Urupán derrotó 91-69 a Marne en el Santiago Cigliuti de Pando y estiró su invicto a tres partidos en la DTA.
Resumen del partido
Por Tadeo Barreto
El encuentro comenzó errático para ambos. Camilo Colman penetrando hacia la canasta marcaba diferencias y Emiliano Timote era el predominante de Marne en el arranque. Urupán se cerró bien defensivamente y con una zona 2-1-2 complicó la ofensiva rival. Pero dos triples consecutivos del capitán Rodrigo Trinidad hicieron que la visita termine arriba en el score al término del primer cuarto, 15-14. Los dirigidos por José Fernández acribillaron el aro desde sus lejanías, con Trinidad y Yari Acevedo como artilleros para llegar a sacar una ventaja de diez unidades, complementado por una zona 2-3 que derivó en contraataques del elenco visitante. Rodrigo Pochelú y Franco Olivera fueron significativos en Marne generando juego para sus compañeros. En el equipo pandense Lucas Massaferro y Andrés Guillén tuvieron buenas actuaciones saltando desde el banco, el interno capturando rebotes ofensivos y corrigiendo tiros fallido, mientras que el ex Stockolmo mostró intensidad defensiva sobre la marca individual de Acevedo. Aún así, gracias al 8 de 15 en tiros de tres puntos, los montevideanos se llevaron el segundo chico por 37 a 33.
El complemento cambió radicalmente a favor de Urupán. De un 0 de 6 en triples pasaron a 6 de 7 solamente en el tercer período. Federico Della Mea encontraba huecos en la defensa zonal de Marne y “el verde” mejoró ampliamente su actitud en ambos costados de la cancha. Con un contrincante tumbado contra las cuerdas y sin respuestas, el local lo noqueó y abrió una distancia de 23 puntos de diferencia en el tanteador faltando los últimos diez minutos por jugar. El partido ya estaba liquidado en la ciudad industrial, más por el juego que por el resultado. El Tifón no copió la receta del primer tiempo y lo pagó caro. 91-69 el resultado final.
UNO x UNO
URUPÁN
Masner (6): Prolijo en la conducción. Tuvo alguna pérdida de balón innecesaria. De Gouveia (4): Intrascendente. Erró mucho. Della Mea (7): Un titán. Hizo de todo un poco. Colman (8): En transición fue imparable. Goleador y con doble-doble incluido. D’Jellatian (6): Bancó atrás, le faltó más gas en la pintura rival. Guillén (7): El revulsivo, aportó la agresividad que su equipo necesitaba. López (5): Se fue sin errar, clave en el tercer cuarto. Más nada. Avero (4): Correcto en la defensa zonal. Massaferro (6): Puntos claves cuando entró. Se adaptó al rol. Scarabino, Gutierrez, Dalto (-): Entraron con el partido cocinado. Sánchez (7): Supo ajustar sobre el tiro de tres puntos y planteó una zona que dio frutos. Inteligente para rotar.
MARNE
Olivera (5): Excelente primer tiempo, pésimo segundo. Acevedo (3): Embocó bolas importantes pero se fue apagando. Trinidad (6): Fue el mejor de su equipo pero debió asumir más. Irregular. Pochelu (6): Efectivo. Se esforzó en defensa. Timote (5): Rendidor. Torpe en sus resoluciones. Sosa (4): Activo en defensa. Poco participativo. Arambillete (5): Apellido motivador. Cumplió. Baladán (3): Cuando entró no causó impacto alguno. Ijes (4): Ingresó con el trámite hecho. Tuvo buenos aportes en la conducción. Grela (4): Jugó poco. Resolvió de correcta manera cuando le tocó tomar decisiones. Sacco y Suárez (-): Pocos minutos en cancha. Fernández (5): Con el corto plantel que tiene, hizo lo que pudo. Se equivocó al cambiar a una defensa individual en el tercer cuarto. No le encontró remedio a la zona 2-3 planteada por el rival.
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Lo destacado
El parcial de Urupán en el tercer cuarto. Se fue a dormir perdiendo por cuatro y despertó ganando por 23, soñado. Le agregó triples, intensidad y chispazos de buen básquet a un partido que lo tuvo cuesta arriba hasta esas instancias. Con eso le dio para llevarse la victoria.

Lo distinto

Y dale con la zona. Hoy durante casi treinta minutos de juego ambos equipos plantearon defensas zonales, a uno le salió bien y al otro no. Lo que en los fines de semana los entrenadores de categorías menores de formativas se niegan a utilizar, hoy se volvió ritual. No hubo el roce típico del hombre a hombre al que nos tiene acostumbrados la DTA.