Mateo Bianchi ha vivido meses muy intensos, sumando al viaje a China con la Selección U17 celeste la experiencia en el Campus YDP Elite Camp de FIBA en el que fue elegido entre los mejores proyectos del continente.

El generación 2002 comenzó contando cómo le llegó la noticia del viaje: “Me enteré en diciembre mientras estaba trabajando en el campo, porque miré el celular y Marcelo (Capalbo) había creado un grupo de whatsapp que se llamaba ‘China 2019’. Al principio no había ningún mensaje, pero empecé a mirar quiénes estaban en el grupo hasta que él puso: “Muchachos, este grupo en febrero de 2019 va a viajar a China”, nada más (risas). A partir de ahí fue llegando más información, hubo una reunión para los padres y se fue armando todo”.

Al respecto de cómo vivió la previa y los últimos días antes de partir, contó: “Tuvimos dos o tres prácticas en el CEFUBB, una por semana, e incluso una de ellas no pude entrenar. Terminé la valija el día antes de irme, aunque tenía armada ya una lista con todo lo que tenía que llevar”.

Mateo habló del largo viaje que los llevó hasta el país oriental: “Desde Montevideo hasta Madrid fueron 13 horas de vuelo, y se pasó más o menos rápido porque estábamos todos bien de energía. En Madrid tuvimos 17 horas de escala, nos dio para recorrer el centro, la Puerta de Alcalá y otros lugares aunque fuera por arriba. Después el viaje hasta Xian eran 14 o 15 horas, ahí sí ya se hizo largo, con ganas de llegar y no ver más aviones. Después tuvimos dos o tres horas en Xian que se pasaron rápido nos fuimos para Kunming que fueron cuatro horas de viaje”.

El alero de 2.03 metros transmitió su primera sensación al llegar a Kunming: “Desde el principio te das contra todo, es una ciudad chica pero es algo increíble, hay muchas diferencias con Uruguay. Complejos de edificios de 25 pisos por todos lados, mucho más avanzado, mucha gente”.

“El cambio horario a mí personalmente no me afectó nada. Cuando había ido a Serbia que eran sólo cuatro o cinco horas estuve una semana despertándome todas las noches, pero esta vez quizá porque venía muy cansado pude dormir perfecto todos los días. A muchos compañeros les costó, y la primera semana de entrenamientos fue más tranquila” explicó acerca de la diferencia horaria.

“La comida era muy picante, no era lo más rico. En el hotel trataban de hacernos cosas parecidas a lo de acá, pero cuando salíamos había cosas que eran más difíciles de comer”. Sin embargo, Mateo se quedó con las ganas de probar algunas cosas más extrañas: “No comí nada, hubiera probado cucarachas o esas cosas pero no encontramos en ningún lado, vimos sólo gusanos una vez pero estábamos apurados y no dio para comprar”.

El grupo conformado por los varones 2002 y 2003, más las selecciones femeninas, funcionó como uno solo: “Estuvo bien de bien, desde el principio estábamos bastante unidos y nos llevamos todos bien con todos”. Y remató diciendo: “Tengo muchos recuerdos del hotel y todo el tiempo que compartimos juntos”.

En China jugaron un par de partidos amistosos, pero lo esencial fueron los entrenamientos: “No tuvieron un nivel tan alto, el segundo nos ganaron porque nos defendieron zona 30 minutos y nosotros teníamos un solo sistema que habíamos hecho el día anterior. Igualmente fue intenso y fuerte”. El joven destacó la posibilidad de estar dedicado 100% al básquetbol durante más de un mes: “Estar todo el día concentrados fue tremendo, despertarse y desayunar pensando en la práctica, entrenar, volver y almorzar pensando en la práctica siguiente, todo el día así”.

También hubo tiempo para lo turístico: “Es muy lindo China. Desde la Muralla, la Plaza Roja en Beijing, todo es tremendo”. Al respecto de la visita a la Muralla China explicó: “La subida estuvo linda y bastante cansadora”.

Antes de volver, tuvieron la oportunidad de jugar amistosos en la capital española, teniendo un juego marcante ante Estudiantes de Madrid: “Fue darnos de frente contra la realidad. Si nuestro sueño es jugar Euroliga, el nivel de nuestra categoría es ese. No es que jugamos contra mayores, jugamos contra chicos iguales que nosotros y no era para nada igual, todos jugaban igual, no había diferencia entre los 12 que entraban y salían”.

Todo esto incidió directamente en Mateo a la hora de volver a Uruguay: “Me dio ganas de llegar acá y ponerme a entrenar con toda para seguir sumando y poder competir a ese nivel, ir acortando esa brecha”.

Bianchi también nos contó sobre la Selección U17 que integra y que este año jugará Sudamericano en Chile en el mes de noviembre: “Nos veo bastante bien, nos falta mucho porque todavía no entrenamos como equipo. En China éramos seis, no tuvimos la posibilidad de conocernos y entrenar. Lo notamos con la 2003 que se nota que se conocen mucho más”.

“Tenemos mucha altura para los que suelen ser las selecciones uruguayas, quizá no tanto en la comparación con las potencias internacionales. Yo veo un juego mucho más abierto, podemos aprovechar algunas situaciones de poste bajo pero la ventaja está en jugadores altos que juegan abiertos, además del tiro de tres puntos” contó acerca del plantel.

Pasando al “FIBA YDP Elite Camp”, al que fue invitado junto a los uruguayos Agustín Ubal, Joaquín Rodríguez y Rafael Previatti, comenzó contando: “Me enteré estando en China. Antes de salir me había llegado un mail que me pedía talles de ropa, pero no sabía para qué era. Después le llegó un mail a mis padres y nos avisó Marcelo (Capalbo), y tuve que empezar a completar todos los formularios”.

“El nivel fue muy alto, está divino poder tener seis prácticas y dos partidos en pocos días contra los mejores. Tener que defender y atacar a jugadores iguales o mejores, es de las mejores sensaciones que hay” comentó acerca de los trabajos realizados y el nivel de oposición que se encontró en el CeNARD de Buenos Aires.

El alero también hizo referencia a la diferencia entre esta medida y el juego habitual en las divisiones formativas locales: “Acá para los jugadores altos es muy fácil jugar, sin pelear agarras los rebotes, pero cuando lo disputas contra alguien que salta el doble y mide lo mismo, tenés que saber mucho más y poner mucho más para ganarlo. Por ejemplo, acá sin bloquear lo puedo tomar, allá si no lo hacía me la hunden de atrás”.

La frutilla de la torta fue cuando lo nombraron en el Top 5 del Campus, eligiéndolo para formar parte del Elite Squad que está conformando FIBA Américas: “Me agarró medio por sorpresa, pero me dejó muy contento obviamente”. Este selectivo que tendrá 20 jugadores viajará a Estados Unidos y quizá también a Europa para realizar entrenamientos del mejor nivel y algunos juegos de exhibición.

“Quedé por los entrenamientos, porque en los partidos no tuve tantas chances de jugar con la pelota. El entrenador nos dijo que valoraba de los tres uruguayos el querer jugar al básquetbol colectivamente, no tanto buscar el gol personal” contó.

Además de él fueron elegidos cuatro jugadores argentinos, lo cual le genera un orgullo especial por ser representante del país: “Es tremendo, poder ver esa foto genera un sentimiento de responsabilidad, saber aprovecharlo y dejar a Uruguay en lo más alto”.

Para terminar Mateo nos contó sobre sus inicios en el deporte: “Siempre sobresalía por la altura, y desde chico me insistían para jugar al básquetbol y yo me cerré a que no quería hacerlo. Cuando pasó el tiempo quise probar, mi padre me llevó a mirar un entrenamiento de Defensor Sporting, empecé y me encantó”.

Al respecto de su juego, resaltó: “Me defino más como un “3”, y es como quiero desarrollarme. Obviamente si hay ventaja tengo que jugar posteado, o jugar de interno si no hay otro, pero me gusta más ser alero”.

“Al haberme podido comparar con otros jugadores, me di cuenta que lo más importante no es ser el más fuerte sino el más rápido. Ser mucho más explosivo y mejorar en el triple y tiro de media distancia” analizó, demostrando la madurez y lo provechosas que han sido todas estas experiencias para él.