Una persona que disfruta del básquetbol, a la cual le gusta mucho invertir y también practicar deportes extremos. Estos son solo algunos aspectos de la vida fuera del rectángulo del árbitro Álvaro Labiuza, que se reunió con BT para este especial.

¿Cómo fueron tus inicios en el básquetbol?

Jugué muchos años al básquet, desde los cinco años. Después tuve una lesión en un pie y por ciertas cosas estuve un tiempo apartado. Luego de eso, el “Mágico” (Daniel) Giacoya, a quien conozco de chiquito, me recomendó que para seguir vinculado al básquet podía hacer el curso de árbitro y por curiosidad los hice. Después encontré a otro amigo, Martín Rial e hicimos el curso por allá por el año 2003.

Al principio uno juega y empieza a entender más del juego, a entender al árbitro, qué función cumple, que no es tan fácil y decís “pah, mirá qué bueno, qué interesante”, y allí año a año le agarras cada vez más el gusto, por algo hace veinte años que estoy arbitrando.

¿Sentís que el haber jugado te aporta algo más a la hora de arbitrar?

Sí, más que para definir alguna jugada de contacto normal o no, te sirve para empatizar con el jugador. Entendés qué es lo que siente, porqué reacciona así… de repente el jugador siente un contacto que para vos como árbitro es imperceptible o que no influye, entonces el haber jugado te sirve para evaluar un poco todo eso, medir las pulsaciones y no hacer todo tan frío o tan reglamentario, tomarte ese segundo extra.

¿Te acordás de tu debut?

Sí, me acuerdo. Fue con una jueza que ya no está, que se llamaba Ana Surra, en Olivol Mundial. Era una categoría de formativas, creo que U16 y nos fue a ver para evaluarme Julio Dutra, el papá de ‘Julito’. Ese es el recuerdo básico que tengo, no tanto de las jugadas y demás.

¿A qué te dedicas por fuera del arbitraje?

Hago varias cosas. Tengo una empresa de persianas y aberturas de aluminio. También me dedico a las inversiones, tengo algunas en bolsa y otras en criptomonedas. Después también tengo un servicio de TV en un sanatorio.

La ventaja que tengo al ser dueño, digamos, o emprendedor, es que me puedo manejar los tiempos para ser árbitro. Con eso no tengo problema.

¿Tenés o tuviste a algún árbitro como referente?

Mirá, de antes de que yo empezara en esto no tengo, porque no estaba vinculado con el arbitraje y no tenía mucha referencia. Pero en sí, tengo mucha referencia con el instructor que tuve, el fallecido Jorge Restuccia, que me pareció lo mejor que he visto hasta ahora. Y después el que me gusta mucho, y no te digo que somos amigos pero sí del mismo curso y compartimos, es ‘Julito’ Dutra que maneja muy bien el juego.

¿Qué diferencias encontras entre dirigir Liga Uruguaya y el resto de torneos del país?

Cuanto mejor juegan, más fácil es arbitrar. La presión a veces nos la ponemos nosotros mismos para no errarle a nada, esa es la parte positiva porque es todo más claro, las faltas, los ‘caminar’… todo. Ahora, lo peor es que cuando te equivocas te lo marcan una y otra vez, y nosotros nos equivocamos. Tenemos un porcentaje mínimo de error comparado con los jugadores, que si embocan un 50% son efectivos y en nuestro caso somos un desastre con ese porcentaje. Ahí está la gran diferencia que yo veo.

Después en cuanto al ambiente y la gente, si bien hay la misma cantidad o parecido, es diferente porque en LUB las canchas son más grandes y la gente está lejos. En DTA por ejemplo la tenés al lado, y a uno no le influye pero a algunos jugadores sí. La gente también sabe menos de basquetbol, protesta más y dicen muchas barbaridades (risas)”

¿Qué objetivos te planteas cumplir de ahora en más?

El básquet lo tomo como una pasión, me gusta mucho y por eso hace tantos años que estoy. Lo que aprendí en la pandemia, cuando no lo teníamos, es ir día a día, partido a partido. El objetivo es el próximo juego que vaya a hacer, la próxima designación. Así lo disfruto más, lo llevo mejor.

 

¿Tenés algún hobby por fuera de la profesión?

Varias cosas la verdad. Me gusta hacer artesanías ‘peculiares’, me gusta diseñar casas que también tengo un proyecto de eso, también ayudar a las personas transmitiéndoles mi experiencia de vida.

Después en cuanto a deportes, el básquetbol y el voleybol me encantan, y lo que disfruto son los deportes extremos. Por ejemplo, cuando puedo salto en paracaídas y lo disfruto mucho, también los deportes acuáticos como las motos de agua y lo que se puede hacer, surf todavía no porque no le agarré la mano.

PING PONG

Mejor partido: Me gustó mucho uno que hice en el 2022, en el Palacio Peñarol. Cuando ascendió Cordón vs Capitol. El partido estuvo lindo pero yo me desgarré faltando cinco minutos. Lo que rescato es que pude seguir y terminarlo, mis compañeros (Gonzalo) Salgueiro y (Martín) Rial me ayudaron y yo puse todo de mí.

Peor Partido: Recuerdo mi primer partido en Liga, fue en cancha de Bohemios y no recuerdo el rival. Le cobré una falta a Agustín Da Costa, que recién estaba empezando, y fue una tremenda tapa. Fue controversial porque era un momento clave del partido y eso me pinchó.

Jugador más complicado que te tocó arbitrar: Leandro García Morales.

Hincha de: No soy hincha de ningún equipo, me gusta mucho la NBA. Jugué en Capurro muchos años pero no soy hincha de ninguno, sí de algún jugador puntual que me gusta.

Terna ideal: Me gustaría dirigir con ‘Coco’ (Andrés) Laulhe y ‘Julito’ (Dutra), y otra terna sería con ‘Julito’ y Gonzalo Salgueiro.

Un partido que te gustaría arbitrar: He arbitrado muchos clásicos en el Metro y en DTA, pero en la Liga me gustaría dirigir un Peñarol – Nacional en el Palacio, porque está más cómodo que el Parque Central para arbitrar.

 

¿Quién es Álvaro Labiuza fuera del rectángulo?

Una persona muy positiva, que usa mucho el fracaso para aprender, en la vida en general. Trato de aprender para no volver a repetir, además de que me gusta transmitir mis vivencias como dije antes, hablar con los más jóvenes. Me considero una buena persona y me interesa saber de todo.