A los 12 años, casi sin quererlo y de casualidad, Aguada lo enamoró. Los colores, la llegada del Tato y su hinchada, hicieron que aquel niño de Solymar, se hiciera fanático del club. Hoy gira por todo el mundo con una de las bandas más importantes de la historia del rock nacional. Denis Ramos, integrante de No Te Va Gustar, nos contó su amor por el aguatero.

Futbolero desde siempre, manya y por esas vueltas de la vida, aguatero. Pispiaba básquetbol, pero ni fu ni fa. El Denis gurí disfrutaba más de jugarlo en la canchita de tierra y pasto que había en Solymar Norte. Con el tiempo, el bichito le entró a picar y comenzó a ver las trasmisiones de básquet que, por aquel entonces, iban por televisión abierta. Sin quererlo, el gustito al deporte comenzó a aumentar, a tal punto que: “Me armé un aro casero, con un palo, una varilla y una tabla en la puerta de mi casa”. Esto coincidió con la época en que Aguada traía a nenes como Pierri, Nazar Rodriguez, Tato López y varios más. Pero Denis se detiene en el último de esos nombres: Horacio “Tato” López. El responsable principal de que sea hincha de Aguada. Él, su básquet y todo lo que significa Horacio, lo enamoró casi tanto como Aguada. Todo esto se agigantó, cuando se enteró que una de sus amigas de la infancia, era hija de Horacio. ¿Se imaginan eso? Que el padre de tu mejor amiga sea tu ídolo, “fue algo muy loco”. Entonces, comenzó a seguir a su referente por la tele, hasta que se dio cuenta que había algo que le gustaba más que ver jugar a su ídolo: La brava muchachada. La hinchada aguatera lo cautivó y fue ahí que esta aventura puso primera.

Las mejores historias de amor, generalmente, nacen de casualidades. Y esta no fue la excepción, un día en un noticiero escuchó la noticia de la llegada de López al aguatero, y ya con eso paró la oreja. Luego vio todo lo que generaba y rodeaba a Aguada, los colores le gustaban, y entre casualidades, en una feria barrial en Solymar “encontré una camiseta de Aguada, la número 6. No me acuerdo de quién era, pero fue la primera y más linda que tuve”.

 Sin la posibilidad de ir a la cancha, por su juventud y la lejanía de la capital, Denis seguía la mayoría de los  partidos por radio y televisión. Aquella pilcha que había encontrado lo acompañaba siempre. Casi en los 2000’, cuando se mudó a la capital fue la primera vez que pudo ir a la cancha a alentar al rojiverde: “Me encantó, la verdad ver eso me enloqueció”. Vivía cerca del Palacio Peñarol, junto con su amigo y vocalista de la banda, Emiliano Brancciari, que lo acompañó bastante seguido a la cancha. Reconoce que un poco le tira la camiseta, aunque no sea tan fanático del básquet, “si tiene que elegir uno, elige Aguada seguro”.

Por esos años, es cuando se da el ingreso de Cecilio Denis Ramos a NTVG. ¿Cómo? De una forma muy peculiar y graciosa. Aquel pibe que tocaba el trombón en la armada, se presentó a un ensayo, gracias a que un amigo suyo recomendó su nombre luego de escuchar a la banda en un toque en La Costa. Denis se aprendió todo el “Solo de noche” (Primer disco de NTVG) de memoria. Y en el ensayo la quemó. Sorprendió a todos y a partir de octubre del 2000, forma parte de la banda. Desde su primer recital en Jaque Mate de Tala, hasta el día de hoy, lleva aproximadamente 1200 toques arriba. El auge del rock nacional y la banda, fue en constante crecimiento. La situación política y económica del país era jodida, pero la gente se recostó en la música y acompañó con la nueva movida que afloró en esa época. “En los momentos complicados, es donde lo artístico levanta. La gente escuchó mucha música durante la crisis, y tuvo que ver en que nosotros explotáramos”. 

Pero pasaron varios años para llegar a esos 1200 recitales. Un esfuerzo gigante para construir lo que es No Te Va Gustar hoy en día. De pagar para tocar en boliches de Buenos Aires para 20 personas, hasta girar por Europa, armando, tocando y desarmando durante veinte días consecutivos. Y no para 20, sino para solamente 5 o 10 personas. Una locura. Hoy con diez discos en su espalda, estudio propio y un reconocimiento internacional increíble, sigue sin poder creer esta realidad.

Él se define como un base gatillador cada vez que juega alguna domita con amigos. Y en el fútbol, es de público conocimiento que es el 9 de la banda, con enorme olfato goleador. Es por eso que, estando en las dos veredas, encuentra muchas similitudes entre el deportista y músico. Principalmente en el aspecto grupal y de los roles de cada uno en un grupo humano: “No todos podemos ser Tato López y no todos podemos ser Emiliano Brancciari”.

Siguiendo con las metáforas deportivas, se pone como gurí chico cuando nos cuenta con los artistas que compartió camino a lo largo de estos 25 años de trayectoria: Jaime, Rada, Benedetti, Fattoruso, Fernando Cabrera, entre otros. Y dice: “Yo sería como un pibe de formativas que mira por tele a un crá que juega en primera y luego con los años, terminás compartiendo plantel con ellos”. Además, no duda que “Jaime y Rada son el Tato López de la música nacional”.

Pero la charla se puso Fuera de Control, como aquel tema de NTVG que genera un pogo tremendo. Volvimos a lo nuestro, Aguada. El aguatero tiene ese qué se yo, raro. Que puede generar sentimientos encontrados tanto para un lado, como para el otro. No hay punto medio, y eso es lo que tanto le gusta a Denis: “el que no es de Aguada lo odia, es una raza, genera muchas cosas”. Intenta describir qué es ese equipo no solo en su vida, sino en general, en la de los otros. Mucha gente que no es asidua al básquet, detesta a Aguada por lo que genera. Y los que lo aman, lo hacen por eso mismo, por lo que genera el club. Él se siente afortunado de que el rojiverde se haya cruzado en su camino, sin tener una herencia familiar que le trasladara ese amor. Fue en un momento justo, donde ambos se encontraron, casi sin quererlo, vaya uno saber por que, las vueltas de la vida… 

Las giras, el estar constantemente transitando países y recitales, le impiden seguir al aguatero como él quisiera. Con Peñarol el asunto es diferente, ya que el 100% de sus partidos van televisados, y a pesar de que esté en otra parte del mundo, algo siempre puede pispiar, “son deportes diferentes, pero la pasión es la misma. Me alegro muchísimo cuando gana Aguada y me bajoneo cuando pierde”. La única diferencia que nota es que “no tengo tantos conocidos de Goes pa’ gastar, como sí los tengo de Nacional”, lo que lo hace siempre más divertido nuestro folklore bien entendido.

Hablar de Aguada no es solo hablar de uno de los equipos más grandes de nuestro básquet, sino que ni más ni menos, que el vigente campeón. Obviamente, Cecilio Denis dijo presente en el Antel Arena, en aquel junio del 2019: “Las finales del año pasado las viví muy fuerte, muy tensionado. Fui con mi hija, disfrutamos un montón. Quería ser campeón sí o sí”. También recuerda con muchísima alegría la final del 2012, que cortó la sequía de tres décadas sin lograr un título: “fue gloriosa”, además lo vivió de cerca, ya que durante ese año la banda estuvo grabando en Montevideo “El calor del pleno invierno”, su octavo disco.

Igual nos sorprendió, como cuando tira alguna magia en los solos de Verte Reír. No sabe por qué, “será que me estoy poniendo más viejo” pero de esas dos finales, se queda con la última: “lo del año pasado me movió todo. En todo momento me quería ir para arriba del Antel Arena a cantar con toda la gente”.

Aquel niño de Solymar Norte está tranquilo. Porque sabe que, como dice el emblemático tema de No te va gustar, “No era cierto”: tiene con quién quedarse a festejar. Una brava muchachada, esa que a sus 12 años, lo enamoró a distancia para sellar este amor, el menos pensado.