Miramar derrotó a Unión Atlética 71-58 con doce minutos finales soñados.

Gran marco de público, si bien el gimnasio de Miramar no es de los de mayor capacidad, estaba repleto, con aliento de los dos lados para un partido entre rivales que habían comenzado con triunfo.

El local comenzó lastimando de 6.75 con triples de Nessi y Blankson. Además Fahnbulleh cargaba en la pintura y anotaba. El 10-4 parecía de quiebre tempranero. Unión Atlética ajustó atrás, Martín Sedes mandó a su equipo a defender y si bien recibió un triple de Trelles que le dio ocho de renta al mono (17/9) la variante táctica fue clave para torcer el rumbo del inicio. Con buen bloqueo del rebote defensivo, Brook aprovechó la diferencia de velocidad sobre Blankson y Semiglia fue importante. El local debió dar faltas tácticas, no lo hizo y la visita cerró mejor, 17-15 abajo para delirio de su gente que emocionó con el aliento.

El segundo siguió con los dos protagonistas encendidos, Brook y Semiglia le permitieron pasar al azulgrana completando un parcial de 12-1 donde también hubo una sobria conducción de Ferro y algún punto de Arrillaga, siempre defendiendo en zona. Miramar se equivocó en ataque y el balance fue nulo, para colmo Fahnbulleh con un par de faltas tontas se comprometió con tres infracciones. Un triple de Trelles puso cifras finales al primer tiempo, 30-28 la UA.

El tercer cuarto fue el de mayor dominio azulgrana, evidenció en el score la diferencia que había en juego. Facundo Alonso fue la gran figura, quebrando hacia el aro siempre sacó diferencias, hubo buena conducción de Cambón y fue inteligente Semiglia para convertir, pero también para crear espacios que el ex Cordón y Atenas aprovechó a la perfección. Con un Alonso demoledor la visita abrió máxima de 13 faltando 12 minutos, momento en que increiblemente comenzó una caída tan estrepitosa como impensada. El local cerró con un 4-0 de la mano de Trelles y Fahnbulleh, el cuarto se fue 52-43.

El último fue de locos. Unión siguió en quinta y no pinchó nunca la bola para administrar la renta. Miramar cambió el chip, entendió por donde pasaba el ataque y defendió duro. Convirtió y rápidamente puso a su rival en colectivas. Blankson y Fahnbulleh dominaron la pintura mientras que creció enormemente Asaravicius. En un abrir y cerrar de ojos pasó 58-54 para delirio local y desconsuelo visitante. De ahí en más el azulgrana se desfiguró por completo, convirtió solo seis puntos en los últimos 12 minutos, el equipo de Sedes terminó agotado y superado en la pintura. El Monito fue de menos a más y jugó con inteligencia máxima el momento cumbre de la noche para terminar ganando con cierta comodidad.

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