Tabaré volvió a Primera después de algunos años de ausencia. Lo hizo con algún cambio, pero manteniendo la esencia que siempre lo identificó.
De esa forma fue que el Indio volvió a Primera en 2014, donde le ganó un ascenso a Unión Atlética en cancha de Larre Borges con un buen trabajo de Duke Crews y de Juan José Rovira, pero con un plantel lleno de gurises de formativas.
La disputa de aquella Liga 2015/2016 fue todo lo opuesto a lo que habían pensado en la calle Brito del Pino, ya que se fue al Metro habiendo perdido todos los partidos y con un sabor totalmente amargo.
El gris del Parque Batlle siguió trabajando en silencio y con la hoja de ruta clara: mantener la base del club. Eso le trajo diversos resultados en varios Metros, ya qué pasó de jugar una chance por ascender frente a Sayago en 2017 a jugar un Playout en 2018 ante Colón.
Después de algunas ediciones quedando lejos de la definición, el pentacampeón federal tuvo refuerzos de jerarquía en varias de sus zonas y tuvo una muy buena campaña de la fase regular para terminar llegando al dulce desenlace que se dio ayer en el Palacio Peñarol.
Pero este crecimiento no solo se vio en el rectángulo de juego. A nivel institucional Tabaré dio un salto considerable en su infraestructura que le permitió posicionarse no solamente como uno de los mejores del Parque Batlle, sino como uno que está pisando fuerte en Montevideo.
Ya con el ascenso en mano, el equipo de Palacios tiene la última parada el próximo jueves ante Cordón para dirimir quien será el campeón del Metro para que la alegría sea total, como bien dice su himno.“Esperan hoy, que por su gente, por un barrio y por su calles salga campeón, para que explote nuevamente el Parque Batlle”. Salú, Tabaré!