La larga espera despierta la "locura hermosa" de los hinchas que después de varios meses viven con ansias el retorno de sus equipos a la Liga Uruguaya.
Se acerca el final de una nueva LUA y con ello dos descensos confirmados y cuatros clubes en busca de tres lugares en la Liga. Las series parejas, las definiciones en los últimos segundos, triples de atrás de la mitad de la cancha y el festejo de la gente que dejan atrás la algarabía de los hinchas de Cordón, Unión Atlética y Sayago que hace ya casi un año, retornaron al círculo de privilegio y desde ese momento no han visto a sus combinados.
Seguramente al terminar este torneo de ascenso ya conozcamos que clubes estarán en la primera división del básquetbol el año que viene, volverán las discusiones de siempre. Sobre si está bien que un equipo se quede tanto tiempo sin jugar, las quejas por jugadores que no pueden fichar con un club, etc.
Pero lo cierto es que detrás de los 12 jugadores, el cuerpo técnico y cada institución, hay hinchas, que "no puden vivir sin sus clubes", como dicen los cánticos y algunas banderas al recorrer las canchas.
Hace aproximadamente cinco meses que terminaron las finales y desde ese momento los fanáticos no ven a sus equipos. Ni hablar de los que fueron quedando en el camino pero con las ganas de seguir dejando la garganta y las palmas en la tribuna. Para el comienzo de la liga, los tres clubes que ascendieron en el Metropolitano pasado llevarán más de un año sin jugar.
Quedará para otro momento la charla sobre sí es bueno que estén tanto tiempo sin jugar o sí sería conveniente reorganizar el calendario. Lo cierto hoy, es que aunque parezca mentira, todo este tiempo sin jugar acerca a los hinchas a los clubes más que en la temporada, y les hace despertar ese amor y pasión que comúnmente llamamos “locura hermosa”.
Locura hermosa que hace que cada fanático vaya tachando los días que pasan, contando así los que faltan para ver a sus equipos. Que ese hincha esté más atento a las altas y bajas de su club que de los asuntos personales. Locura hermosa que los hace pasar gran parte del fin de semana en la institución, alentando a las formativas y les hace sentir un partido de pre-minis, como si fuera la final de la Liga de las Américas. Esa locura hermosa que los hace salir vestidos con los colores de su club por todo el barrio y con el pecho inflado por el orgullo de decir: ”sí, soy de tal cuadro”.
No sabemos si está bien o mal todo ese tiempo sin jugar, pero lo que sí sabemos es que alimenta la “locura hermosa” y hace que el corazón comience a latir más rápido, vuelvan a nuestra mente los cánticos, que nos pongamos a ver videos de partidos pasados o recordar encuentros históricos y que sin darnos cuenta, nos haga escapar un: “que vuelva la Liga”.
No jugamos al básquet como en Estados Unidos o Europa, no tendremos la infraestructura ni la economía de ellos, pero si tenemos esta locura hermosa que hará que cuando comience la Liga y vaya la naranja al aire en cada cancha, retumbe en todo Montevideo el grito de “Mi buen amigo, esta campaña volveremos a estar contigo, te alentaremos de corazón, esta es tu hinchada que te quiere ver campeón”.