Mientras las nubes amenazaban con una tormenta en todo el territorio nacional y ya se palpitaba la penúltima fecha de la DTA, las miradas se fueron todas para Canelones, donde Lagomar recibió a Auriblanco con intenciones de bajar al puntero, y ayudado por un triunfo de Colón, dejar incierto quien se quedaría con el primer ascenso. Mientras que el papal salió de la capital a buscar ese punto que le asegurara mínimo un desempate para llegar a primera y porqué no, soñar con la caída de los de San Martin y Fomento y festejar esa misma noche.
El gran marco de público y el fervoroso aliento de la gente que fue desde la calle Princivalle dieron inicio a un encuentro apasionante. La naranja fue al aire y la primera posesión fue para la visita que puso un 5-0 rápido mientras su rival no despertaba. Ambos se plantaron en zona y el encuentro se hizo más táctico que veloz. Una falta técnica a Facundo Sánchez le permitió al elenco canario igualar el tanteador en los primeros tres minutos de juego y allí comenzaron a intercambiar puntos. En el final del periodo se cerró el aro para el dueño de casa, que tomó tiros muy exigido, mientras del otro lado seis puntos consecutivos de Andrés Jones le daban la delantera al conjunto papal, que culminó los primeros diez minutos 15-11 arriba.
Para el segundo cuarto fue Lagomar el que comenzó mejor. Pese a algún triple de Sánchez, los del barrio Bella Vista estaban faltos de gol y eso lo aprovechó el verde, que con ofensivas bien trabajadas para romper la gran defensa zonal de su oponente, igualó en 18, con seis minutos por jugar del primer tiempo. En ese momento los dirigidos por Julio Galli perdieron el control en las ofensivas. Malos tiros, pases inciertos y pese al buen ingreso de Federico Pascuali y Fabián Cabrera, Auriblanco continuó agrandando la brecha en el marcador con un juego más dinámico, culminando el primer tiempo 32-25 arriba.
Un básquet de ida y vuelta pero con poco goleo recibió al tercer cuarto, donde en los primeros minutos ambos equipos se fueron acoplando y a continuación de eso, el que se acomodó mejor fue el elenco canario que con un Fabián Cabrera a la cabeza, colocó un 7-0 para ponerse a uno y con un libre del "Cocochito" Álvarez empató. Promediando el chico, el encuentro se ensució, con muchas faltas fuertes, cortes innecesarios y el mal humor de algún jugador. En un clima en el que se gritaban más los reclamos que las anotaciones propias, el papal fue el más favorecido, ya que recibió consecutivas faltas, más un técnico a Federico Pascuali para poder irse 45-39 arriba de cara al último cuarto.
Los últimos diez minutos se vivieron como una verdadera final, y como no podía ser de otra manera, dejaba ver un final cerrado, y así fue. Los de la calle Princivalle se limitaron a los aportes del "cacho" y cuando esté fue bien doblegado por la defensa, el papal se vio en problemas. El dueño de casa, más tranquilo y rotando mejor el balón, puso un buen parcial, igual al del tercer período, pero esta vez para pasar por un doble y comenzar a llevar los hilos del encuentro, con poco más de cinco minutos por jugar. Un técnico a Cardozo y otra antideportiva en ataque a Pascuali, le dieron la chance a los de Nicolás Rabino para pasar, pero sus dirigidos la malobraron y ademas, recibieron un doble en contra para queda cinco abajo con 2:50 por jugar. La diferencia de redujo a cuatro, pero no se pudo aumentar, ni achicar sino hasta que faltando 1:10 para el final, un gran doble de Book con media vuelta incluida, puso al visitante a dos puntos, poniendo de pie a su hinchada.
Tras el tiempo muerto pedido por Galli, sus jugadores se encontraron con una firme defensa de su rival, que los llevó a perder el balón, y con una ofensiva rápida culminada por Jones, el encuentro se igualó con 34 segundos para el final. La siguiente jugada para el verde tampoco o culminó en puntos pero si con libres para Christian Book, que recibió una infracción pero marró los dos libres. Allí se dio la curiosidad de la noche. El mismo jugador de Auriblanco bajó el rebote, tuvo un forcejeó con un jugador de Lagomar, el reloj nunca corrió. La terna arbitral decidió darle la pelota a los del barrio Bella Vista con un segundo para el final, donde no se pudo hacer nada y firmaron cinco minutos mas de básquet, igualados en 55 había alargue en Canelones.
El tiempo suplementario se jugó más con el corazón que con la cabeza, la pelota viajó de lado a lado de la cancha casi sin tocar el aro, hasta que el elenco canario decidió pasar al frente y lo hizo con una conversión doble de Javier Álvarez y libres, para sacar 5 de diferencia. Book volvió a aparecer en el goleo y el partido a tres. Desde la línea de libres Álvaro Taibo puso a su equipo a mínima e inmediatamente fue cortado el jugador Álvarez, que marró los dos tiros libres y allí Andrés Jones con 5.5 segundos por jugar, bajó el rebote y sin pensarlo corrió la cancha y anotó sobre la chicharra para que Auriblanco ganará por 65-64 y comenzará a soñar con el ascenso, ese que tienen a 40 minutos.
Los festejos, la inmensa alegría de algunos y otros que sentados en la tribuna se agarraban la cabeza, ocultando lágrimas de felicidad dieron por finalizado un gran encuentro en Canelones, de esos que el hincha no se olvidará más.



