Como en su retorno en la DTA, Lagomar volvió a definir un ascenso cuando otros eran los candidatos. Una institución que como lo hizo en tercera, empieza a construir su camino en El Metro.
Tras su pasaje en aquellas LUB de proyecto de integración para los equipos del interior y un lapso de inactividad por remodelaciones en su gimnasio, el verde volvió a los torneos de ascenso buscando el retorno a la divisional de privilegio, esta vez por mérito deportivo. Con un hombre de la casa como Cardozo, y otros que empezarían hacerlo, el equipo de la Costa de Oro se mezclo en una definición por subir, con dos grandes candidatos como lo fueron Cordón y Larrañaga. Y el verde estuvo ahí, a un pasito de lograrlo cuando el objetivo no era ese, como ocurrió en este Metro.
Pero aquella ocasión le sirvió como motivación y para forjar un grupo que empezó a identificarse con la camiseta. En aquella ocasión, un pibe que vino de la UA, el Manzana García empezó a hacer sus primeras armas y recientemente, cumplió más de cien partidos con los del Balneario y los celebró en El Metro. Con una base similar al equipo que casi consiguió la hazaña y tras un año que tenía gusto a poco pero en el que el equipo terminó alcanzando los playoffs, Lagomar empezó a soñar en grande y apostó al ascenso a El Metro.
Si bien el primer año de apuesta fuerte no se logró el objetivo, con Javier Álvarez en su primer año en el club, las ganas de revancha quedaron en el equipo de la Costa de Oro y con la llegada de su hermano, Nicolás, y con Larrea haciendo sus primeras armas en primera, el verde consiguió el tan ansiado ascenso.
En El Metro, Lagomar empezó a trazar un camino parecido a aquellos inicios de la DTA, con jugadores de la casa que volvieron a sorprender al mundo del básquet. Gonzalo Álvarez llegó a compartir cancha con sus primos y fue uno más de la familia verde. Moultrie, que no pudo estar en la definición, también dejó todo por el club y dejó tallado su nombre en la Avenida del Country. Quedaron a un pasito de la Liga Uruguaya, en un año en el que la dirigencia apuntaba a salvarse. ¿Será motivación nuevamente por una apuesta más fuerte y meterse en la Liga? El tiempo lo dirá, lo cierto es que el Balneario escribe su nombre en El Metro y será un rival de cuidado en las futuras temporadas.
Atrás quedaron todos esos fantasmas de tercera, aquellos que le amargaron la vida y le frustraron el objetivo de subir. En su camino a la final superó a Auriblanco, aquel equipo que lo eliminó dos años seguidos de playoffs. Venciendo a Colón se metió en la pelea por el segundo ascenso, aquel que le ganó el ascenso a segunda en el primer año de apuesta fuerte del club a subir. Atrás quedó Miramar, quien en su retorno a la actividad subió derrotando las dos veces al verde. Y en semis, superó a Larrañaga, quien le impidió subir en su vuelta al básquetbol de ascenso. Un Metro que trazó una historia para Lagomar, que ahora sueña un poquito más alto y se quiere meter en lo más alto por su propio mérito.



