Esta podría ser la frase más repetida del campeonato y no es arriesgado pensarlo, incluso antes de que termine esta primera rueda inicial. Tendremos una siguiente ronda integra en la que todos los equipos sumarán un triunfo sin haber jugado, tras el descenso de Atenas. Cualquiera que disfrute de la competencia y el deporte, sabe que lo más lindo es lograr el objetivo en cancha. La frase que se dice habitualmente “a ley de juego” cobra otro valor cuando suceden estos lamentables episodios.
Los jugadores que son los verdaderos protagonistas, perdieron. No solamente los de las alas negras, también sus compañeros de profesión. Esos que se solidarizaron con la situación y que siguen disputando el torneo con sus respectivos equipos, tendrán un punto “de regalo” cuando esto se trata de vencer a un oponente de local y visitante según como indique el calendario.
Los clubes también sufrieron un revés. Porque la lucha contra la violencia a través de formar a chicos y grandes con valores, encuentra un lugar en estas instituciones. Claro que como todo formador, cuando no se puede seguir predicando con el ejemplo y hasta se deben cerrar las puertas, es indudable que se da un paso atrás. Nuevamente no aplica sólo para los de Cebollatí, ya que cualquiera de los demás participantes de nuestra Liga se encuentra al borde del mismo abismo.
Los genuinos hinchas fueron goleados. Los que piden dejarlo todo y que se hacen notar con su aliento, en ocasiones sufren la restricción de ver a sus colores exclusivamente como locales y no de visitantes. Lo increíble es que si no cambia nada, ya ni en sus propios estadios podrán ir tranquilos. Yendo un paso más, ningún aficionado estará feliz por un triunfo que no es tal, o por subir una posición simplemente porque el otro no se presentó.
En definitiva todos los estamentos del deporte, incluidos los medios, fracasamos. Menos partidos para observar, expectativas diferentes a las del comienzo de la temporada, un fixture trastocado con menos cuestiones en disputa y un clima de tristeza en el ambiente hacen que el torneo se vea empañado por cuestiones extra basquetbolísticas. Esperemos que la naranja no siga perdiendo valor.