La pandemia de Covid 19 hizo que varios clubes laureados de nuestro básquetbol no puedan tener actividad por más de dos años. 

Atenas, Bohemios y Welcome forman parte de la rica historia del básquetbol uruguayo, por distintos motivos hoy les toca estar esperando para volver a tener competencia en primera división.

Atenas, disputó su último partido el 26/11/2019 cuando jugó frente a Nacional, y perdió en el Antonio María Borderes, tras alargue, 108-105. Luego de esa noche en Palermo, los jugadores de las alas negras fueron amenazados por parte de un hincha, por lo qué el plantel decidió no jugar más, medida que la directiva de la institución acompañó, y el ateniense no tuvo más actividad.

La DTA 2020 iba ser el retorno del popular elenco de la calle Cebollatí, luego pasó para marzo 2021, pero la ilusión se esfumó rápidamente, y se propuso esperar al próximo mes de junio, donde tampoco se jugará.  

Welcome, otro glorioso equipo del medio, sufrió en la noche del 09/09/2019 el descenso en cancha de Colón ante Verdirrojo, por falta de garantías con la terna arbitral.

A pocos minutos de terminar el primer tiempo, se suspendió el partido que tenía en ese momento a la W perdiendo 41-26 sobre el equipo del Cerro. Hubo un grupo de personas, identificados con los colores de la “W” que ingresaron al gimnasio, con el objetivo de empañar una noche que, luego tras el fallo, fue el descenso a tercera. Por el tema sanitario, nunca más el verdadero hincha pudo disfrutar de su club en cancha.

El conjunto de Emilio Frugoni ha tenido un gran crecimiento en lo social, con muchas remodelaciones en las instalaciones del club. Hubo movidas de alimentos, abrigos y demás para tratar de ayudar a los más necesitados con la pandemia.

La ilusión volvió cuando se publicó la llegada de Esteban Yaquinta a dirigir el primer equipo de una DTA que nunca se jugó, y que tiene a todos en vilo en ese sector de Montevideo.

Bohemios. ¿Qué decir de Bohemios? Un club al que la pandemia lo golpeó duro, cerró sus puertas, pero pronto volverá a funcionar en un punto importante de la ciudad. 

El albimarrón jugó por última vez el 07/09/2018 cuando se coronó campeón de El Metro 2018, tras superar a Cordón 107-73 en cancha de Larre Borges. Ese día en modo de protesta por una quita de puntos, el equipo albiceleste jugó sólo con juveniles.

Luego no jugó la siguiente Liga Uruguaya 2019-20, tras una asamblea extraordinaria en la que los socios votaron de no jugar el campeonato para salvaguardar la economía del club. Al no vender la plaza en un período determinado, el equipo de básquetbol descendió a jugar la DTA 2020. Se acercaba la primavera y en la calle Gabriel Pereira se confirmó el nombre de Stefano Digenio para dirigir al primer equipo en el campeonato que nunca comenzó.  

Otro de los equipos, que tiene menos títulos que los anteriormente nombrados, pero un corazón enorme que volvía después de un largo rato es el Club Social Larrañaga. En lo social transformó el Doña Natividad Rivera en un hermoso gimnasio, que va a quedar espectacular en la calle Francisco Simón. La última vez que el equipo de primera se calzó la casaca milrayitas fue el 18/09/2018 ante Lagomar, en la derrota 83-82 quedando eliminado en semifinales. 

Los demás equipos todos jugaron la DTA del 2019, excepto Ateneo de Piriápolis que había aceptado, luego se bajó al no poder jugar con público y en su cancha.  La incertidumbre es grande, nadie sabe que pasará con la divisional más humilde.

La FUBB tiene otros problemas en la actualidad, no se ha decidido que hacer al respecto. Hubo una idea de hacer un torneo de El Metro con 22 equipos en 2022 y una DTA amateur, pero con ciertos requisitos para algunos clubes que opten por la decisión de jugar directo El Metro 22 sin necesidad de ascenso deportivo. Eso debe ir asamblea y después votarlo antes del torneo que comienza en junio/julio de este año, inviable que pueda ocurrir en un futuro cercano.

Algunas son instituciones de muchas actividades, pero la mayoría son clubes de básquetbol, que quieren competir, por ahora sólo deben esperar para ver al equipo de sus amores en cancha, y sentir ese cosquilleo de la competencia en el rectángulo de juego.