Los jugadores jóvenes tienen un rol netamente defensivo en nuestra Liga, por lo que muchos con talento ofensivo no logran afianzarse. Columna de opinión.
Hace algunas semanas un informe internacional mostró la cantidad de jugadores de hasta 21 años que son partícipes activos de las Ligas de varios países. En ese sentido Argentina encabeza con 25,1%, seguida por Brasil con el 22,7%. Otros torneos de alto nivel como Francia (20.4%), Turquía (18.6%) e Italia (15.4%) también están por encima del 13.5% de participación que tienen los jóvenes uruguayos.
La pregunta de por qué el número en nuestro país es tan bajo, cuando hay variables económicas que deberían favorecer a darles espacio tal como sucede en los países vecinos, hace reflexionar y comparar el rol que tienen dentro de la cancha.
En este sentido hay una creencia general de los entrenadores, pero también del medio en sí muchas veces, que la función del jugador que recién comienza es básicamente defensiva.
Estoy convencido que este es uno de los motivos principales por los que muchos jugadores que han mostrado talento ofensivo en divisiones formativas, e incluso en las selecciones nacionales, tienen dificultades en establecerse en la Liga Uruguaya. No tienen la posibilidad de asumir juego en ataque ya que “no es su rol”, y eso les quita la chance de destacar en lo que hacen mejor.
Sumado a esto, se ven obligados a mejorar una defensa en la cual muchas veces no le hicieron hincapié en formativas porque “hacía de a 30” y no podía desgastarse en esa tarea o cargarse de faltas.
Haciendo una rápida recorrida por los jóvenes que se han ganado un lugar, casi siempre es desde su intensidad defensiva, y es muy meritorio que así sea. Hay buenos ejemplos como los de Mateo Sarni, Manuel Mayora y Federico Pereiras.
Pero los que siempre destacaron siendo goleadores o generadores de juego, la mayoría de las veces tienen alguna oportunidad en la que no pueden asumir ese rol e incluso terminan relegados en el plantel. Joaquín Jones fue goleador y figura en El Metro con Larre Borges al igual que Juan Galletto en años anteriores, Joaquín Rodríguez por momentos tuvo más protagonismo en la Selección que en Aguada, Emiliano Serres ya ha demostrado lo que es capaz con el balón en sus manos a distintos niveles, Bernardo Barrera impresiona con su capacidad de ataque en Argentina, y hasta el propio Facundo Medina recién pudo mostrar la mano que todos le conocemos aprovechando un par de partidos con bajas que le dieron más protagonismo.
Demás está decir que este tipo de jugadores debe preocuparse y esforzarse por defender, por mejorar en este aspecto, así como los otros deberían mejorar sus recursos de ataque. Pero la creencia que mencionamos antes no contempla ambos roles de la misma manera. No se le exige al jugador defensivo que genere en ataque porque para eso, hoy, están las fichas y los foráneos.
Es un poco preocupante pensar en la consecuencia de esto a mediano y largo plazo para la Liga Uruguaya, que se nutrirá de jugadores defensivos y dependerá cada vez más de extranjeros o jugadores puntuales en la faz ofensiva.