Varios jugadores de las generaciones ’93 y ’94 se ganaron la chapa de “jugadores de Liga”, mostrando su crecimiento, su presente, y siendo determinantes en sus equipos.

 

La Liga Uruguaya 2016/17 permitió afianzarse a varios jugadores en el profesionalismo. A la hora de discutir quiénes lograron este salto, puede haber visiones muy distintas.

Personalmente creo que el mejor criterio es pensar quiénes tendrían un lugar en la próxima Liga, mismo ocupando ficha mayor. Existen jugadores que participan en la LUB mientras son Sub 23 o Sub 25 (sólo en su propio club), pero que cuando pierden esta “protección” quedan fuera del círculo de privilegio.

Un caso notorio es el de Mauro Zubiaurre. El oriundo de Atenas fue el sexto hombre de Urunday Universitario promediando más de 26 minutos, y siendo fundamental en el funcionamiento del equipo en varios partidos. El base no ha parado de crecer en los últimos años, tanto en su lectura de juego y ritmos de partido como en su liderazgo positivo. Además su buen tiro a pie firme le ha abierto muchas posibilidades. Tras disputar el Metro en el equipo de Palermo, volverá al estudioso como ficha mayor para la próxima Liga.

Similar fue lo de Rodrigo Brause en Biguá. Jugando como alero y ala-pivot –ante la ausencia de Emiliano Bastón– promedió más de 20 minutos y fue determinante en muchos juegos. Si bien hace años es parte de la rotación del “Pato”, entre Metros y Ligas ha sumado mucho a su juego especialmente en lo defensivo y en la lectura, además de su tiro exterior altamente confiable. Será protagonista del Metro en Sayago, y volverá a Biguá para ser Sub 25 en la próxima LUB.

Juan Santiso tuvo la oportunidad de ser el base relevo de Malvín, y ha aportado mucho en lo que respecta a defensa, organización y generación de juego. Promedia 16 minutos y a pesar de tomar pocos tiros, los selecciona bien y es eficiente. Tras terminar la Liga con el playero, “Pitu” disputará el Metro en Atenas, luego del cual volverá a Malvín.

El “Larre de los milagros” tuvo a Andrés Dotti como uno de sus pilares, promediando 15 puntos por partido y siendo absolutamente clave en la campaña aurinegra. El sanducero llegó en silencio, y a su intensidad defensiva le sumó gol en cancha abierta, rompimiento y tiro exterior, aprovechando la habitual atención de la defensa en Anthony Young. Además, Matías Nicoletti se afirmó en el cuadriculado alternando partidos como titular y otros viniendo desde la banca, pero promediando 23 minutos por juego, tanto como alero como a veces de ala-pivot.

Gonzalo Iglesias fue sin dudas una de las gratas revelaciones de esta Liga. El interno de Aguada explotó y le dio una variante fundamental al rojiverde, siendo un interno distinto a sus extranjeros, abriendo defensas con su tiro de 3 puntos y siendo desnivelante. Además, Federico Pereiras –quien ya este año ocupó ficha mayor por llegar desde Biguá– justificó ese lugar comenzando siempre desde el rol defensivo, pero aportando también en ataque cada vez que se animó a hacerlo.

Por último, a pesar de no haber sido una buena fase regular de Trouville, los hinchas del rojo vieron el crecimiento de Hernando Cáceres. A pesar de ser sub 23 todavía, “Nando” promedia 23 minutos y es uno de los jugadores más parejos y destacables del rojo de Pocitos, con su particular tiro exterior, pero también aprovechando su físico mucho mejor que en temporadas anteriores para definir cerca del aro.

Todos los jugadores nombrados tienen en el entorno de los 23-24 años. Esta parece ser la edad en que nuestros jugadores cruzan la barrera hacia el deporte de elite. Sin dudas una edad elevada, si vemos que en otros medios lo hacen un par de años antes, y a esta edad ya buscan un segundo salto emigrando al exterior.

Pero esta Liga también fue la carta de presentación de una generación más joven: Mateo Sarni, Facundo Terra, Martín Rojas, Joaquín Borrallo… y varios más que quizá aún no tuvieron su oportunidad pero buscan seguir este camino.