Alejandro Álvarez es el entrenador en jefe de la selección mayor femenina y supervisor de todas las categorías formativas. El “Gallego” encabeza uno de los proyectos de selección más importantes y serios de los últimos años, bajo la supervisión de Marcelo Signorelli, la cabeza del proceso. Tras uno de los entrenamientos de la U17 tuvimos un mano a mano con Alejandro, que habló del pasado, presente y futuro, entre otras cosas, en esta hermosa nota.

¿Qué balance hace del año que pasó?

Fue una experiencia totalmente enriquecedora, uno no conocía el mundo del básquet femenino, y la verdad que me llevé una sorpresa, por todos los valores humanos que encontré, la pasión que hay acá adentro y todo el compromiso que tuvieron todas las jugadoras que conocí, que me llenaron totalmente. Fue una de las experiencias más lindas que viví desde que empecé.

¿Qué diferencias encontró entre el básquetbol masculino y el femenino?

Hay varias diferencias, pero lo que más me sorprendió fue que en cualquiera de los grupos en los que trabajé, que han sido más de 60 jugadoras encontré un compromiso y una pasión por el básquet que hace tiempo no veía y es la esencia del deporte amateur, y se destaca más en las mayores, que tienen un montón de actividades y después de eso viven, sienten y respiran básquet.

La verdad, esas fueron las cosas que más me llenaron, esa experiencia con las mayores porque después las chiquitas ya al venir jugando los torneos de formativas con los varones, o el hecho de ver toda la movida previa con las mayores, encontré un grupo que sinceramente me sorprendió, fue solamente empujarlas y ordenarlas, vivimos una de las experiencias más lindas que tuve como entrenador en ese sudamericano U15, que por primera vez pudimos lograr buenos resultados deportivos que nos ayudaron al reconocimiento del esfuerzo de las chiquilinas y de abrirnos esta oportunidad divina que tenemos hoy en el CEFUBB.

¿Tenían como objetivo ganar dos partidos en el sudamericano U15, por primera vez en la historia?

Sinceramente no, porque no sabíamos con qué nos íbamos a encontrar, era mi primer torneo en formativas femeninas y no sabía con qué nivel me iba a encontrar. Lo que si teníamos claro eran esos dos diferentes niveles que existen en el básquet femenino. Las cuatro selecciones que van por medalla y la clasificación al pre mundial y los otros tres, cuatro equipos que van a jugar por el quinto puesto. Nosotros teníamos muy claro que los rivales eran Chile y Perú, que íbamos a jugar finales contra ellas. Nos tocó en la serie a las trasandinas, y después teníamos muchas ganas de pelear por ese quinto lugar que al final se nos dio.

Sin duda pasamos pruebas que se nos hicieron muy difíciles y que al final terminó todo como soñábamos pero estuvimos cerquita de poder haber perdido esa final con Perú y venirnos con las manos vacías. Fueron dos partidos muy cerrados que se nos dieron, pero tuvimos esa recompensa final que fue más importante que los resultados. Fue la confianza al camino que empezamos, al discurso, al trabajo y que ellas creyeran todo lo que uno les está trasmitiendo de que estamos trabajando juntos.

¿Cuál es el proyecto para este año?

Acá hay dos partes. Una, lo que nos toca jugar este año que son dos torneos, un U17 de junio y un U14 en noviembre. Estamos haciendo esta primera etapa de evaluaciones con todas las generaciones del 2000 a algunas poquitas del 2004, pasaron 31 jugadoras en esta primera evaluación, donde va a quedar definida la preselección a partir del mes que viene. Las más chiquitas van a ser convocadas a partir de la semana que viene, donde vamos a tener unas 50 futuras “lobitas”, que vamos a conocer a la mayoría de ellas y van a tener su primera experiencia en un grupo abierto de la federación. Ahí vamos a ir haciendo nuestras evaluaciones, viendo y delineando la futura preselección U14 que va a empezar a trabajar algunos pocos días en este primer semestre, para que después que termine el U17, cargar las horas que tenemos acá en el CEFUBB con ellas.

¿Qué utiliza como motivación con ellas, y que le comunica en las charlas?

Para reforzarle todo este trabajo que vienen haciendo y todo lo que nos vienen dando, simplemente apoyo eso en los números de la historia, que lo reafirman. En estos 70 años de historia que lleva el femenino en los torneos sudamericanos, Uruguay ha jugado 89 partidos y ha ganado solamente nueve, desde la mayor hasta la U14. Y de esos nueve partidos ganados, tres de ellos lo lograron estas chiquitas que están entrenando. El primer triunfo histórico, que fue en la U14 en el 2015 y los dos partidos que tuvimos ante Chile y Perú en Ibarra.

Yo creo que eso es un dato muy importante, que le da mucho valor a esos resultados que empiezan a vivir su proceso, a caminar y está bueno de que desde esta edad aprendan a ganar este tipo de partidos. Nosotros tenemos claro cuál es el segundo grupo internacional, y tenemos que trabajar mucho para igualar ese segundo grupo y no ir a jugar por el octavo puesto con Perú, como nos pasa con las mayores.

Todas experiencias están buenísimas vivirlas desde chicas, que ellas se den cuenta que tienen la capacidad de poder vivirlas con el trabajo y el esfuerzo, y que a medida que vayan aprendiendo van a depender de todo el trabajo que hagan acá, para seguir su evolución y poder ir poniendo los objetivos siempre un poquito más altos.

¿Están trabajando en esto como un proceso de selección?

Creo que si muchas de las generaciones más grandes hubieran tenido todo lo que hoy tenemos para entrenar, que comenzamos a tener desde el año pasado gracias al apoyo de los neutrales, todo lo que ha hecho la federación para darnos la mismas oportunidades que tienen los varones, las mismas comodidades, yo creo que la realidad de muchas de las jugadoras que integran la selección mayor hubiera sido diferente.

Ahora tenemos que mirar para adelante, el momento por el que estamos pasando ahora es increíble. Tenemos la posibilidad de disfrutar todo el CEFUBB y todo el apoyo que nos están dando y sin duda que todo será a largo plazo. La idea que tenemos es de llegar al 2019 con la generación 2002, que es con la que venimos trabajando más, con chances de ir a buscar cosas más grandes, soñar, por qué no con alcanzar semifinales cuando Brasil también compita y por qué no, con dos años y medio de trabajo ir a buscar la posibilidad de subirse al podio.

Falta mucha agua por correr, hay muchas cosas para cambiar, para trabajar, que no solamente pasa por acá adentro, sino que también estamos trabajando mucho con los entrenadores de los clubes. En este año lo vamos a ir acomodando y aceitando para que este trabajo siga en los clubes, dándole todo el apoyo logístico nuestro, más todo el trabajo físico que necesitamos que ellas hagan semanalmente. Eso nos va a permitir dar un salto para poder salir a competir en mejores condiciones.

¿Es importante en estas categorías tener un técnico formador?

Sin duda. Acá estamos hablando de que son todas chiquitas que están iniciándose, hay algunas que tienen un par de años, pero otras que recién están empezando y sin duda que necesitan docentes y formadores, porque tienen todo para trabajar. Toda la parte de fundamentos es clave en su desarrollo. Sin duda que eso también tiene que estar acompañado con darle el marco a los torneos de formativas que hoy no los tenemos totalmente desarrollado. Ellas tienen que tener muchos más partidos al año y que la calidad de esos torneos cada vez aumente más y que no esté la brecha que existió en el U18 pasado, de grandes diferencias entre equipos que hacen que todos los partidos sean abiertos, excepto las finales. Tenemos que acortar esa brecha y que estas confrontaciones se hagan normales y las vivan permanentemente en los clubes.

Nos pasa que cuando llegan al nivel de selecciones, no tienen la experiencia de jugar partidos cerrados y esos momentos hay que vivirlos en la competencia local, porque sin duda que a medida que sigamos trabajando y acortando distancias con otras selecciones, los partidos van a ser cada vez más cerrados y necesitamos que puedan resolverlos de la mejor forma.

¿Cómo sienten el hecho de entrenar en el CEFUBB?

Es un privilegio y un orgullo tener nuestra propia casa. Desde los neutrales hasta todo el staff técnico estamos alineados con que vamos detrás de un mismo proyecto. Es un orgullo y un privilegio que sin dudas hay que valorar porque todas las generaciones de selecciones pasadas, nunca tuvieron lo que hoy nosotros tenemos y eso hay que cuidarlo, y hay que construir paso a paso todo nuestro sentido de pertenencia. Bajo el lema “Somos equipo, somos Uruguay” tenemos que estar todos alineados con esa bandera y lo que a mí más me seduce y más me motiva de poder estar trabajando con grandes entrenadores que hoy están a cargo de las selecciones formativas y por supuesto con Marcelo Signorelli a la cabeza, es que nosotros vamos a seguir la misma línea de juego, desde como juega la selección mayor masculina, van a jugar las selecciones formativas masculinas y femeninas, para tener nuestra propia identidad, para hablar el mismo idioma y construir este sentido de pertenencia que queremos y vamos a lograr con el tiempo, trabajando en el CEFUBB, y seguramente van a ir acompañados de los resultados.

¿Cómo toman las chicas el estar acompañadas por todo un equipo que las entrena y a su vez, analiza?

Está buenísimo que ellas entiendan y sepan que el mismo staff técnico que va a estar entrenando en pocos meses a Esteban Batista, Bruno Fitipaldo, Mathias Calfani y toda la selección mayor, son los que están hoy trabajando con ellas. Eso es un salto cualitativo y sobre todo en la motivación de ellas. Sin dudas es un punto de inflexión en sus vidas, en su proceso, de que saben que vienen acá y están teniendo todo lo mejor del staff que hoy tiene la federación, al alcance de ellas. Eso está buenísimo y también es una de las cosas que también me motivó para continuar con todo esto, porque es un aprendizaje y el estar rodeado con esa clase de entrenadores también nos ayuda a crecer a nosotros.

Nosotros en el Staff técnico del femenino tenemos al profe Claudio Arosa, que nos acompañó el año pasado. Ahora está de viaje per cuando vuelva se va a integrar en todos los trabajos, junto con el apoyo del profe Bessio, el profe Souto y después estamos concretando el staff con los asistentes. Venimos hablando con dos entrenadores, uno ya estuvo, pero estamos hablando para poder cerrar el grupo de trabajo.

Para terminar, ¿Qué expectativas tenía cuando comenzó? ¿Qué expectativas tiene ahora? ¿Y qué es lo que más le gusta del femenino?

Cuando empecé era todo nuevo, totalmente diferente a lo que hoy estamos viviendo. Entrenábamos solos, con el grupo de trabajo y la presencia de Victor -Porratti-. Sí, con todo el apoyo, pero sin tener el entorno ni la logística que los varones tenían.

En cuanto a lo deportivo, para mí era una experiencia nueva, sabiendo que la realidad de donde estábamos y que el desafío que teníamos por delante era enorme. Esa fue una de las cosas que más me sedujo, y fue impulsado por todo lo que dije al comienzo, viendo la pasión, como respiran básquet y como lo sienten, viendo como dejan todo por ponerse una camiseta celeste o por estar en una preselección nacional, que es el único premio que ellas tienen como deportistas amateur que son. A nivel de formativas es totalmente diferente pero sigue ese fuego que me mostraron las mayores, y que me llenaron totalmente para dar lo mejor de mí y para ir por un camino, el que yo conocí cuando estuve trabajando con Fernando Cabrera durante más de diez años con los varones y que dio resultados, haciéndonos más competitivos.

Eso es lo que quiero dejar, mis objetivos con el básquet estaban completamente satisfechos, yo estaba afuera del básquet y esto fue algo que me devolvió la adrenalina volver a una cancha, sentirme entrenador y pelear por esos objetivos. Somos el único país en Sudamérica que no tiene una medalla sudamericana, nunca hemos clasificado a un pre mundial, y todos esos ingredientes son los que a mí me cautivaron y me tienen totalmente encendido para impulsarlas a ellas e ir armando también nuestro grupo de trabajo, porque esto, solos no se puede, y necesitamos la colaboración de toda la gente que trabaja en el femenino porque somos poquitos y nos tenemos que agrupar y tirar todos para el mismo lado, porque a medida que esto crezca va a servir y será de beneficio para toda la gente anónima que trabaja incondicionalmente para aportar su granito de arena.