Olivol Mundial se despidió de la LUA dando todo lo que tenía en pos de un objetivo que no consiguió. Nada para reprochar.
El esfuerzo como bandera. Olivol Mundial se fue de pie. Luchadores como pocos, con la humildad que intenta opacar el profesionalismo a la que la gente mundialista le hizo frente, como pudo, con sus armas se la rebuscó durante todo el año para presentar un equipo digno en cancha, y vaya si lo hizo.
Sacando desde donde no hay, con los comercios de barrio dando su cuota y los particulares apoyando siempre con su granito de arena. Los jugadores interpretaron la realidad y dejaron todo, no se guardaron nada. Lucharon sobrepasando inconvenientes de todo tipo, pero nunca se rindieron y llegaron a estar a 40 minutos del objetivo, donde el rival fue mejor.
Los hinchas y el ejemplo en la tribuna. Descendieron, aplaudieron a su equipo y se fueron. Callados, masticando la bronca y pateando piedras hasta Millán y Sitio Grande, con esa tranquilidad de saber que los jugadores, el cuerpo técnico y los dirigentes, dieron todo lo que tenían para dar.
Si será fuerte el legado de Olivol que hasta el extranjero quiso quedarse a jugar gratis. Nadie se va a olvidar que los hinchas juntaron la plata del pasaje para que Facundo Sánchez pudiera volar de Paraguay para llegar al primer partido de Playout, o que la dirigencia le permitió a Rodrigo Xavier viajar a Serbia para perfeccionarse con Defensor Sporting priorizando el futuro del deportista en otro club, cuando ese jugador era clave en el plantel mundialista.
Demasiados ejemplos que justifican como los pibes Pérez y Seguessa defendieron a morir cada pelota como si fuera la última, a pesar de que escasos minutos lo separaban de la chicharra final y el marcador era elocuente. Los juveniles mamaron la idea y, ellos también, a su forma dejaron todo. Olivol mostró identidad y eso es enormemente valioso.
Cuadro de barrio, con valores de antes y la humildad a flor de piel. Como ellos dicen, no hay dos en el mundo entero. Ya habrá revancha, en la DTA 2017 se escuchará ese grito de guerra inconfundible: ¡¡¡O-li-vol Mun-dial, O-li-vol Mun-dial!!!



