Cuando Universitario ganaba 2-0 las finales, una denuncia de Nacional generó un caos que derivó en la renuncia de los neutrales de la LSB.
La Liga Salteña se encaminaba al cierre de un año excelente, de crecimiento tanto a nivel departamental como dentro de lo que es la Organización de Básquetbol del Litoral, con torneos a nivel de formativas, buenos resultados a nivel de selecciones y un torneo local que se cerraba con fiestas dentro de las canchas. Pero todo fue empañado por una sucesión de hechos alejados de lo deportivo.
Universitario sumó dos victorias y estaba a 40 minutos de lograr el tetracampeonato el pasado jueves, cuando en horas de la tarde se decidió suspender la tercera final. Esto fue motivado por una denuncia de su rival, Nacional, de que un jugador del equipo rojo (Nicolás Lewis) habría jugado sin ficha médica.
La forma en que Nacional recibió esta información evidenció intereses de varios equipos para que el tricampeón no siga ganando.
El caso pasó al Tribunal Arbitral, que el viernes por la tarde desestimó la denuncia de Nacional por fallas en las formalidades. De esta forma, la tercera final fue fijada para la noche del sábado.
Una nueva presentación de Nacional ante los Neutrales de la Liga Salteña, con el aval de Salto Uruguay, generaron una revuelta al mediodía del mismo día del partido. Los clubes reunidos con las autoridades analizaron diferentes posibilidades, hasta que se decidió anular los juegos anteriores y comenzar las finales nuevamente, esta vez a mejor de tres juegos.
Como era previsible, Universitario no aceptó esta medida, y en conferencia de prensa pidió la suspensión del partido y solicitó la renuncia a los neutrales. De acuerdo con el club, se desconoció el fallo del Tribunal Arbitral, el cual era inapelable. Tras esto, todos los integrantes del cuerpo de neutrales de la Liga Salteña de Básquetbol presentaron su renuncia, quedando el torneo suspendido por falta de autoridades.
El caos y el papelón de los dirigentes son noticia, cuando el básquetbol debe serlo. Nadie sabe cómo seguiría el torneo, quién ganaría, ni quién festejaría… pero fuera quien fuera, merecía que se definiera dentro de la cancha. El caso fue elevado a la FUBB, quien deberá emitir posición al respecto de todo lo acontecido. Lamentablemente, una vez más, serán los escritorios y los tribunales los protagonistas del deporte.