La octava maravilla

En los primeros minutos del juego, el nerviosismo jugó su papel y ambos conjuntos sumaron pérdidas no forzadas. Las ofensivas fueron poco fluidas y eso explica el muy bajo goleo en la mitad inicial del primer cuarto (5-4), ya que no hubo jugadoras que se salieran del libreto. No cambió demasiado el trámite, simplemente Estados Unidos logró sumar desde la línea de libres ya que sacó faltas poniendo la bola adentro. A Francia le faltaron ideas colectivas y tuvo algún destello de Gabby Williams y Marine Johannes, que repuntó sobre el cierre. Aún así, un buen ingreso de Britnney Gritner en las americanas haciéndose fuerte en el bajo, le dio una renta de seis puntos (15-9) al cierre del primer chico.

Las locales encontraron en el inicio del segundo cuarto ciertas facilidades para atacar el aro con sus perimetrales y lograron también hacerse fuertes con varios rebotes ofensivos que capitalizaron con puntos, aunque no con la efectividad deseada. Lo hecho por Estados Unidos fue pobre en cuanto a generación de juego y solo se sostuvo con puntos aislados de sus internas. Lo mejor del cuarto llegó a falta de 2:47 con una bomba desde mitad de cancha por parte de Marine Fauthoux para que las francesas igualaran el score. Tras uno sola anotación por lado desde ese momento, los equipo se fueron 25 a 25 al entretiempo.

Un fantástico inicio frances en el tercer cuarto le dio una renta de diez puntos en los tres minutos de juego iniciales. Las locales elevaron el tono defensivo y encontraron puntos desde los 6.75m para moverle la estantería a la defensa rival. Sin embargo, bastó que Kelsey Plum tuviera espacio para clavar dos bombas consecutivas y poner paños fríos a la situación. Es necesario también destacar la presencia de A’ja Wilson en la pintura de las norteamericanas, siendo clave en los dos costados del parquet para volver a tomar el mando en el score. Fue de rachas el tercer parcial y ambos equipos mostraron en algo el espectáculo que el mundo esperaba. Se fueron al último descanso con ventaja para EEUU, 45 a 43.

El gol exterior fue una notoria ausencia a lo largo de todo el último cuarto, tanto por la falta de efectividad como porque fue una idea secundarios para los dos equipos, que buscaron tiros de mayores porcentajes en el afán de no regalar nada. Eso hizo que la importancia de las internas se elevara en el juego. Wilson en las norteamericanas y Marieme Badiane para Francia tomaron mayor protagonismo y fue un duelo interesante, manteniendo en vilo el posesión a posesión y la marcada paridad en el score. Estados Unidos llegó con una mínima ventaja al minuto final del encuentro y cualquier detalle era decisivo. Abrieron cuatro puntos a falta de once segundos y en transición, cayó un bombazo de Gabby Williams para quedar a tan sólo un punto. Rápidamente las francesas mandaron a la línea de libres a Kahleah Cooper, que no falló y puso ambos tiros para sacar tres puntos de diferencia con poco más de tres segundos por jugar. Francia fue por la épica y descargó para Williams, que en el doble ritmo increíblemente pisó la línea de dos puntos y terminó encestando pero no alcanzó. Fue así que se selló el triunfo de Estados Unidos por 67 a 66, quedándose con la medalla dorada por octava edición consecutiva, siendo la décima en total en trece ediciones.