A pesar de no haber coronado una soberbia temporada con el título, el arraigo popular de Aguada sembró un precedente en la Liga Femenina de Básquetbol.

Mucho hemos oído decir que la rama viene creciendo a pasos agigantados y sin dudas nadie lo niega. Vivimos la liga con más paridad de todos los tiempos, con ocho equipos con alto nivel competitivo, dejando atrás esas temporadas donde la hegemonia era marcada por apenas cuatro.

Pero al crecimiento deportivo, esta temporada le añadió el popular y si bien es cierto que hemos disfrutado de finales en canchas donde el público desbordó la capacidad de los gimnasios, el fenómeno se extendió incluso a instancias previas. Ahí es donde radicó la importancia del fenómeno Aguada, que con su centenario como impulso inicial y una gran temporada internacional, que hizo visualizar aún más el proyecto, se agregó al númeroso público, la presencia de la hinchada.

Ya desde mediados del Clasificatorio, no solo disfrutamos del aplauso y el festejo, sino también el aliento y esa mancomunión, que genera el rojiverde con su público en cada cierre de partido, ese cántico que eriza la piel a más de uno. Pero nada de esto hubiese sido posible sin un plantel de guerreras que respondiera del otro lado... Desde el aliento y la defensa de la capitana, una Paz que se sobrepuso a una lesión y un corte en las finales para vendada seguir dando su lucha, o la magia y el grito de gol de Kirschenbaum que hizo levantar en varias ocasiones a más de uno de su asiento, para romperse las manos a palmas.

La presencia de Aguada dejó a varias canchas chicas y más adentrada la etapa de playoffs. Las finales nos regalaron más condimentos, desde el banderazo hasta unos últimos dos puntos, donde se vivió un clima digno de final de liga, generando sensaciones quizás nunca antes experimentadas en cada una de las jugadoras que pisó el flotante.

Además, agregando la personificación de ídolas en varias jóvenes hinchas, fundamental ante la falta de presencia de equipos ultra populares, compitiendo en la LFB.

Es cierto que esta gente dejó la vara muy alta, pero le demostró al club, que esta apuesta por el centenario, merece prolongarse en el tiempo, seguir escribiendo páginas dentro de la rica historia del club... Ojalá que la LFB vuelva a tener ese lazo tan especial, entre el hincha y un plantel, que permitió soñar con todo.