Créditos de las fotos: La Red 21 y Tenfield
Tras las declaraciones de Juan García y Félix Fares, hubo mucha repercusión en los distintos actores del básquetbol. Tal es así, que Básquet Total fue a buscar la palabra de varios protagonistas directos en aquella jornada del Palacio Peñarol. En este informe hablaron: Pablo López, Diego Losada, Claudio Charquero, Daniel Rivero, Gustavo Szczygielski y Juan Chifflet.
Estaban ansiosos por dar su opinión y lo expresaron con algún comentario previo antes de iniciar las declaraciones. Todos hacían alusión a las notas publicadas la semana pasada en Basquet Total donde hablaron los árbitros del encuentro más polémico de la corta historia de la Liga Uruguaya. La palabra de Juan García Marrone fue la sorpresa de varios ya que rompió el silencio después de mucho tiempo.
Algunos protagonistas mostraron cierto resquemor, otros expresaron que la alegría del título de ser campeón de Liga tuvo un sabor diferente por las polémicas del final. Es que ese torneo se recuerda justamente por eso y no tanto por él logro que consiguió el equipo de Gerardo Jauri.
Gustavo Szczygielski
Al contactarlo hace unas semanas para comenzar la sección “Qué es de la vida de…”,nos dejó su impresión de lo sucedido. Aún entiende que la decisión de Félix Fares para no favorecer a Defensor en la incidencia estuvo correcta, ya que si cobraba la falta eran libres para Charquero y Sporting iban a tener la última posesión del alargue con posibilidad de igualar o ganarlo. También manifestó que muchos se quedaron con las dos jugadas del final, pero nadie recuerda el partido que trajo el fusionado luego de estar más de 20 puntos abajo. Clarito y sin titubear uno de los más ganadores del básquetbol uruguayo dijo: “me molesta que sólo se hable de eso, y no de como fue el partido en sí”.
Pasaron casi 20 años, se marca al pivot como el infractor sobre Claudio Charquero. El jugador violeta manifestó que se habla como si fuese el único fallo arbitral que hubo en el básquetbol uruguayo. Además, remarcó que nadie comentó que cuando Defensor igualó la llave 2-2 hubo algunos inconvenientes para la delegación violeta cuando regresaron al hotel. También indicó que es injusto que toda la culpa se la lleve Fares por el fallo del final, que para su interpretación estuvo correcta y agregó: “no cobraron para que termine el partido y no darle la ventaja a Defensor con cuatro segundos. Aparte he visto un montón de veces que los jueces lo hacen”.
Claudio Charquero
Uno que se sigue posteando en la zona pintada de las distintas canchas del básquetbol uruguayo. Mirando por el retrovisor, también estuvo hace 17 años atrás cuando intentó tirar sobre el cesto de la calle Galicia y fue interceptado por el brazo de Szczygielski. Al Charco esa Liga “lo marcó mucho” ya que en nuestro país los jugadores generalmente son conceptuados por los títulos que consiguen. En su enorme trayectoria, que aún sigue escribiendo, tuvo la posibilidad de jugar varias finales pero no pudo ser campeón en ninguna ocasión. Sin pelos en la lengua manifestó: “Esa Liga fue un robo descarado, y no cabe otra palabra”, aunque respeta las diferentes opiniones que pueda haber respecto a aquellas finales.
Sin olvidar que el elenco sanducero manejó una buena ventaja desde el arranque del partido, también hizo hincapié que varios jugadores importantes de Paysandú en el epílogo del juego dejaron el encuentro por quinta falta y terminaron el match con varios exponentes de recambio: “He visto el partido muchas veces y cada vez que lo veo me da la misma impotencia que sentí el primer día”.
Haciendo referencia a la jugada con Szczygielski, si hoy ocurriera lo mismo en algún partido claramente es una falta antideportiva, pero con las reglas de ese momento “es un foul común, no hay otra vuelta”. Si bien Fares pretendió no darle ventaja al infractor, no sólo le dio la pelota sino que además “validó un doble fuera de tiempo”. El ex Welcome aduce que por esa decisión fueron doblemente perjudicados. En lo que respecta a la otra polémica dijo que en ese momento “Tenfield sacó el tema del reloj para tapar una ridiculez que mucha gente creyó y a otros que les convenía aceptaron”.
Sobre la dupla arbitral de aquella jornada, calificó de “increíble” lo de Juan García y sus declaraciones. Ya que lo considera un tipo que se merece todo el respeto del Mundo después de lo que dijo. En cuanto a Fares, quien lo trató de caballero, opino: “yo sé lo que dijo de mí, pero después de todo lo que pasó, ¿qué le voy a decir? Ya está, ya pasó, no le voy a decir que me robó plata y prestigio, ya quedó en el pasado”.
El “Charco” -al igual que todos- no observó nada extraño con respecto a algún arreglo en ese partido: “Yo no puedo decir eso, y tampoco que a un juez lo tocaron, porque no tengo nada”. Pero sí, con la experiencia que tiene sabe cómo los jueces llevan los partidos, la cantidad de faltas que tiene cada jugador, y cuando ellos sacan a algún exponente de la cancha por quinta. Esa carrera que ha dibujado el “15” en su espalda en muchísimas camisetas, le permite decir sin tapujos que esa noche lo robaron y le flecharon la cancha, con la sinceridad que lo caracteriza.
Al consultarlo si cree que hubo dinero en el medio de este tema, dijo: “Si yo me entero, o en su momento me ofrecían a mí por ejemplo, me agarro a las piñas, porque es antibásquetbol”. Aseguró que a él nunca le pasó como jugador y tampoco piensa que haya ocurrido algo económico o laboral que beneficiara a alguien en estas finales.
Esos casi 400 kilómetros en el ómnibus del plantel de Paysandú fueron interminables, donde seguramente ninguno durmió, sino que repasaban las jugadas una y otra vez en la cabeza. Cerraban los ojos, soñando, cortando las redes, se imaginaban llorando de alegría y emoción, pero ese sueño de quedar en la historia grande se esfumó en un par de pitazos.
De todas formas el pueblo sanducero “fue impresionante, nos recibieron a las ocho de la mañana como si hubiésemos salido campeones”, esa jornada algunos la tildan como un feriado donde todos fueron al gimnasio y el plantel debió dar la vuelta a la ciudad para poder estacionar frente al 8 de Junio: “ese tipo de cosas que viví ese día en Paysandú, no las volví a vivir en otro lado”.
Daniel Rivero
Es el jugador más nombrado en la historia de las finales de las Ligas Uruguayas, se recuerda al partido como “la final del doble de Rivero”. Ese campeonato que ocupó más tiempo de lo normal en los informativos y que era la conversación del barrio al otro día. El protagonista del cierre lo sigue sintiendo de la misma manera: “Es una lástima que se haya quedado opacado ese título por las cosas del final”. Pero no oculta con una breve sonrisa que, a pesar de todo, cumplió el sueño como jugador de ser campeón con un doble en la hora.
Hay veces que se dice que “estás tocado con una varita mágica”, el base subió la pelota y se la tiró con lo que le quedaba de tiempo y la bola ingresó como pidiendo permiso a la gloria y a la historia. No lo vamos a negar, si no ingresaba, no estaríamos escribiendo esto. Con respecto a la jugada dijo que “estaba para mí”. Pasó el tiempo, pero sigue recordando el momento con lujo de detalles: “Cuando miré el reloj, traté de llegar lo más cerca que podía y nadie se me cruzó hasta el final, que es cuando agarré la pelota con las dos manos, doy el salto para adelante y tiro”.
El ruido, la adrenalina y la emoción no dejaron ver con claridad en la cancha si hubo falta o no de Szczygielski sobre Charquero. Al no sentir el pito, sólo atinó a recibir el pase del extranjero y correr en busca de la gloria. Lo que guarda es ese “gustito lindo, disfrutable” que iban perdiendo feo, y le tocó tirar para ganar, si no entraba perdían.
Daniel, después de 17 años y como si estuviese comiendo un asado con amigos de toda la vida, sostiene que lo del reloj nunca fue tan claro, fue muy fina esa jugada. Cree que Paysandú no fue totalmente estafado por ese doble y hasta el día de hoy mantiene que “si fue fuera de tiempo, fue por milésimas, y sí valió, también fue por milésimas”. En el momento, nunca vio cuando lo convalidaron, se enteró por Gerardo Niquichenko que fue a abrazarlo y le dijo que era campeón. No llegó a observar a Diego Castrillón arriba de la mesa, validando el doble, de eso se enteró después de aquella recordada jorndada.
Su relación con los jueces post partido fue normal, pero tenía más contacto con Fares ya que los unía una relación particular de la ex empresa de su padre. Además, hace poco tiempo, trabajando en la inmobiliaria donde está actualmente, le mostró un apartamento al árbitro principal de aquella noche y volvieron a tocar el tema. Siempre me dijo: “Rivero por culpa tuya me va a quedar esa mancha en mi trayectoria” y leyendo el otro día lo que dijo, fue más o menos así. No esconde nada en decir que fue un foul grosero y que se pudo haber cobrado. Aunque algo de razón le asiste a “Coco” en dejar de seguir la jugada. En esa época se jugaba con otro tipo de reglas, por eso hay cierta lógica de su punto de vista. En esos cruces extra básquetbol nació “San Coco”, como lo apodó Rivero de forma jocosa al juez que convalidó su anotación.
Daniel no se mete en la decisión de si sonó o no el silbato de la mesa. Sí opina que “lo que hizo la empresa Tenfield tiene su parte lógica”. Y más cuando se le agregó algo al cronómetro para la siguiente Liga. Las bromas de los amigos estuvieron a la órden del día: “como lo robaron a Paysandú”, “tenés que devolver la medalla”. Rivero siempre responde que la copa la tiene en su casa. Para él “lo que empaña todo es el foul que no se cobró”.
Pablo López
En aquel entonces entrenador de Paysandú BBC, estaba del otro lado de la línea haciendo sus primeras experiencias como entrenador en jefe. Hoy vive con cinco títulos a cuestas y siendo el gran responsable del camino que realizó Malvín en los últimos años.
Si bien en el ambiente se dice que Pablo se cuenta ese campeonato cómo propio, no es así: “No lo cuento para mí, sino para aquellos jugadores que nunca pudieron salir campeones”.
Ese momento como entrenador lo toma como un “mazazo importante”, porque era su primer título, considera que fue un momento difícil de digerir pero sin descuidar a los jugadores, para seguir mirando para adelante.
Nunca tuvo un trato especial con la dupla arbitral, sí más confianza con Juan García que con Félix Fares. A este último se lo cruzó hace un año saliendo de ANEBU y lo saludó, sin saber cómo podía reaccionar. Considera que el hecho “fue algo muy violento” y que “es un daño irreparable, ya lo hizo, no lo va a reparar nunca”.
En los últimos 12 puntos de Defensor, cuando hizo la defensa extendida, Pablo entiende que fueron todas las límite, ahí dio cuenta que árbitro tiraba para un lado y cual para el otro. Son situaciones que se deben ver muy fríamente, pero sostiene que “La Liga no merecía ese descrédito”, y para López lo peor fueron las consecuencias que tuvo Fares, que siguió impune, arbitrando como si nada hubiese pasado. Entiende que se puede equivocar, a pesar de que el foul de Charquero fue frente a la cara de él.
Muy directo y sincero sobre la infracción de la penúltima jugada que Fares no cobró, mencionó que “no es verdad lo que dice, es una excusa que no tiene ningún soporte”, aunque reconoce que era un juez muy prestigioso y que a pesar de su soberbia trajo algunos avances, como cortinar hasta el límite en un foul. Al no haber una estructura, todos los impulsos son individuales que se diluyen rápidamente y no generan cultura, sino soberbia. Acá lo que pasaba es que “no había una estructura para llevar acabo la Liga”.
Con respecto a las imágenes que salieron sobre el reloj dijo que “para mí fue muy peligroso eso porque aumentó las dudas de algo oscuro, no había chance (risas)”. Y agregó que el mismo Sonsol (Alberto) que estaba en vivo, ahí sentado, dijo que no valía. López, también participó en la formación de esa primera LUB y manifiesta que el gran negocio de Tenfield era vender la Liga y el Federal juntos, que es lo que tienen ahora.
Aquella correcta relación con Juan García hizo que le pidiera que no se fuera del referato: “le dije que no renunciara”. Agregó que García decidió irse porque era algo personal, y al ser una persona que tiene códigos demoró tanto en hablar.
Hoy mantiene relación con la mayoría de los jugadores de aquel plantel de Paysandú, quizás con lo que están aún vinculados al básquetbol un poco más que con otros. Y en el 2006 cuando salió campeón con Malvín le dedicó el título al “Chato” Martínez que hoy forma parte de su cuerpo técnico en el playero: “yo sigo sintiendo que ellos fueron campeones y fuimos todos”.
Ahora con las declaraciones que tomó Basquet Total a los árbitros, indicó que salió un video y se nota lo que la gente sentía en aquel momento en suelo sanducero a nivel ciudad no tiene comparación. Un apasionado del deporte como López nunca dudó en seguir siendo entrenador y trabajar de lo que eligió a pesar de lo que ocurrió en una de sus primeras experiencias. Y argumentó que “te podrán apartar un poquito”, pero eso al final del día va a construyendo carácter, y cuando llega el momento lo pasás por arriba: “Las adversidades, hay que tomarlas como nuevos desafíos, cuando drene el dolor, porque el dolor tenés que vivirlo”.
Diego Losada
Se cansó de levantar copas en Federales, también era una pieza fundamental de aquel elenco de Paysandú y no pudo ser campeón de Liga como basquetbolista, después lo logró como ayudante técnico de Javier Espíndola en Aguada. El escolta, comentó que todo el Mundo se quedó con los dos fallos del final, pero que el público en general está equivocado, porque fue todo el partido igual.
Divide la actuación arbitral, de parte de Félix Fares “fue un arbitraje muy malo desde los primeros minutos contra Paysandú”. Declara que el partido solo lo vio una vez de forma completa, fue 48 horas después en suelo sanducero con todos los compañeros del plantel que se encontraban juntos. Y repite que fueron varios fallos que llamaron la atención, con el paso del tiempo sigue manteniendo que: “no hay dudas, fue un robo”.
Si bien la tarea arbitral es en conjunto, para él no fue así y le achaca toda la responsabilidad a Fares. Saca a García Marrone que “me dolió que haya dejado de arbitrar, era uno de los mejores”.
Entiende que Fares no lo va a decir, pero en su interior sabe porque hubo tantos fallos en contra de Paysandú. Y jocosamente expresó una frase que le dijo una persona muy mala una vez y le quedó: “Una mentira repetida 1000 veces se convierte en una gran verdad, y creo que el Coco irá por la número 500”.
Directamente y sin dar muchas vueltas como lo hacía en el perímetro para tirar o romper hacia el aro, se metió en el tema de las dos grandes polémicas. El foul cree que debió cobrarse intencional, aunque leyó las declaraciones de Fares de lo que aconsejaba FIBA para la época, de no cortar el juego para no favorecer al infractor. Repite que eso no es así, esa regla se implementaba para los fouls chiquitos cuando el atacante que tuviera la pelota no la perdía.
Pero, no quedó ahí sino que “lo que rompe los ojos fue lo del tiro del final, la cara del mismo Rivero cuando entró era de sorpresa, si estaba convencido hubiese salido a festejar”. Además explicó que Alberto Sonsol y Carlos Peinado en la trasmisión dicen que ganó Paysandú en hechos que se hacen sin pensar, que son reflejos de tantos partidos en una cancha.
Sostiene que las imágenes del reloj que salieron después para justificar el doble fueron porque “tanto Tenfield como la FUBB querían cuidar el producto de Liga Uruguaya, me lo dijo uno de los propios periodistas”. Y agregó que al tiempo hubo una filmación de canal 12 que congeló la imagen y se escuchó el pito de la mesa cuando la pelota estaba aún en las manos de Rivero.
De todas formas, ya distendido, dijo que lo más sorpresivo fue “la velocidad mental de Fares” porque en la nota manifestó que no quiso exponer a sus compañeros, pero no sólo que no pitó lo que debió cobrar, sino que pensó en las consecuencias que podía tener lo que tendría que haber hecho (risas): “Él no quería que Paysandú ganara, entonces hizo lo imposible para que eso pasara”.
Hoy mira para atrás y es todo anecdótico, en su carrera le tocó ganar o perder, para su suerte fueron más las ganadas pero no deja de decir que “lo que pasó me dolió mucho”.
Sabe que pudo ser su noveno título como jugador, y quizás hubiese sido uno de los más ganadores del básquetbol uruguayo, mira para atrás y ya lo deja en el pasado. Le dolió por la gente de Paysandú, era la ilusión de todo un departamento, y reconoce que fueron muy bien tratados por la gente en ese momento.
Losada cree que no hubo nada extraño, ni en lo económico, ni otra cosa. Pero tiró un supuesto del que no tiene pruebas,y sabe que es un error mencionarlo publicamente. Diego cree que podía haber un arreglo para no suspender a uno de los jueces de esa noche para que estuviera en el Sudamericano que se disputó a los pocos meses. Sabe que son supuestos, que pueden cerrar o no, y deja que cada uno que saque sus propias conclusiones.
José Losada, su padre, le había conseguido trabajo a Fares, quien declaró al otro día del partido lo llamaron para que renunciara. Diego dijo que no fue así y que “la cantó un poquito errada”. La versión del jugador de Paysandú marca que el Coco se le presentó en el comercio que él tenía para “pedirle una mano, una gauchada”. José entre sus contactos, consultó a dos o tres amigos y se dio de pedirle a Magurno para que ingresara a La Española. Mira para atrás y dice que esa mano derivó en algo “de una de las etapas más negras del básquetbol uruguayo”.
Calificó esa temporada como “algo único”, era como una ciudad dormida y todo eso los hizo despertar, generó muy lindas sensaciones. El estadio lo recuerda como uno de los más lindos del país, que siempre estaba lleno, y si hubiese tenido el doble de capacidad lo llenaba también: “todo el Mundo quería ir".
Juan Chifflet
Era Presidente del Colegio de Árbitros en 2003 y fue uno de los integrantes de aquel vestuario tan polémico posterior al partido. Comenzó expresando que “con el tiempo fue algo muy polémico”, pero aclara que en una primera instancia cuando fueron a protestar era por el tema del reloj, que la pelota había ingresado a destiempo. Luego a través de las imágenes aparecieron otros fallos como “el del foul que no fue cobrado”.
Recuerda que fue un momento muy desagradable de protestas que se enfocaban más en un juez que en el otro adentro del vestuario. Instantes muy difíciles porque patearon la puerta: “la querían tirar abajo”. Pero aclara que no hubo agresiones, sí un momento complejo y quizás alguna amenaza producto del enojo por la situación.
También expresó que después del encuentro tuvo una reunión mano a mano con Juan García, donde hablaron de todos los hechos de esa noche, y considera “en su camada de jueces se vislumbraba que iba ser el mejor juez”. Por eso le aconsejó que la mejor forma de revertir su situación por las cosas que le habían pasado era seguir arbitrando para demostrar su valía, pero tomó otra decisión y se retiró.
No recuerda con exactitud cuánto fue, pero hubo una sanción por apreciación, que no es algo habitual en los colegios. Comparó la situación con otra final en el Cilindro entre Malvín y Biguá, cuando le hicieron una falta a Martín Osimani e Isaac Glass no la cobró y también fue sancionado: “Al ser el último partido del campeonato, la sanción no trasciende”.
Con toda la polémica que hubo, interpreta que un juez como Félix Fares si quería “cocinar a un equipo” no iba a esperar hasta el final, ya en el primer cuarto podía agarrar y expulsar a dos por protestar igual, pero es no lo hizo. Con el paso del tiempo asegura que “hubo un error de apreciación en la falta”, por eso se lo sancionó.
Posterior a esa etapa el Colegio de Árbitros recibió muchos comentarios y cartas por parte de gente de Paysandú pidiendo explicaciones y demás, pero enfatizó que a él “nadie le pidió que renunciara, y tampoco consideró que debía hacerlo”.
Lo que recuerda del reloj, es que fue a un canal para verlo bien y evidenciar que el tiempo estaba correcto: “Eran muy diferentes a los de ahora, no tenían la décimas por ejemplo”.