A días de partir a la nueva Academia NBA en México, entrevistamos a uno de los jóvenes de mayor proyección de nuestras formativas, quien fuera figura en los Sudamericanos de su generación e incluso dando un año de ventaja. Promesas presenta a Santiago Vescovi.
Nombre: Santiago Vescovi
Edad: 16 años (14/09/01)
Puesto: Base/Escolta
Altura: 1.87
Club: Bohemios
“Santiago es un jugador con muchísima proyección, por su talento pero además por su entrenamiento y ganas de superarse cada día. Es un chico agradable y muy educado, que siempre escucha y busca trasladar a la cancha lo que se le pide. Para mí él debe jugar en la base porque observa y entiende muy bien el juego, y en esa posición puede tener futuro a nivel internacional. Tiene una gran penetración, muy buen tiro exterior, defiende... es sumamente completo. Esperemos que en poco tiempo sea un jugador importante en nuestra Liga e incluso de una del exterior.”
¿Cómo empezaste a jugar al básquetbol?
Comencé a los seis años en la escuelita de Bohemios, con Martín Caorsi como profesor. Desde chiquito me gustaban los deportes y tuve una tendencia por el básquetbol que ya le gustaba a mi familia.
¿Qué Entrenadores tuviste en Formativas que te hayan marcado?
Tuve varios, de chico tuve a Pablo Proto varios años desde Premini a Preinfantil y fue quien me dio todas las bases del básquetbol, además de lo humano. Ya de más grande cuando llegó Marcelo Capalbo al club fue quien más me marcó porque en lo basquetbolístico me ayudó mucho, teníamos muy buena química de entrenamiento, pero a su vez lo más importante es que tengo una relación de amistad con él que va antes de todo lo demás.
¿Qué es Bohemios para vos?
Es como mi segunda casa, fui desde muy chiquito y dejé muchas horas dentro del club que no las cambió por nada. Tengo mis amigos ahí, mi familia fue siempre al club… quiero mucho a la gente y me gusta el ambiente que hay.
¿Desde cuándo pensás en el básquetbol como profesión?
Lo considero hace mucho tiempo, pero mis padres me inculcaron que nunca debía abandonar el estudio y aprecio mucho que lo hayan hecho.
¿Cambiaste en algo tu rutina desde entonces?
Cambió para bien, ya que si bien siempre disfruté entrenar últimamente le estoy metiendo muchas más horas, especialmente de tiro y trabajo físico. Estoy sumando todo lo que puedo porque ya veo el básquetbol como algo distinto y, si bien lo disfruto, cambié mi cabeza y quiero ser lo mejor que pueda ser.
¿Cómo te definís vos como jugador?
Yo me defino como un base alto, si bien este año no jugué tanto ahí porque Bohemios me necesitaba en otro rol. Creo que soy un base con gol y muy buen uno por uno.
Estuviste en la Selección U14 y U15 en tu generación, en la U17 dando un año de ventaja, e incluso en el 3x3 ¿qué te sumó todo ese proceso a nivel de entrenamiento?
Fue una gran ventaja que tuve. En la Selección entrenás con los mejores de tu categoría en todo el país y eso aporta muchísimo porque te exigís más y mejoras más.
¿Y jugar a nivel Sudamericano?
Es otra cosa. A cualquiera que tenga la oportunidad le sirve muchísimo, no tanto por lo que puedas llegar a mejorar durante el torneo, sino porque cambias tu visión totalmente. Te empezás a dar cuenta que a nivel de Sudamérica, por más que uno se destaque acá, hay que esforzarse mucho más porque hay jugadores que están más arriba. Hay que levantar la vara, entrenar mucho más duro y no quedarse con el nivel de Uruguay.
En pocos días te vas a entrenar a la Academia NBA que abre en México. Contame cómo surgió esa oportunidad…
Hace tiempo venía con la idea de irme a Estados Unidos a estudiar porque sentía que era lo mejor para mi futuro. Mis padres empezaron a buscar opciones hasta que dieron con un contacto muy bueno, que me dijo que quería ayudarme pero primero me quería ver en el Campus NBA “Básquetbol Sin Fronteras” en las Bahamas. Cuando estaba allá, el último día vino el director del Campus y me dijo que sabía que yo quería ir a EE.UU., pero que primero quería que pasara por la Academia NBA que iba a abrir en México.
Son apenas 7 jugadores de Latinoamérica… cómo te hace sentir formar parte de eso?
Creo que el trabajo paga siempre, no importa el país de donde seas. Saber que soy uno de los siete elegidos me hace sentir muy orgulloso, pero a su vez me hace pensar que tengo que seguir entrenando y metiéndole como siempre.
¿Qué sabés de cómo va a ser tú día a día allá?
Mi familia buscó la mayor cantidad de información posible. Por lo que sé, la idea es entrenar de mañana, luego ir a estudiar, almorzar medio tarde y luego entrenar de nuevo. Además compartí algunos viajes con Francisco Farabello (N.deR.: argentino que está en la Academia NBA de Australia) y me contó como es el régimen y más que nada de la parte basquetbolística.
¿Qué crees que es lo que más te va a sumar, y lo que más te va a costar?
Creo que me va a servir muchísimo en todos los ámbitos. En el básquetbol me va a servir en todo lo físico, técnico y táctico. La parte académica también porque voy a seguir estudiando. Pero especialmente creo que me va a servir mucho para madurar, porque voy a pasar de vivir con mi familia a estar solo en otro país. Seguramente lo que más me va a costar es lo que voy a extrañar, ya que siempre fui muy cariñoso con la gente de mi entorno y estar separado de la familia me va a costar un poco. Pero sé que esto es lo que quiero, que es por mi futuro, y eso me va a ayudar a superarlo.
¿Cuáles serían tus objetivos luego de esto?
La idea es estar dos años en la Academia y luego poder conseguir alguna beca en una Universidad de Estados Unidos donde poder estar cuatro años más, jugando y obviamente estudiando.
¿Cuáles son tus expectativas y sueños en el básquet?
Tengo expectativas altas, pero sigo pensando en el día a día, creyendo que el laburo siempre paga. Mi sueño es llegar a ser el mejor jugador posible. El trabajo siempre es lo más importante y lo que luego da sus frutos.
“Es difícil hablar de Santiago, ya que tengo una amistad y mucha química de trabajo para con él. Es un chico muy receptivo para aprender, tiene una calidad humana que facilita todo y sobre todo es capaz de entender los procedimientos para lograr sus objetivos. Eso sumado a su don es lo que lo diferencia. No tiene techo, se lo va a poner él y va a jugar donde se lo proponga. Tiene un estilo que lo hace crecer más cuando el nivel aumenta. Esta va a ser una experiencia muy grande para él, para seguir creciendo no sólo en cuanto a lo que pasa adentro de la cancha sino también el entorno del básquetbol. Ojalá que sea el pequeño empujón para una carrera larga, donde lo podamos disfrutar mucho. Es una alegría gigantesca haber podido compartir estos años con él.”