El indiscutible crecimiento del básquetbol femenino en nuestro país, sufrió un durísimo revés, cuando nuestra selección mayor, terminó como la peor en el presente Sudamericano. En esta columna de opinión, analizaremos los distintos factores que pueden haber desencadenado en este triste desenlace.

Primero, debemos poner en contexto a nuestra selección en el continente:

A nivel Sudamericano, Uruguay es la selección que menos ha participado del torneo, con apenas 8 presencias en 39 ediciones (aproximadamente  un 20.5%), siendo además la única sin haber alcanzado jamás un podio.

Pero sin dudas, lo más preocupante son los baches generacionales, de un equipo que no compitió consecutivamente, siendo la racha más amplia entre 1984 y 2010 (26 años) y la más reciente, entre 2016 y 2022, cortando una racha de cuatro presentaciones consecutivas.

Esta última, hoy es la que claramente castigó a la presente generación, cuando las principales referentes de la época, Florencia Somma, Sabina Bello y Victoria Pereyra, perdieron su etapa de liderar a un grupo de jóvenes que venían de abajo y que hoy podrían haber sido el faro de esta selección, que en el buen pasado torneo, tuvieron en la histórica de Malvín a su capitana.

Exigir a las chicas competir a selecciones con un ininterrumpido proceso, con jugadoras de experiencia en sus planteles, como Chile, Brasil y Argentina, hoy es utópico, pero las alarmas se encienden después de la caída ante Bolivia, al ser un equipo también en recambio, incluso más joven que el nuestro y con menor experiencia a nivel Sudamericano, siendo su último torneo en 2006.

¿Esto quiere decir que perdimos porque tenemos menos equipo? Claramente no.

Uruguay cuenta en su plantel, con jugadoras que en su gran mayoría ya han salido a defender clubes al exterior y con otras además, que han mostrado su valía en los cuatro subcampeonatos que consiguieron nuestro clubes a nivel continental (como Niski, Schiavo y Carolina Fernández como casos más resonantes). Teniendo ayer en frente, a un equipo con solo una jugadora fuera de su país, en el Obras de Argentina.

¿Entonces podemos decir que fue por malos rendimientos individuales? Tampoco. En muchos casos, los rendimientos elevaron las expectativas.

Pero si el talento está, ¿cuáles son los palos en la rueda que nos impiden competir mejor como selección? Y acá es donde finaliza la contextualización, para empezar a enumerar posibles problemas, de lo más micro a lo más macro.

¿A qué jugamos?

Como uruguayos, muchas veces damos ventaja por nuestra fisionomía y en elevar el ritmo, muchas veces intentamos emparejar nuestra falencia. Sin embargo, el rubro de puntos de contraataque, lo perdimos durante todos los partidos del campeonato (5-12 vs Bolivia, 8-25 vs Argentina, 9-23 vs Brasil y 3-16 vs Chile).

Contextualizando, la selección mayor masculina, pese a irse 1-4 en el último Preolímpico, nunca perdió en este rubro (27-14 vs Colombia, 14-7 vs Chile, 15-6 vs Islas Vírgenes y 4-0 vs Bahamas); al igual que Aguada en su último subcampeonato en Liga Sudamericana (14-10 vs Power, 15-11 vs Obras, 13-12 vs Tenis La Paz, 20-20 vs Félix Pérez Cardozo y 15-12 vs Araraquara).

Además, es un punto que en la previa, por declaraciones entendíamos que podía ser un énfasis en la selección, que murió permanentemente en la media cancha.

Está claro que mucho más hay para corregir, pero es un rubro que rompe los ojos, por además, la forma en la que nuestros rivales nos dañaron en cancha abierta.

¿Cómo nos preparamos?

Respecto al último Sudamericano, la diferencia en cuanto a la preparación uruguaya fue abismal.

Pasamos de una amplia lista de preselección, a una definitiva, con dos invitadas, regalando tiempo de trabajo respecto a nuestros rivales y sobre todo dejando pasar una chance de competir, que lo que está claro, es que este formato de competencia tiene limitadas oportunidades para hacerlo. Por eso hay que aprovecharlas todas, de la mejor manera posible. No fue el caso.

¿Qué lugar le da la FUBB a la selección femenina?

El correcto, desde la llegada del CEFUBB las selecciones masculinas y femeninas entrenan igual… Ahora rompamos esta pantalla y hablemos seriamente.

Hagamos memoria… ¿Qué competencia generó la Federación para la selección masculina? Contra Argentina en Paysandú, pero debe ser la única ¿no? Es cierto que vino Argentina a jugar dos amistosos a Biguá, pero ya está ¿no? Ah, contra Argentina, antes del Preolímpico y seguro algún otro amistoso en la vecina orilla se me escapa y si vamos más atrás en el tiempo, hasta los trajimos a jugar al Palacio.

¿Y la femenina? Un amistoso contra Paraguay antes del torneo pasado, en San Luis y dos partidos en Argentina, para la preparación de ellas para la AmeriCup. Nos preparamos jugando contra nuestros propios clubes… Cuando nuestros rivales tienen muchas más instancias de competir.

Pensando en voz alta, ¿por qué no una doble jornada en la inauguración del 8 de Junio, contra un equipo femenino argentino? ¿Por qué nunca vimos a nuestra selección jugar acá? Qué linda instancia sería para acercarla a la gente… Me acuerdo lo lindo que estuvo Cordón cuando vino Chile con su selección de silla de ruedas. ¿Por qué no se puede generar un espacio así? ¿De verdad interesa o lo único que importa es que no se manche la imagen como en el bochorno de no competir en 2018 por temas económicos?

Tuvimos un Premundial en Maldonado, masculino obvio. Más acá en el tiempo, un Sudamericano U15, también masculino, en Atenas. ¿Por qué toda la inversión va destinada al masculino?

La difusión que le da la FUBB también deja mucho que desear. Porque sabemos que el posteo en las redes está lindo y es necesario. ¿Pero realmente les interesa que se vea a la selección? Porque yo tengo el recuerdo, que jugando la selección masculina, se le pidió a los clubes (tanto masculinos como femeninos) de no hacer coincidir los horarios de sus partidos, con los de Uruguay. ¿Y acá qué pasa? ¿Nos olvidamos? Tenemos partidos por streaming de LdA pisados con el Sudamericano y no importa. Pero claro, juega el bendito fútbol y arrancamos más tarde nuestro torneo.

¿Qué lugar le dan los clubes al femenino?

Este creo que es el ámbito donde todo se está acercando un poco más a la igualdad, por varios clubes que aún deben hacer su proceso para llegar a competir en categorías más grandes.

U14 ya cuenta con 3 series, donde 31 clubes se ven repartidos. Quizás no lo ideal, donde en masculino vemos series repartidas de a 8, lo cual le da un mayor nivel de competencia, durante un tiempo más prolongado, a los equipos de arriba. Acá perfectamente podríamos jugar con 3 series de 8 y una de 7.

La alarma se enciende cuando llegamos a la U19, con un lapidario 40-12 a favor de los equipos que compiten en masculino. Pero seamos positivos con este número, con clubes que pueden continuar su proceso hasta acercar este número a la mayor paridad posible.

Sin embargo, ¿qué pasa a nivel mayor?

Hoy la liga cuenta tan solo con 11 equipos, y si bien la competitividad ha ido creciendo temporada tras temporada, el limitado número de participantes genera mucha disparidad.

Para contextualizar, a nivel de mayores masculino, son 39 los equipos que compiten, lo cual esto da la posibilidad de nivelarlos en distintas divisionales.

La LFB hoy no cuenta con un espacio para los equipos nuevos, directamente van a competir contra los equipos que aspiran al profesionalismo, formando partidos de baja exigencia. Es como si mañana por falta de equipos, Ateneo, tras ser último en DTA, entrara a jugar Liga Uruguaya sin extranjeros.

Esto forma una bola de nieve hacia abajo, en donde los equipos interesados en competir, al ver el potencial de sus rivales; y al tener que afrontar sobre todo, costos de una liga de primera  división, prefieren seguir su camino por el básquetbol social.

Y acá es donde clubes y Federación comparten su culpa.

Los equipos poderosos, que pueden competir en primera, no invierten en las mujeres (sobre todo apuntando a los equipos que más invierten en la categoría masculina, como podrían ser Peñarol y Nacional).

Y a su vez, la FUBB no genera el espacio para los clubes de menor inversión (posible segunda división). Quizás planteándola como posibilidad, pueda atraer a varias de las chicas que participan en el básquet social o en ligas amateur.

Además, así como se exige categorías formativas para competir en Liga de Ascenso, podría existir como requisito un equipo mayor femenino, para competir en Liga Uruguaya, al ser estos, los equipos (en teoría) de mayor capacidad presupuestal.

Pero sacando estas ideas que acá tiro al aire, está claro que el mayor déficit de la Federación en este sentido, es la falta de un plan para arrimar más clubes al básquetbol femenino. No importa cual, no me creo dueño de la verdad, pero lo que seguro falta es un plan, no podemos seguir esperando a que mágicamente aparezcan interesados.

¿Pero esto en qué nos beneficiaría a nivel selección? Sobre todo en mejorar la competencia de las jugadoras de selección.

Si más equipos compiten, se puede generar una divisional extra, donde los equipos nuevos tendrían su espacio para crecer, sin detener el crecimiento de los equipos que apuntan a partidos competitivos, semana a semana.

Pero claramente el básquet no es ajeno a nuestra sociedad.

Y acá es donde empezamos a tocar temas más profundos… Hoy en nuestro país, no faltan mujeres deportistas, falta quienes le den su lugar.

Son las que suelen tener los horarios que sobran para entrenar, las que juegan donde calza el horario… Sin ir más lejos, tuvimos un partido de liga, a la misma hora que un Uruguay – Brasil en Copa América…

Son las que a la hora de tener que ir a competir afuera, alguna vez le dicen que no, por falta de platita, cuando los hombres van con todas las comodidades.

Lo que yo creo es que para que las mujeres tengan su merecida igualdad, lo importante es despertar el interés de los clubes, que llega luego del interés de la gente.

Entonces, ¿cómo lo hacemos?

Y acá es donde el problema pasa por los medios masivos.

A mí entender, lo que pasa en los medios se consume.

¿Cuándo nos llegan más comentarios del deporte femenino? La respuesta obvia es, cuando los medios lo muestran.

¿Y cómo nos damos cuenta de esto? Por ejemplo, durante un Mundial de fútbol femenino. Cada noticiero tiene su clip, los canales deportivos lo cubren.

El otro ejemplo claro, es cuando lamentablemente es noticia por algún hecho negativo, como la no organización de la Copa Libertadores Femenina en Uruguay.

Y esta es una clara falencia para nuestro básquet…

Hoy por suerte el fútbol femenino, aunque lejos del ideal, tiene su nichito en los medios, con secciones en los escritos y streaming a través de AUF TV. Pero lamentablemente, el básquetbol femenino batalla desde las sombras.

Cuando en la vecina orilla encontramos información rápidamente en medios populares, como Olé y TyC, de la participación argentina en el Sudamericano, acá estamos lejos de verlo reflejado.

Podemos encontrar desde notas a DTs de Liga en El País, a una selección trucha colombiana en El Observador. La Diaria y Montevideocom, le han dado su espacio, aunque lejos de lo ideal, mencionando la caída frente a Brasil en nuestra segunda participación.

Pero uno de los principales problemas va en cuanto a la visibilidad de los partidos.

Cuando en Argentina, Basquetpass transmite los partidos de su torneo femenino, acá no se incluyó a la LFB en el contrato.

La Liga retrocedió en difusión, perdiendo el streaming y los partidos televisados que tan bien vinieron en pandemia.

Hoy en el dial, el femenino tampoco tiene su lugar, ¿entonces cómo pensamos generar el interés en la gente?

Y acá es donde pienso en voz alta y me pregunto, ¿por qué DirecTV transmite de punta a punta todos los torneos masculinos? ¿Por qué los femeninos aparecen ocasionalmente en etapas de definición o ni aparecen? ¿Por qué TV Ciudad invierte en la NBA? ¿Por qué no le damos ocasionalmente un lugar a la WNBA para qué las más chicas sueñen algún día con ser Taurasi, Wilson o Ionescu? ¿Por qué en lugar de traer el Jr. NBA para chicos y chicas, no les damos la posibilidad a las chicas de vestir la camiseta de Aces, Sparks o Liberty, en lugar de la de Warriors, Lakers o Nuggets?

De nada sirve que nos embanderemos con el feminismo y que luego no lo reflejemos en nuestras acciones. Como se apoya correctamente a las minorías, el deporte femenino también es minoritario y precisa un impulso para que las chicas puedan en nuestro país tener su Estadio colmado, como ya pasa en Estados Unidos y Europa. Lógicamente no es todo de un día para el otro, pero lo necesario es un plan de desarrollo.

Es que para generar el interés en la gente, lo primero y principal es ofrecer el producto, donde claramente hay un gran debe.

Para que después, se empiece a unir todo como cadena, para que ahora de lo macro, vayamos escalando a lo micro.

Para que al haber interés de la gente, los clubes inviertan.

Para que al los clubes invertir, crezca la competencia.

Para que al crecer la competencia, mejoremos como selección.

Y sobre todo, que al crecer el interés, la presión social juegue su factor y que en lugar, de tener a las mujeres compitiendo, por una buena imagen, se les de las posibilidades y el lugar que merecen.