos no me permitían hacer deportes de contacto. Y al no saber cuánto tiempo iba a pasar anticoagulado imaginé lo peor".
Volviendo al flotante, su camino de formativas se dividió entre Malvín y Bohemios. En el primero estuvo desde pre-mini hasta el primer año de cadetes, para dar el salto y terminar de desarrollarse en la institución albimarrón. Allí tuvo su debut en primera en la Liga 2014/15 bajo las órdenes de Federico Camiña: "Me sentía preparado para cuando llegara la oportunidad. Federico supo manejarme bien, yo era el tercer base atrás de Marotta y Vacca. Por cosas de la vida y un poco de suerte pude terminar teniendo minutos de calidad".
POPURRÍ
Un sueño:
Salir campeón de Liga y llegar a la Selección.
Perdomo como padre, jugador, periodista o entrenador:
Como padre, es alguien que admiro mucho y lo elijo en esa condición por encima de todo.
Un base:
Te voy a nombrar tres que admiro mucho: Facundo Campazzo, J.J Barea y Heisseler Guillent.
Un momento en tu carrera:
El abrazo con mi padre y mi hermano tras haber conseguido el ascenso en cancha de Aguada en 2015 y la clasificación con Las Ánimas tras ganarle a Mogi en dos alargues.
Un quinteto:
Mi hermano, Ignacio Roca, Facundo Terra, Martín Trelles y Edison Espinosa, un equipo chico.
Influye la baja estatura a la hora de jugar:
No lo veo así, si te ponés a pensar así en algún momento te va a terminar pesando. Pero hay una frase de Nate Robinson con la que me identifico mucho: "Corazón sobre estatura", ella me ha acompañado a lo largo de mi carrera.
Triple para ganar o el robo que salva el partido:
Triple para ganar, estuve en esa situación pero nunca pude ganar un partido en la hora y es algo que me gustaría mucho.
Como es el heredar el apodo de tu padre:
Es un orgullo, si bien a mi se me conoce más como "Gatito", a mi hermano también le ha tocado que le digan. Ya a esta altura somos los tres gatos.
Luego de ese pasaje llegó en el Metro la oportunidad de defender la camiseta de Sayago, en donde su padre lo dirigió y su hermano también formó parte. El base nos contó que pese a que era un torneo nuevo para un jugador muy joven se sintió muy cómodo, y que en la previa fueron las ganas de jugar y desarrollarse las que lo empujaron a dar el sí: "Terminamos sufriendo, fuimos el tercer ascenso en una muy dura serie contra Stockolmo. Arrancamos perdiendo pero supimos darlo vuelta". Sin dudas el hecho especial fue estar bajo la conducción técnica de su padre: "Fue difícil porque vivís con tu entrenador. Pero me pude sentir cómodo con él y aprendí mucho también. Ya en mi segundo pasaje fue otra cosa".
Se refiere al Metro 2017, en el que volvió a Sayago luego de varias ligas defendiendo a Bohemios. En esa oportunidad fue complejo el hecho del padre-entrenador, porque cuando menos se lo esperaba Horacio fue cesado de su cargo tras casi 10 años en el club: "Fue difícil para mí, no por el hecho del cambio de entrenador, sino que me afectó como hijo. Mi padre estuvo mucho tiempo ahí y me dolió que se lo echara en ese momento". Ese fue otro de los cuatro ascensos que Perdomo tiene en sus palmarés, dos con Sayago y también las ediciones 2016 y 2018 con Bohemios.
En el título de 2018 se dio la particular situación de que no pudo jugar el partido final ya que tuvo que irse a Chile "Fue raro, yo era el capitán y junto con Edgardo (Kogan) nos estaban reclamando desde allá. Si bien estaba feliz porque me iba por primera vez al exterior me quedé con las ganas de festejar ese título con ese tremendo grupo humano". Pero pese a quedarse con las ganas, el Gatito nos dejó claro que no hubiese cambiado su parecer si le dieran la chance de volver a elegir: "Todo lo que viví en Chile fue hermoso, me hicieron sentir muy cómodo y siempre estaré agradecido con el equipo por la oportunidad. Tuve la suerte de tener un buen nivel en Deportes Castro lo que me llevó a destacarme e incluso jugar Liga de las Américas con Las Ánimas".
Esa ventana que jugó el base uruguayo fue histórica para el básquetbol chileno, ya que se dio la primera victoria de un equipo de aquel país, y más aún con el complicado grupo que tenía Las Ánimas en donde estaban San Martín de Corrientes, Mogi das Cruces y San Lorenzo "Fue algo histórico y estoy orgulloso de haber formado parte. Tuve la chance de tener muchos minutos de calidad y lucirme".
Luego llegó la vuelta a nuestro país a defender a Larre Borges: "Tenía mucha confianza. Junto con la llegada a un equipo candidato se dieron mis primeras prácticas con miras al Panamericano con la Selección, estaba muy motivado". Pero todo se derrumbó pasadas algunas fechas del Metro.
Un choque en una cortina a la espalda con Edison Espinosa, a quien él mismo definió como un hermano, desencadenó lo peor. Al siguiente partido se comenzó a sentir sin aire y sin energía algo que, según él, es muy poco habitual en su persona. Pasados algunos días ya se había inflamado la zona del hombro, axila, pectoral y bíceps. En una primera instancia se creyó que era un desgarro, pero luego de ver al Dr. Zarrillo fue que se confirmó esta extraña lesión. Apenas lo vio recomendó una ecografía y ahí se pudo ver que tenía algunas venas tapadas. "Cada estudio daba peor, y cada vez me desalentaba más. Por momentos creí que no iba a poder volver a jugar al básquetbol, ya que es una lesión tratada con anticoagulantes y estos no me permiten hacer deportes de contacto. Y al no saber cuánto tiempo iba a pasar anticoagulado imaginé lo peor".
Por momentos se manejó la posibilidad de que solo se perdería el Metro y llegaría a jugar la Liga. Fue ahí que Biguá confió en él, gesto por el que Martín está muy agradecido, ya que quiere consolidarse como un base de buen nivel en nuestro medio. Pero su diagnosticó empeoró y parecía que se iba a perder la LUB. Para su suerte llegó la chance de intervenirse en suelo chileno: "Se acomodó todo cuando llegó esa oportunidad. Sabía que después de la operación solo iba a ser un mes e iba a poder volver a hacer lo que amo". El Gatito nos contó que fue una operación compleja, ya que hubo que limpiar todo y en la que además le tuvieron que sacar la primera costilla para poder trabajar mejor.
El re-debut de Perdomo fue en la cancha de Biguá frente a Nacional "Cuando me llamó el Sapo (Rovira) para entrar quedé en shock, me costó asimilarlo. Esa caminata a pedir el cambio bajo la ovación de todo el estadio fue muy linda, lo sentí como volver a debutar en primera".
Además Perdomo tuvo la suerte de poder convertir en dicho juego, el cual fue seguido de un grito de desahogo como nos dijo el mismo jugador: "lo grité a morir, fue muy emocionante". Ya consolidado como parte de la rotación buscará ayudar al Pato mientras intenta recuperar su mejor nivel. Además, resaltó la oportunidad de jugar con unos de sus referentes cuando era niño como lo es Martín Osimani: “Intento aprender mucho de él, es un enorme jugador y aún mejor compañero".
En lo que al futuro respecta, es muy complicado que vuelva a jugar otro Metro ya que sólo podría hacerlo como ficha innominada. En Liga Uruguaya, se quiere quedar un par de años más: "Quiero consolidarme en nuestro medio antes de volver a salir. Mi contrato de Biguá sólo dura un año pero estoy abierto a cualquier propuesta, si bien aún queda mucho".



