Olivol Mundial venció a un rival directo como Capurro por 89 a 72 con una gran noche de Ángel Varela y de esta forma sigue muy de cerca al único invicto, Lagomar.

Comienzo goleado en Millán y Sitio Grande donde Iván Arbildi era el conductor de la sinfonía mundialista. Gastón Romero se encargaba de culminar cada estrofa del locatario. Tormenta de ideas por parte de Leandro Pintos que hacía el trabajo sucio y se las ingeniaba para anotar y para sacar las faltas de los rivales. De Pena decía "yo Leo" el juego y a pesar de no ser tan gravitante colocó un triple vital que obligó a Manicera a solicitar minuto. Un Ángel, de apellido Varela, se encargó de finalizar el cuarto con una bomba de los 6.75 para que Olivol terminara arriba 22 a 4.

Capurro salió como un Torito al segundo cuarto y uno de los principales responsables de esto fue Nicolás Gentini. Reboteó, marcó, luchó y fue certero a la hora de atacar. La visita colocaba un 10 a 2 en cuatro minutos y Sánchez solicitó tiempo para reacomodar una orquesta que de a poco perdía contundencia. El descanso dio resultado gracias a los triples de Arbildi que "Ivan" apareciendo. El Ángel, con su talento Divino, seguía hiriendo con el tiro que vale tres y al igual que en la primera parte, el periodo se iba con la misma firma, una bomba sobre la chicharra. El locatario al descanso largo 43 a 22 arriba en el score.

Tempranamente el Book de Christian se cerraba ya que cosechó su cuarta falta apenas comenzado el complemento. Capurro necesitaba un Cacho de experiencia para acercarse en el marcador y por tal motivo Andrés Jones fue creciendo en el inicio del periodo. Iván descansaba pero los triples no mermaban. Maximiliano Araujo llevaba la batuta mundialista y se lucía desde los 6.75. La desfachatez de Manuel Castro y las ganas de Maximiliano Alonso quedaban en principios de rebeldía por parte de la visita debido a que Olivol mantenía su efectividad. En la Bombonerita reinaba la alegría porque ni Romero ni Varela erraban y el mundialista entraba a jugar los últimos 10 minutos 67 a 49 arriba.

El incesante apoyo de la parcialidad rojinegra crecía cuando su equipo lograba bajar la renta a 12 puntos en el epílogo del cuarto final. De Pena no daba pena con el tiro exterior y hacía respirar nuevamente a la hinchada local. Arbildi afuera sentido, dos hinchas locatarios expulsados, el cántico visititante que no paraba y Castro que acechaba con su defensa en primera línea, generaba que los minutos finales se vivieran con mucha intensidad. Gentini, tal como su apodo lo caracteriza, chocaba contra las murallas humanas mundialistas y enloquecía a su gente. Apareció De Pena que cuando la pelota pesaba el doble y con 5 a 0 propio sacaba 14. No era todo color de rosa para Leandro ya que en la jugada siguiente impactó su codo en el rostro de Gentini y terminó el partido en el banco. El nerviosismo reinó en los instantes finales en Millán y Sitio Grande pero Olivol logró sellar una nueva victoria ante un rival directo por 89 a 72.

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