Se fue un nuevo torneo femenino que dejó mucho más que a Malvín campeon, y marcará un antes y un después.
Cuando el torneo arrancó, parecía ser más de lo mismo. Malvín se iba expreso a su décimo cuarto campeonato y las aguateras como en los cinco años anteriores, se perfilaban a ser las mejores rivales para las playeras en la final. Un escalón más abajo estaban Capitol y Capurro, que iban a hacer lo posible por dar pelea, y como algo diferente estaba el regreso a la competición por parte de Nacional con un equipo joven y del que no se sabía que esperar. A su vez, la situación de Goes era muy parecida, un plantel reorganizado y con muchas incorporaciones planteaba una incógnita en la competición.
Las fechas empezaron a transcurrir y llegaron las primeras sorpresas. En la calle San Martín, las bolsilludas con muchas jugadoras ex Colón y algunas otras de Aguada, derrotaron al rojiverde y empezaron a darle un gusto distinto a la Liga Femenina. Las misioneras por su parte, en silencio iban manteniendo su invicto aun sin enfrentarse a las campeonas vigentes, con las que no se verían la cara hasta terminada la primera ronda.
Algunos errores de organización, pero en mayor parte por falta de apoyo de los clubes que no están relacionados con el torneo, hicieron que los partidos de ida y vuelta entre Aguada – Goes y Goes – Malvín, se jugaran todos en un lapso de poco más de dos semanas. Primero fue turno del choque de invictas en la Plaza de las Misiones, que pese al gran torneo de las dirigidas por Gustavo Fernández daba como favoritas a las playeras, con más de diez años sin perder. Contra todo pronóstico y con un alargue en el medio, las misioneras se quedaron con esa racha de las de la Avenida Legrand. Una vez más, el llanto, la emoción y los festejos mostraron un viento distinto a este torneo, que ya no era más de lo mismo.
Al poquito tiempo, dos clásicos seguidos donde en el primero, las de la calle San Martín hicieron un digno partido pese a la reciente hazaña se su rival de todos los tiempos. A la vuelta, también fue triunfo misionero, pero en ambos enfrentamientos, el color, las tribunas repletas, más de 400 personas asistiendo y el básquet femenino, sin dudas fueron los grandes ganadores.
Por la segunda ronda fue turno de verse las caras de vuelta entre las playeras y las de la Plaza de las Misiones. Allí nuevamente el punto se fue para la calle Vilardebó y puso final a la definición de posiciones. Reñidos partidos entre las invictas y Capitol seguían dándole emoción y atractivo al básquetbol femenino, sobre el final de la primera fase. Nacional con mucho trabajo, derrotó a las del Prado y se metió en la Copa de Oro, donde luego de triunfar ante Aguada, consiguió un sorpresivo lugar en el podio en el año de su vuelta.
Llegó el momento de las finales y la incógnita de para donde se iría el trofeo. Allí las chicas de Malvín y Goes nos regalaron 80 minutos de mucha pasión, entrega y amor por el básquet, haciendo de este torneo, que sobre abril era un torneo más, uno de los mejores y más atrapantes campeonatos del femenino.
¿Qué fue lo que pasó? ¿Qué cambió de un año a otro para que se vuelva todo tan parejo y más clubes puedan estar a la altura?
Sin dudas el elenco misionero y la institución tricolor dieron el ejemplo y marcaron el camino. El conjunto albo, por su parte está trabajando desde las más chiquitas, hasta las mayores, contando con el apoyo de la directiva, al igual que Goes, que con un trabajo serio y con un objetivo claro, llegó lejos cuando nadie lo esperaba. Parte de ese ejemplo fue el hecho de traer extranjeras, algo raro para este medio. Ambos clubes lo hicieron y sobre el final, Capitol decidió hacer lo mismo, agregándole nivel al torneo.
Hace cuestión de semanas, Defensor Sporting anunció que tendrá un plantel femenino y todo apunta a que el deporte naranja para las mujeres será cada vez más competitivo y atractivo. Esto se debe a un buen trabajo y compromiso de los clubes, como de la federación, que con sus virtudes, aciertos y desaciertos, ha llevado este campeonato a un gran nivel.
Sin dudas, este torneo con sorpresas, clubes que se mostraron con mucho trabajo y seriedad, marcó un quiebre. Habrá un antes y un después de esta competición y todos los amantes del básquet, sin importar sexo, lo agradecemos.