UJOBB tomó una decisión que amenaza con el normal desarrollo del Torneo de Formativas. Por esto, en esta columna de opinión, damos nuestro punto de vista ante esta situación que tiene en vilo al básquetbol juvenil de nuestro país, e intentamos buscarle una solución para que la medida no sea tan sensible tanto como para chicos como para grandes.

 

Para poner el contexto de porqué esta columna de opinión, en las últimas horas se dio a conocer un comunicado por parte de UJOBB en el que se toma la medida de que los encuentros de formativas hasta las vacaciones de julio serán "sin la presencia de padres en ningún escenario ni juego", debido a varias situaciones en las que los jueces debieron denunciar a parcialidades por constantes protestas y agravios.

 

De esto se pueden desprender varias preguntas:

¿Es UJOBB la que debe tomar la decisión de suspender a los padres en los partidos?

 

Es una pregunta complicada de responder para arrancar. Es una realidad que nadie sabe mejor lo que vive un juez, que un juez mismo, y también sería burdo desconocer esta situación y restarle importancia a la misma, la cual lamentablemente es cada vez más frecuente, y que además, está comenzando a involucrar a los chicos y están siendo ellos los objetos de estos insultos, gestos y agresiones. Ahora, teniendo en cuenta que dentro de la FUBB existe la Mesa de Formativas, organismo encargado de organizar y controlar las formativas en todas sus categorías, ¿No sería prudente antes de sacar un comunicado suspendiendo a las parcialidades, proponerle a la mesa una reunión en la que se le pueda buscar una solución?

 

¿Realmente esta decisión asegura que los padres y allegados no concurran a los partidos?

 

Está claro que no se va a tomar una decisión, y más de este calibre, pensando en como pueda reaccionar quien se ve afectado, ya que son situaciones en las que verdaderamente los jueces o hasta los jugadores son quienes lo sufren, pero no sería adecuado dejar de pensar en que los parciales, familiares o allegados no busquen la forma de igualmente ver los partidos de los chicos, ya que en más de una cancha los encuentros pueden verse desde fuera de las tribunas e incluso de la cancha. ¿Quien se asegura de que no entre nadie? ¿Van a exigirle al delegado de cada club que, además de ser quien deba mediar entre los jueces y los padres, lleve el control de la admisión? En caso de que el club en el que se dispute el partido tenga un gimnasio o un parrillero con vista a la cancha, ¿tienen prohibido los padres hacer uso de esas instalaciones mientras sea el horario de juego? ¿Se va a contratar seguridad privada para asegurarse de que no entre más nadie que los protagonistas?

 

¿Sería realmente sensato suspender a todos los equipos y todas las parcialidades por hechos ocurridos que no involucran a todos?

 

Quizás la pregunta que más gente se está haciendo, ¿realmente deben pagar justos por pecadores? Seamos sinceros, todo aquel que haya ido a un partido de divisiones formativas sabe que no concurre demasiada gente a los mismos, facilitando muchísimo la identificación de cada una de las personas que comete algún acto, más teniendo en cuenta que, por reglamento, cada equipo debe presentar un delegado que haga de mediador entre la hinchada y los jueces, algo que puede ayudar a los mismos jueces a la hora de hacer la denuncia, hacerlo con más precisión. Además hay que tener en cuenta que en formativas compiten casi 60 equipos, no es justo meter a todos en la bolsa cuando son unos pocos energúmenos quienes faltan el respeto. ¿Que culpa tiene el padre/madre/abuelo/allegado que va a ver a su hijo feliz de la vida porque el chico o chica está haciendo lo que más le gusta? ¿En serio le vamos a prohibir ese privilegio porque algunos no saben comportarse?

 

Si realmente lo consideramos formativas, ¿nadie piensa en como afecta esto a los chicos?

 

Acá no hay que olvidarse de los principales protagonistas de las formativas, los jugadores. Hay que pensar en ellos, hay que pensar en como los afecta, hay que pensar en como les influye en el ánimo a la hora de jugar el no tener a su ser querido en la tribuna alentándolo. Es irrisorio hacer pagar a los chicos y chicas de todo el Uruguay el no poder tener a esa persona querida porque algunos no pueden controlar sus emociones. No hay nada más formativo que ese abrazo, ese grito de aliento, esa mirada de complicidad, ese festejo especial con la persona que te fue a ver, todas esas cosas que hacen lindo este deporte que tanto queremos y que tanto le llena el corazón a tanta gente. La emoción de un familiar o amigo ver a su ser querido defendiendo los colores del cual es hincha, dejando la vida en cada pelota y jugando con una sonrisa en la cara porque está haciendo lo que más disfruta no se lo podemos sacar a los chicos.

 

Probemos con buscarle diferentes soluciones a esta exagerada medida:

 

Se podría utilizar, como se había propuesto en algún momento, un sistema de "strikes". ¿Que quiere decir esto? Que haya un sistema acumulativo de faltas en el que se sancione como club, no como categoría, y que llegada a cierta cantidad de denuncias, se dicten las sanciones correspondientes. Un ejemplo puede ser, cada 2 denuncias, un cierre de cancha, así hasta llegar a un máximo de 3 cierres de cancha, que a partir de ese momento se le prohiba, ahí si, el concurrir a la parcialidad.

Otra solución podría ser hacer responsables a los clubes de la seguridad de los jueces, y que si no se cumple, se los pueda sancionar incluso en el equipo mayor. ¿Como se puede hacer esto? Con un delegado y un inspector que presente cada equipo, siendo estos los encargados de controlar y ellos mismos de tener la potestad de echar a esa persona que se está sobrepasando con los comentarios, gestos o actitudes, dando a posterior, y en caso de que los jueces lo soliciten, los datos de esa persona para que a la hora de hacer la denuncia en el formulario y ante la Federación, sea más fácil tomar una decisión a la hora de sancionar. Además, se le puede hacer una sanción al club en general en caso de no presentar delegados e inspectores en los encuentros de formativas.

También se le podría buscar la forma de que sean los clubes quienes ayuden a que los padres o allegados no insulten, con posibles reuniones de padres como si fuera una clase de liceo/escuela, en donde se busque fomentar un espacio más de apoyo para los padres y para que se les haga entender que al único que perjudican haciendo lo que hacen, es a su hijo. Por suerte hay equipos que ya han adoptado esta medida y que se ha visto reflejada, bajando considerablemente la cantidad de denuncias que tuvieron en pasados años.

Como complemento también se podrían transparentar esas denuncias que realizan los jueces en la Federación. ¿A qué nos referimos con esto? A saber, como se hacía antes, que es lo que pasa con esa persona que es denunciada, si se le da o no seguimiento al caso, si se hacen los descargos correspondientes, porque es otra manera también de ayudar a que toda esta situación cambie. Dándole un seguimiento y una sanción temprana a ese individuo que fue denunciado, las chances de que vuelva a ocurrir disminuyen cada vez más. Si ya se hizo en algún momento, ¿porqué no repetirlo y evitarnos este problema de suspender a todas las parcialidades?

 

Otra cosa a lo que invita a reflexionar esta medida es sobre toda esa gente que quizás vive o depende de los partidos de formativas, ya sea por la cantina, la mesa, el hacer de "equipier" o todos esos puestos de trabajo que por lo general son a pulmón, pero que a final del día, al igual que los jueces, van también a trabajar.

 

Lo cierto es que, si bien los jueces pueden ser los principales afectados y muchas veces les complica realmente la labor el hecho de ir a un partido y que los amenacen, los persigan y los insulten, es tambien entendible la necesidad de dar un golpe sobre la mesa a la Federación sobre situaciones que se han reiterado en varias ocasiones. Pero no podemos dejar pasar que son las formativas, lo más valioso que tiene nuestro básquetbol son los chicos, ellos son los que mantienen viva la ilusión de todo un pueblo y sacarle la felicidad a los chicos de tener a su ser querido ahí cerca viéndolo jugar, es igual o peor que lo que le sucede a los jueces.