Miramar fue el amplio dominador del clásico ante 25 de Agosto, lo ganó de principio a fin por cifras de 96-78.

Si uno hace memoria y se va unos meses atrás, se disfrutaron dos clásicos lindos, con gente, fueron una verdadera fiesta. Eso le faltó al Antonio María Borderes, color y clima en un encuentro que Miramar dominó de principio a fin.

El Mono salió más que metido, buscó el uno por uno en la zona pintada ya de pique en donde Nick Waddell dominó a Ike Okoye y puso un 6-0. Los dirigidos por Eduardo Hernández se acomodaron y lograron pasar en el tanteador con un triple de Javier Álvarez (9-8). Los muchachos de Yaquinta volvieron a poner el balón abajo, su extranjero rindió y mucho, se le sumó Damián Blazina y así sacaron cinco, finalmente reaccionó el elenco de la calle Bado para irse tan solo uno abajo, 18-16.

Para el segundo cuarto Miramar movió mejor el balón y encontró variantes importantes desde el banco, Rodrigo Cardozo entró de gran manera al igual que Nicolás Sánchez, ambos aportaron velocidad en las transiciones y mucha pierna en defensa, como si fuera poco se encendió Martín López y el Monito abrió 15 (39-24). Los muchachos de Hernández estaban desconocidos, no atacaron el aro, nunca pudieron hacerse fuertes en el rebote –incluso con Waddell en el banco por cometer su tercera falta-, las corridas de cancha que hicieron en el primer chico brillaron por su ausencia y así se fueron abajo 44-28 tras un triple impresionante de Federico Masner sobre la chicharra de la mitad de la cancha.

Luego del descanso largo los parciales de 25 de Agosto esperaban una reacción de los suyos, la misma no llegó nunca, de hecho Cardozo y Blazina dominaron el partido, Nico Sánchez manejó muy bien el balón asistiendo y encontrando puntos claves; poco a poco las diferencias fueron creciendo, hasta llegar a 23 (55-32). Como si fuera poco Daniel Rivero cuando aún restaban cuatro minutos para terminar el cuarto se resintió de su lesión en el posterior y abandonó la cancha. El León nunca le encontró la vuelta, lanzamientos apurados y ausencia de ideas en ataque fue la tónica de la noche, así Miramar se fue arriba 65-43.

La frase hecha que caracteriza en estos partidos es la típica “el último cuarto sobró”.  Las diferencias fueron creciendo cada vez más, 25 buscó esbozar una reacción con presión alta, robaron algunos balones, entraron un par de triples que le fueron esquivos a lo largo de los cuartos anteriores y achicó a 13 (86-73). Yaquinta pidió minuto y su extranjero, Waddell se encargó de sentenciar en forma definitiva el cotejo y poner el marcador final de 96-78, en un clásico en el cual se extrañó y mucho a las parcialidades de ambas instituciones, Miramar lo ganó de principio a fin y festejó.

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