La noche del sábado y madrugada del domingo fue de mucho festejo para Welcome ya que retornó a la Liga Uruguaya de Básquetbol luego de varias temporadas.
Lo que parecía una utopía, terminó siendo una realidad para los jugadores, cuerpo técnico, dirigentes e hinchas de la W; consiguiendo un ascenso que previo al certamen estaba bastante lejos de la calle Emilio Frugoni.
Muchas bofetadas soportaron en el club, desde aquel partido suspendido en cancha de Colón vs Verdirrojo jugando playout por el descenso en setiembre de 2019, que terminó con la suspensión del cotejo y como consecuencia el descenso, hasta armando un muy buen plantel para la DTA siguiente, quedando eliminado en manos de Larrañaga.
Dio vuelta la página, la bronca y desazón de esa eliminación en el Doña Natividad Rivera hicieron redoblar el esfuerzo y volver a tener un roster de calidad para la divisional, logrando el objetivo ante Yale; ascender a El Metro.
Desde la primavera/verano hasta el otoño el equipo se fue conformando con algunos exponentes que ya habían confirmado su continuidad en el caso de conseguir el ascenso, tal es el caso de Ángel Varela, Santiago Wolhwend, Matías Nicoletti y Santiago Ramírez. Con esa base de buenos nombres, el welcomense salió al mercado, sin hacer mucho ruido, es más en silencio confirmó dos muy buenos sub 23 para el campeonato: Mateo Bianchi y Sebastián Sosa. Y más callado aún, confirmando dos fichas innominadas nacionales, siendo el único club que optó por esta alternativa que le salió de perlas con el diario del lunes. Aunque la inclusión de Álvaro Peña fue la pieza justa que necesitaba el equipo en el sprint final.
El campeonato arrancó y el Óscar Magurno fue una localía muy fuerte, era durísimo para los adversarios ganar allí, sólo Olimpia lo pudo hacer en la fase regular. Pero, a pesar de la diferencia en cuánto a los extranjeros, noche a noche Welcome fue y se plantó en cada gimnasio.
Ganó y perdió, pero siempre fue competitivo, excepto en la Cúpula de Colón, y el tercer punto de la semifinal en cancha de Larre Borges.
Plantel de carácter, en el que había muchos caciques y pocos indios, pero tuvo una ventaja en el momento crucial, todos tiraron para el mismo lado.
Se la creyeron y lograron algo que era impensado. Sin un nombre rutilante, sino con varios exponentes que dieron un paso y le respondieron a un cuerpo técnico joven y capaz. Que en una de sus primeras experiencias como entrenador en jefe ya consiguió un ascenso, con menos herramientas que varios, pero como dice la jerga popular: “el trabajo paga”, y vaya si le pagó a Diego Rivas y compañía.
Hoy el ascenso es una realidad y no es un sueño como dijo el gran Fefo Ruiz en un audio que se viralizó, una institución dentro de otra en el elenco de la calle Emilio Frugoni.
Y ya lo vé, acá está la W.