Aguada y Nacional se enfrentarán en una de las semifinales de la Liga Uruguaya de Basquetbol con el plus de que será la llave con más público en las tribunas del Gastón Güelfi.

Aguada barrió a Urunday Universitario en cuartos de final mientras que Nacional luchó y sacó a un peso pesado como Welcome en el quinto partido de la serie.

En la instancia previa los televidentes no pudieron observar con exactitud a la parcialidad rojiverde debido a que la misma se ubicó en las gradas de la calle Magallanes, algo que no es habitual para la institución de la Avenida San Martín.

Eso no impidió que sus cánticos se sintieran a través de la imagen. Una vez más "La Brava Muchachada" acompañó en dicha instancia al igual que durante todo el campeonato. Con varias sanciones sobre sus hombros, los dirigidos por Fernando Cabrera lograron superar todos los obstáculos y en varias oportunidades su gente fue pilar fundamental para sobrepasar lo sucedido.

Fueron a todas las canchas, asumieron su error, tuvieron que masticar bronca y no poder ver al cuadro de sus amores en más de una oportunidad pero siempre terminan siendo el sexto jugador cuando las cosas no iban por el camino deseado. Su aliento, su alegría y su algarabía fue un factor importante que termina desembarcando en una nueva semifinal para todo el pueblo aguatero.

En la otra vereda se asoma el equipo sensación de esta Liga. Dejó atrás varios rumores, derribó opiniones que lo daban como uno de los posibles descensos, superó las expectativas, se ubicó entre los mejores conjuntos del certamen y terminó con la ilusión "welcomese" de consagrarse campeón con la vuelta de uno de los máximos exponentes de nuestro basquetbol; Esteban Batista.

Nadie duda de la popularidad del equipo tricolor pero una de las incógnitas era si su parcialidad apoyaría al plantel de basquetbol. Desde el comienzo, la disyuntiva fue resuelta por “La Banda del Parque”.

Todas las noches donde Nacional utilizó la cancha de Unión Atlética como fortín, la hinchada bolsilluda se fue adhiriendo a la causa y con el correr del torneo quedaba claro que la gente respaldaba a Gonzalo Fernández y a sus dirigidos.

La hinchada tricolor acompañó, engalanó los escenarios de la capital y se dio el lujo de volver al Palacio Peñarol, con todo lo que eso conlleva, demostrando que la pasión por los colores está por encima de varias cosas, entre ellas, la de disputar la definición del certamen en la casa del rival de todas las horas en fútbol.

Seguramente el corazón de varias personas estará dividido a partir de esta noche. Más de un amante del fútbol tricolor, tendrá parte de su corazón pintado de rojo y de verde por el deporte naranja debido a la popularidad y la historia del conjunto aguatero. Más de un enfermo por el basquetbol, que busca la novena estrella, tendrá el dilema de alentar por uno u otro, repartiendo el músculo más importante del ser humano en diferentes tonalidades de colores.

El nerviosismo crece, las ganas aumentan y el hambre de gloria está en el punto más alto en el que se podía encontrar. El menú ya está confirmado, el plato está servido y a los comensales solo les resta disfrutar pero con la tranquilidad de que los protagonistas dejan todo en cada encuentro. Tal como dicen ellos: "porque los jugadores me van a demostrar, que salen a ganar, que quieren salir campeón, que lo llevan adentro, como lo llevo yo".