Aguada empató la serie ante Nacional y Edgardo Kogan analizó las claves del triunfo aguatero.
Se nos fue la cuarta final, esta vez con triunfo aguatero, un equipo que demostró una vez reponerse a la adversidad y con mucha intensidad y un plan de juego muy bien estructurado por Fernando Cabrera y llevado adelante por sus jugadores logra empardar la serie semifinal.
Aguada fue sensiblemente superior a Nacional y tuvo como primer clave la defensa, donde nunca le permitió al equipo tricolor anotar desde el rompimiento. Esto comenzó desde la propia ofensiva del rojiverde donde fue muy ordenado y llevó a Nacional a jugar en media cancha durante todo el partido, dejándolo absolutamente incómodo. No permitir que el tricolor tenga ataque rápido fue una de las primeras claves del juego, ayuda a minimizar a Danridge llevándolo debajo de los 15 puntos y obligar a Nacional a hacer algo distinto a lo que hizo durante todo el torneo.
La otra clave estuvo en la defensa individual, Aguada se mostró muy agresivo especialmente sobre Danridge, siendo Smith quien comenzó sobre él pero con dos situaciones muy claras: los cambios de hombre ante cada cortina directa o indirecta del foráneo, y la presión sobre Moglia y Taboada cuando tuvieron el balón en sus manos. Eso hizo que Nacional jugara malas ofensivas, no fluyera nunca y tuviera una gran desorganización.
En el inicio del juego ya se vio el cambio planteado por el “Hechicero” de colocar en la formación inicial a Diego García, al tiempo que Nacional mantuvo su formación baja con Sarni presionando a Bavosi lo cual le había dado resultado en los juegos que Nacional ganó, disminuyendo la generación del “Mono”. Los primeros minutos fueron todos de Aguada generando desde García, pero luego apareció Moglia que logró perder a Demian un par de veces y emparejar las acciones.
Si bien Nacional había iniciado defendiendo al hombre, rápidamente se cerró en una zona 2-3 para emparejar la diferencia de estaturas, pero Aguada tuvo rompimientos o pases extra y especialmente jugando situaciones de grande-grande pudo abrir ventaja, siempre sosteniendo la defensa como clave para irse 23-17 al primer descanso.
La rotación de Nacional le permitió encontrar oxígeno, aparecen Moglia y Taboada y parecía que el tricolor se podía meter en el partido. Pero en este mismo contexto se da el ingreso de Barriola para defender a Danridge, jugando como alero, logra desgastar el extranjero y llevarlo a que luego convierta apenas dos puntos a lo largo de todo el segundo tiempo. Si bien Aguada vuelve a sacar ventaja y controlar el juego, dos triples de Santiago Álvarez le dan la posibilidad de irse a apenas dos puntos al entretiempo.
A pesar de la poca diferencia en el marcador, se veía un juego que estaba en donde Aguada necesitaba, donde se siente cómodo en posesiones más largas y un score bajo.
El tercer cuarto es difícil de explicar en este momento del torneo, ya que Nacional pasa 8.30 minutos sin anotar. El tricolor sufre muchísimo la defensa de Barriola sobre Danridge, emparejando a ambos como aleros ya que Santiago Álvarez ocupó el puesto de ala-pivot. Aguada controló a Moglia, Taboada nunca pudo generar ventajas a partir tener el balón en las manos y el rojiverde comenzó a manejar los tiempos jugando ofensivas largas generadas con picks para Bavosi o Demian y aprovechar las ventajas que desde allí se generaron.
Estas ofensivas siguieron haciendo que Nacional no pudiese correr y estuviese incómodo, empezando a tener desconcentraciones defensivas, no ajustando bien la zona, no haciendo las rotaciones, etc. Junto a esto se ve un Aguada muy confiado, que ponía mucha presión defensiva con el step en los picks para alejar el balón de su aro, incluso muchas veces cambiaba y Nacional jamás encontró las ventajas en esa situación.
Para marcar lo que fue el cuarto de Nacional, basta con ver una última situación donde tenía una falta para dar y permitió a Diego García romper y cerrar el juego 54-41 a favor de Aguada, para cerrar el cuarto 17-6 y marcar una diferencia que parecía muy difícil de descontar en este momento del torneo. Nacional se mostró disminuido, poco intenso, al tiempo que Aguada estaba confiado y jugando lo que quería, ofensivas largas que pasaran por varias manos.
El último cuarto el rojiverde lo manejó como debía, sin necesidad de postear a sus extranjeros, siempre generando pick and roll para generar desde allí ya sea del propio rompimiento o de un pase extra, o inclusive los desajustes defensivos de Nacional permitían que Aguada tomara segundos tiros y tuviera más posesiones para atacar. La diferencia se estiró rápidamente y prácticamente sentenció el juego, a pesar de un intento de Fernández de aumentar la intensidad defensiva y cambiar de hombre en todas las cortinas, pero Aguada leyó muy bien las ventajas y fluyó en su ofensiva. Nacional forzó mucho, Danridge tomó tiros que no eran claros, se malhumoró y no pudo tener porcentajes aceptables ni siquiera en tiros libres.
La diferencia final fue de 19 puntos a favor de un Aguada que pudo poner en práctica su plan de juego a la perfección, y en los últimos minutos ya ambos rotaron el plantel pensando en cuidar jugadores para el juego definitorio del viernes.
Nos espera un quinto juego que veremos qué nos va a deparar, si dominará el juego de rompimientos, posesiones cambiantes e intenso que planteo Nacional, o este juego que le dio el triunfo a Aguada de ser inteligente e ir a media cancha, cargar en el juego interno, manejar el balón, y cumplir con el plan defensivo que su entrenador pidió.
El quinto juego depositará a cualquiera de estos dos equipos, de gran campaña en el torneo, en la final de la Liga Uruguaya, por lo que esperemos el viernes poder presenciar un gran juego.