En una nueva entrega de esta sección, nos fuimos hasta Lagomar para tener la palabra deun hombre que llegó en un momento complejo del club de la Costa de Oro.
En una linda tarde de primavera, con un calorcito que hizo más amena la charla, un tipo grande y con una potente barba, estaba sentado jugueteando con un perro en la puerta del club. Con un gorra estilo “trucker” y una vestimenta bastante veraniega pese a la estación del año, pusimos los bancos enfrentados y comenzamos una entretenida charla que tuvo de todo un poco.
Con un arranque bastante difícil, donde tuvo que hacer grandes sacrificios para poder llegar a donde está ahora, sumado a toda la situación actual que atraviesa el mundo por el Coronavirus, él nos cuenta cómo ha sido la historia de su vida, pero nunca dejando de lado la humildad y reconociendo que nada le vino de arriba.
Confeso hincha de Independiente de Avellaneda en fútbol y amante de la joda (aunque ahora el amor tiene forma de hijo), pase y póngase cómodo, que le seguimos sumando sellos a El Pasaporte, esta vez con Sebastián Chaine.
¿Cómo fueron tus arranques en el básquet?
Yo arranqué a jugar de grande al básquet. Yo jugaba al fútbol, andaba muy inquieto por la calle y cuando terminé de jugar, mi vieja me dijo que siguiera haciendo algún deporte y se me dio la posibilidad de jugar al básquet. Empecé en Gimnasia y Esgrima de Lomas, donde me cobijaron muy bien e hice mis primeros pasos. Vengo de una familia muy humilde, donde muchas veces no había plata ni para el colectivo. El club a veces me daba una guita y mis viejos hacían un esfuerzo enorme para comprarme zapatillas y había días donde tenía que ir caminando hasta el club (unas 60 cuadras) y a veces para ahorrarme ese manguito del colectivo, me tocaba ir caminando. Después en cadetes segundo año ya medía 2.06 metros y me empezaron a buscar algunos clubes. Mi vieja no quería que me vaya a vivir al interior del país y se me dio la posibilidad de jugar en Boca, que era una muy buena opción por estructura y cercanía. Desde Gimnasia me invitaron a retirarme porque ellos entendían que yo ya había encontrado un techo ahí y no me pusieron ninguna traba para irme. Es más, salió de mí que si Boca no pagaba algo por el pase yo no me iba. En ese momento, mi agente decidió poner ese dinero y le quedó algo al club.
¿Tenes algún recuerdo de chico que te haya marcado?
Cuando empecé y recién en el segundo partido, el técnico no me ponía y yo me acerqué y le dije que quería jugar. Él agarra y me dijo una frase que me quedó grabada a fuego y que la usé para el resto de mi carrera: “Las cosas no se piden, se ganan”. Las cosas se ganan entrenando todos los días, cuidándose, haciendo esfuerzos. Esa fue mi bandera durante toda mi carrera.

¿Que se sintió haber jugado en el clásico rival del club de tus amores?
La verdad había terminado de jugar el Playoff en Temperley y nos habían descalificado por un problema con la asociación de clubes. Yo tenía ganas de jugar Playoffs y a Racing justo se le lesiona un jugador, yo tenía varios amigos jugando ahí y pidieron si podía ir. Además, yo necesitaba trabajar y fue eso nada más. En resumen, aproveché para poder jugar con mis amigos. Fue raro en cuanto a lo que es el fútbol, pero después en lo que respecta al básquet no fue nada atípico. También debo decir decir que viví algunas cosas raras, como por ejemplo algunos hinchas de Racing insultándome o gente en la tribuna diciendo lo que yo ganaba. Quienes lo tuvieron que sufrir realmente fueron mi mujer y mi hijo. Fue poco tiempo el que estuve ahí, pero fue por trabajo.
¿Como es jugar en Boca Juniors? ¿Es realmente un mundo aparte como todos dicen?
Yo en Boca era juvenil y recién hice mis primeros pasos en Primera. La verdad que yo ahí vivía en otro mundo. Sin embargo, es un club exigente donde desde las inferiores están pidiendo tu máximo porque Boca te da las herramientas para prepararte. Nosotros teníamos a Arnaldo Córdoba que nos exigía todo el tiempo y nos obligaba a dar lo mejor de cada uno.
¿Cuáles son las principales diferencias entre el básquet argentino y el uruguayo?
Yo lo que veo del Metro es que un torneo aguerrido, donde la garra está ante todo y eso hace que sea un poco desordenado. Para poder hacer comparaciones y pese a que estas no son buenas, está entre los 7 u 8 equipos del Federal y por ahí la segunda línea del Torneo Nacional de Ascenso. Es un torneo donde los jugadores juegan con mucho corazón y veo planteles muy cortos, donde juegan 6 o 7 jugadores. Además, es una competición semi profesional, ya que algunos tienen que trabajar aparte de jugar. Entonces, por ahí hay algunas carencias en el juego que no las podés practicar porque no tenés tiempo de hacerlo. Justamente esta edición es bastante atípica porque se están jugando muchos partidos seguidos. El nivel me gusta y dicen que el nivel de este Metro es mejor que el de otros años. Creo que se está jugando un lindo básquet y se ven partidos parejos.

¿Como terminaste en Lagomar?
Antes de que empiece el Metro la gente de Lagomar ya me había hablado, pero después ellos se inclinaron por otro tipo de plantel. Me pasó que estaba un jueves en mi casa con mi señora y me llamó mi agente Mariano Nobile para decirme que estaba la posibilidad de venir, ya que Lagomar quería hacer un cambio. Ellos querían que viaje el viernes, pero yo no podía porque no es fácil desprenderse y hacer un todo un cambio que modifique la vida de una familia en un día.
Les dije que no y ahí me preguntaron si había alguna chance de que yo viajara el lunes. Les comenté que iba a tratar de acomodar las cosas para poder moverme en esa fecha. Mi mujer me apoyó y me entendió. no es fácil estar casi 6 meses sin jugar y solo entrenando en tu casa tirando al aro, porque se sabe que no es lo mismo. Yo necesitaba jugar y quiero vivir de esto porque es lo que me gusta hacer. Cuando me puse de acuerdo con mi mujer, ni dudé en subirme al barco.
¿Dudaste en algún momento el venir a jugar el torneo por toda la situación sanitaria?
Lo que más me hizo dudar fue el hecho de que yo me viniera para acá y que en mi casa quede la parte más dura de la pandemia. Mi mujer es personal de salud y nos venimos cuidando desde siempre. Mi suegra tuvo coronavirus, entonces eso hizo que fuera casi inmune y nos ayudó mucho con el cuidado de Santi (hijo). La situación del Coronavirus fue más para no venir que para venir porque no es fácil tomar esa decisión. A mi lo que me mata es que acá dentro de todo hay una vida normal y saber que por allá no están bien. Gracias a Dios mi familia se está cuidando un montón allá y fueron muy importantes brindándome el apoyo para que yo pudiera venir.
¿Cómo te recibió Uruguay?
La verdad que me encontré con un país que me gusta mucho. Al uruguayo se lo ve relajado. Yo no he ido mucho a Montevideo, pero por lo que visto por acá en Lagomar se vive 60 cambios más abajo que en Buenos Aires. Me trataron de diez y estoy súper agradecido a Daniel, a Fernando y a la gente del club que están todo el tiempo pendientes de si le falta algo, para la comida o para lo que sea que yo necesite para jugar, el fisio, todos. Me hacen sentir muy bien y no me quiero ir. Estoy agradecido a ellos y al plantel, que es un grupo humano divino, donde hay muy buenos chicos con ganas de querer ganar. Por ahí cuando vine llegué en un momento duro por el tema de los cambios y que hayan ido algunos. Cuando yo no estuve puede que hayan pasado cosas y eso hizo que el plantel quedara medio golpeado. Ahora parece que ganamos un par de partidos y nos acomodamos.

Llegaste vos y el equipo empezó a levantar. ¿Curiosidad?
No es porque llegué yo, sino porque el equipo se liberó un poco y soltó las presiones que tenía, y que las absorbiera yo que era que un poco la idea. El equipo está bien y con ganas.
Hay muchas personas que dicen que el basquetbolista -y más que nada el extranjero- tiene una vida más “fácil” porque viene, práctica y se va a su departamento. ¿Qué pensas al respecto?
Nosotros somos unos privilegiados por vivir de lo que nos gusta, pero también dejamos un montón de cosas de lado. Yo me fui a vivir a Chile con 20 años, dejando a mi familia y amigos. Estuve unos meses, pero ese es tiempo de vida y no te lo devuelve nadie. Yo no me fui a Bariloche (viaje de egresados) por quedarme a hacer una pre temporada. Me perdí muchos cumpleaños, navidades sin mi familia. Hoy estoy acá y no con mi hijo. Yo creo que el que dice eso es el que no sabe todo el esfuerzo que hace un deportista para tratar de ser profesional y vivir de lo que le gusta. Encima de eso, no es que cobramos y nos salvamos para toda la vida. Si no sos inteligente o si no ganaste mucho dinero, cuando termine el deporte vas a tener que trabajar como todo ser humano. Yo creo que el deportista es el valiente que se anima a vivir de lo que le gusta y de hacer lo que le hace feliz el tiempo que sea. Yo lo aprendí de grande y capaz que en los primeros años no lo viví con esta mentalidad. Si bien no trabajas 8, 10 u 12 horas como una persona normal, lo nuestro es todos los días porque los domingos cuando los demás descansan, nosotros estamos preparándonos, cuidándonos. Los sábados a la noche por ahí cuando alguno sale a comer o a tomar algo, nosotros estamos descansando para los partidos. El deportista se expone un montón con su vida privada. El que lo ve al deportista como alguien que viene, cobra y se va, está totalmente equivocado. Claramente esa persona nunca lo hizo y tampoco hizo el esfuerzo para estar acá y poner la cabeza, porque esto es anímico también. Tenes que estar fuerte porque te pasan cosas como a cualquier ser humano. Si mi familia estuviese mal allá, yo acá no podría estar al 100%.
¿Tenés pensado a vivir a Uruguay en algún momento?
No es una decisión fácil. Si bien yo me iría de Buenos Aires porque no quiero vivir ahí, toda mi familia está allá. Me gusta Uruguay y su estilo de vida. Capaz que el estar acá en Lagomar y ver que todo es más tranquilo, es por ahí lo que yo elegiría. Esas decisiones son las que se toman en familia y hay que verlo. En Argentina, más allá del virus y todo eso, está todo muy revolucionado a nivel político. Un país donde hay cada vez más inflación y más problemas. No es una decisión fácil, pero por lo menos me iría de Buenos Aires.
Se te ha visto en las redes defender las acciones que está llevando a cabo el gobierno de Alberto Fernández. ¿Alguna vez te han dicho algo por poner algún tweet o un me gusta?
No, para nada. Tampoco es que estoy muy activo en las redes, por ahí me gusta poner cosas de sentido común, o por lo menos lo que yo pienso que debería pasar. Si bien no tengo una postura política súper marcada, si creo que hay que pensar en el otro, hay que tener empatía, hay que entender que no todos vivimos las mismas realidades y que no todos nacemos en el mismo contexto.

Ahora se puso de moda la meritocracia, que es poner ejemplos de una persona que viene de abajo y se esfuerza, para terminar diciendo que solo por eso es un ídolo. Pero, no todos tienen la posibilidad de que su familia lo apoye para eso. A mi me molesta porque me pasó que hubo muchas veces que mi familia no tenía para comer y gracias a Dios no recibimos ninguna ayuda de nadie porque mi viejo se rompió el orto laburando toda su vida. Hay que entender que hay que darles posibilidades a la gente porque no todos tenemos las mismas chances de llegar al mismo lugar.
Hablando de las redes sociales, has puesto algo sobre que en el Parlamento argentino se vote sobre la ley oncopediátrica. ¿Qué nos podés contar sobre eso?
Sinceramente no sé mucho del tema, pero todo lo que sea poder dar una mano y ayudar en difundir todo lo que sea salud para los chicos me parece que nunca está demás. Sé que la sobrina de la novia de un amigo estaba con cáncer hacía unos años y había un tratamiento que no se lo cubrían. Siempre que sea aportar algo, por más que sea un granito de arena, voy a estar.
¿Te arrepentís de algo que hayas hecho en tu vida?
No me arrepiento de nada porque todas las decisiones que tomé las banqué, pero el año que me fui de Lanús yo necesitaba sumar minutos y pasé de de jugar la A a jugar el TNA (Torneo Nacional de Ascenso) fue una mala decisión porque tampoco jugué ahí (risas). Después de eso, no cambio ninguna decisión porque con todas las que tomé quedé súper contento y todas siempre me ayudaron a crecer para ser una mejor persona y mejor jugador.
¿Podes afirmar que el básquet te ha dejado algún amigo o un técnico que llegaste a considerar como un segundo padre?
He tenido sí muchos compañeros como Sebastián Morales y Facundo López Banega, con los cuales jugué en San Lorenzo. A Facu lo conozco desde chiquito y soy amigo del padre. Ellos son mis amigos porque siempre están pendiente mío, quieren saber como estoy y como me está yendo acá. Todos los técnicos te dejan algo, por más que sea bueno o malo. Carlitos Zamorano que me hizo debutar en Primera, Luciano De La Rosa que fue mi técnico en Gimnasia y Esgrima de Lomas. Pero un técnico que me abrió mucho la cabeza fue Roberto Volpi, quien hoy no está entre nosotros. Él fue el primer técnico que me dijo que yo podía ser profesional y que sí me dedicaba a esto iba a poder vivir de lo que me gusta. Él se nos fue jóven y marcó una camada de muchos jugadores de la selección de capital Federal. Con esa locura que tenía y esa forma de decirte las cosas, siempre tenía la forma de aconsejarte bien. Se los extraña mucho.
¿Cómo te definirías?
No me gusta definirme, incluso no me gusta hablar de mí. Soy un tipo sencillo, frontal y que me gustan hacer las cosas al 100% siempre. Creo que los demás tendrían que hablar de mí porque yo te diría que me defino como un buen tipo buena leche y laburador.
PING PONG
¿Vino o cerveza?: Uff, que difícil. La verdad es que me gusta mucho más la cerveza, pero empecé a tomar vino porque me hace menos mal (risas).
¿Bizcochos o torta fritas?: Bizcochos. ¿a que le dicen bizcochos? (son las facturas). Ahh, me quedo con las facturas.
¿Rock o cuarteto?: Me gusta el rock nacional y me gusta un montón el Potro Rodrigo. En el tema musical soy muy abierto y soy muy cabeza porque me gusta mucho la cumbia.
¿Irte a la B o perder la final de un torneo importante contra tu máximo rival?: Esa es para un bostero. Yo creo que es peor descender, y eso que a mí me tocó irme a la B. Y mirá que te lo digo yo que estuve en la cancha ese día.
Si tuvieses que elegir a 3 personas para irte de joda: Alejo (padrino de mi hijo). Después llevaría a Sebastián Morales y Facundo López Banega.
El jugador más borracho con el que jugaste: Uhh, jugué con muchos borrachos. No quiero ensuciar a nadie (risas). Yo mismo.
¿Qué jugador te sorprendió por lo que jugaba?: Estuve con muchos jugadores talentosos. Laprovittola, Jonathan Maldonado. Acá me está sorprendiendo mucho Nicolás Alvaréz. Técnicamente es una bestia y es super completo, tiene el juego en la cabeza todo el tiempo y te sorprendo porque a veces pensás que físicamente no va a pasar nada y el chabón mete un salto y te deja la pelota al lado del aro. Tiene mucho talento.
Tu partido más emotivo: La final que ganamos con Temperley en el Federal. Fuimos abajo durante todo el partido, lo empatamos faltando un minuto y pasamos faltando 30 segundos.
¿Ser suplente en un equipo campeón o ser figura en un equipo que pelea el descenso?: Siempre ganar.
¿Sábado de joda o domingo familiar?: A mí me gusta la joda. Ahora estoy un poco retirado, pero un viernes de joda así me recupero para el lunes (risas).
¿Cuál es el mejor momento de tu vida?: El nacimiento de mi hijo, nunca me voy a olvidar.
Para vivir, ¿Chile o Uruguay?: Uruguay.