En los últimos años, Malvín ha implementado un recambio generacional y si bien el año pasado sus frutos no se vieron reflejados en el resultado, en este salió a la luz todo el trabajo realizado.
El multicampeón, el defensor de la corona, el equipo que plantó su hegemonía en la rama. Por años las Playeras fueron netas dominadoras de la competencia, bajo la bandera de una generación que por años fue monopolizadora del torneo y que tenía como premisa principal el festejar con copa a fin de año. Hace un par de temporadas, la generación de ganadoras accedió a su decimoquinto título en fila, con pequeños talentos que empezaron a asomarse y sumar minutos en la definición del torneo ante Defensor Sporting.
La Playa se encontró con un joven proyecto de 16 años siendo goleadora en la segunda y definitiva final, en lo que quizás fue el salto inicial para el recambio. Las más grandes empezaron a colgar las botas, y si bien desde otro rol sumaron al crecimiento de las más chicas, las gurisas dieron paso a su primera temporada con real protagonismo. La conducción de Ailen Sosa comenzó a mostrar las ganas de una chica llegada del interior, con el hambre de mostrar su categoría en la liga femenina más importante de nuestro país. Agustina Aceredo, aquella goleadora en la noche de Jaime Zudáñez, empezó a sentirse parte real del plantel de primera, sumando un rol defensivo muy bueno, desde la intensidad con la que siempre entró. La grande Emilia Larre Borges, que a pesar de contar con una estatura privilegiada, nunca se conformó con su juego en el poste y adicionó otros aspectos a su juego desde un gran trabajo entrenando, para comenzar a lucir en primera. Como olvidar la infernal mano de Carolina Fernández, que con su temible tiro perimetral, se ganó un lugar importante en el equipo, y posteriormente, la chance de emigrar tan joven a Estados Unidos.
Quizás podamos nombrar a estas cuatro como las abanderadas de este recambio. Quizás influyente en que la longeva hegemonía de Malvín se cortara ante Bohemios, pero como todo buen trabajo, con tiempo da sus frutos. La noche de ayer nos mostró, que los talentos que se cocinan semana a semana en las formativas de la Playa, ya estaban prontos para salir del horno. Un recambio, que forjó a la MVP de la noche, a su base titular, a una de sus claves defensivas y a una que lo festejó fuera del país, pero que seguramente hará que su nombre resuene adentro, dentro de un tiempo.
Si bien el club debe tener la satisfacción del deber cumplido, este título no es un bajar los brazos y volver a empezar. Es un seguir trabajando y sumando a las chicas que vienen de más abajo, como los destellos interesantes que nos mostraron sus gurisas en el correr de la temporada. Los buenos proyectos que siguen apareciendo, como Zoe Castro, Sofía Guerra, Cecilia Ladra o Catalina Taño.
Lo volvió a demostrar Malvín. Su trabajo en femenino sigue dando frutos, siendo de los más serios del medio y con consistencia a lo largo de los años. Y lo seguirá disfrutando, porque en su cantera, todavía tiene mucho más por cosechar.