Amarillo esperanza

Desde el arranque Atenas buscaba concretar a partir de lo que generaba Lewis, especialmente en las transiciones, antes de que la defensa lograra plantarse. El local por su parte tenía un inicio soñado desde más allá de los 6.75, con efectividad perfecta en los cuatro primeros lanzamientos. Así se distanciaba por ocho y obligaba al minuto de Alonso. Las tempraneras faltas personales de Eziukwu obligaban al prematuro ingreso de Pomoli. El ex Malvín daba una mano atrás y cortinando, situación que aprovechaba Danridge para sumarse a los triples de López. Tras manejar hasta 13 de ventaja, los de Chucarro cerraban nueve arriba. Con Martín Mayora subiendo la intensidad atrás más el ingreso de Meira, las alas negras mejoraron. Contestando los tiros exteriores, los porcentajes locales disminuyeron. Danridge buscaba el uno por uno pero sin quebrar la primera línea ni con tanto espacio para descargar. Así llegó el visitante a ponerse a uno y con bola para pasar, pero no lo logró. Manuel Mayora entró con claridad corriendo la cancha, y el reingreso de López fue casi tan bueno como lo que había mostrado. Igualmente Catalá le ponía ganas y actitud para robar, concretando una volcada que dejó el juego 43 a 37 de cara al descanso largo.

Con la vuelta a la acción, también retornó Eziukwu al rectángulo. Incontenible para Dingle en el poste bajo, lo llevaba casi contra el aro propio. Catalá y Martín Mayora seguían haciendo el trabajo sucio de contener a Danridge y Marotta respectivamente. Los de Cebollatí construían el ataque a partir de la defensa, con su base y Lewis elevando el vértigo. El foráneo número uno era gran factor para que los de Palermo se pusieran al frente hasta por cuatro. En el momento más cortado del cotejo, los dos forzaban yendo hasta abajo. Los libres y una mayor talla, propiciaban que el trouvillense se reencontrara con una pequeña distancia de seis solventado en Mayora y Álex. Con el encuentro parejo al ingresar al último periodo, Alonso apostó por los titulares. Del otro lado, Iglesias y el base oriundo del club, seguían aportando en los dos costados. La vuelta de Danridge fue clave para la generación del juego. Callistus también contribuía en los tableros y con su ganchito característico. Promediando el epílogo, la combinación entre López y el centro local era gravitante para que el rojo sacara nueve. Tras el minuto ateniense, el equipo fue todo descontrol. Los errores propios le trajeron corridas de cancha en contra para quedar 13 abajo. A pesar de alguna distracción, la “T” llegó con margen al final. Ahí aparecieron la defensa y los libres de Iglesias, con la templanza de Marotta para administrar la diferencia, ante un Atenas que arriesgaba a robar en toda la cancha, sin recortar en el tanteador. La victoria quedó en Chucarro por 94 a 84.