La recta final de El Metro ha dado varias muestras que muchas de las claves de este juego pasan por la cabeza del jugador. Una mirada para todo público, desde psicología del deporte. 

Primero fue Cordón el “acusado”. En la noche que podía festejar el título perdió con Larre Borges y luego dejó pasar otra oportunidad en las finales ante Miramar. Y ahora le tocó a Peñarol, que anoche pareció acariciar el ascenso, pero se le escurrió de las manos.

“Es la presión” se escuchó por varios lados. “Ese jugador tiene pánico escénico” o el otro “es de los que aparece en el final”.  ¿La hinchada motiva o presiona? Comentarios, preguntas y dudas que intentaremos enmarcar en esta columna que, vale decir, no pretende cuestionar ni señalar a ningún jugador, sino explicar situaciones normales que se dan en el básquetbol.  

La presión existe y es parte del juego. Es una tensión psicológica que se da cuando una persona se enfrenta a una dificultad que debe superar, a un desafío. Ahora bien, cada jugador (o incluso el equipo) hacen un manejo distinto de esa situación, incluso algunos lo transforman en algo positivo, una motivación, una oportunidad. Esos son los que “se agrandan” bajo presión y aparecen en momentos clave.  

Aquellos que se ven afectados seguramente tendrán más pensamientos negativos, dudas sobre su capacidad para alcanzar el objetivo e incluso sentirán sensaciones en el cuerpo relacionadas a la ansiedad: respiración agitada, ritmo cardiaco acelerado, sudoración fría, tensión en el estómago y músculos más rígidos, que derivarán en una disminución de sus porcentajes o en pérdidas “tontas”.

¿Existe el miedo en el deporte? Por supuesto que sí, se han estudiado más de 30 objetos distintos a los que un deportista teme. Entre los principales está el perder, pero paradójicamente hay otro miedo que muchas veces está latente: el miedo a ganar. 

¿En qué momento se refleja esto? Principalmente a la hora de cerrar un partido, y esto se ha repetido en muchos casos. Partidos que parecían muy encaminados y se complicaron en el último cuarto o incluso se dieron vuelta, como el de anoche sin ir más lejos. 

¿De qué depende la eficacia con que los deportistas manejan todo esto? Básicamente de sus experiencias previas (positivas o negativas) y de factores más internos al jugador como su autoconfianza y su optimismo. Pero no se debe menospreciar la capacidad de entrenar esta variable, replicando en entrenamientos situaciones lo más similares posibles a las del partido y a la situación de ganar/perder. 

Además, muchos jugadores recurren a psicólogos del deporte para entrenar sus habilidades en esta y otras variables mentales que inciden en su rendimiento. 

El lunes Peñarol y Cordón volverán a la cancha a definir el ascenso y la presión estará allí. Quien logre manejarla mejor, seguramente, de un paso importante hacia el ascenso.