Nació en 1950, año de ganadores. Se enamoró del barrio, de su gente, los tambores y su Atenas. Creció rodeado de valores que aprendió y transmitió. Solidario, divertido, amigo, buena gente y un montón de calificativos positivos que no entrarían en un párrafo de presentación de Victor Hugo Berardi.
Recordamos al entrenador más ganador del básquetbol uruguayo, al que dejó su huella por su particular forma de dirigir. Picaro, bicho, inteligente, distinto. Dirigía como vivía, con estaño y mostrador.
Pasaron dos años de su partida y al recordarlo se sigue dibujando una sonrisa en el rostro de todos los que lo conocieron, y hasta de los que no, pero creen al pie de la letra en sus anécdotas. Victor Hugo Berardi lo merecía, para él, salud.