Fidel Castro, el comandante que fundamentó la revolución en su admiración por el deporte, entre ellos el básquetbol, una de sus pasiones ocultas.

La política como vocación. Líder del cambio social que produjo variantes a nivel mundial. Desde la humilde isla cubana dividió opiniones en todo el planeta. Su aparición opositora fue tan grande como el camino que trazó para convertirse en uno de los personajes más influyentes de la historia. El título de abogado y su amor por el deporte quedaron en segundo plano ante su inmensa figura política.

Fidel Castro jugó beisbol, tenis de mesa, golf y básquetbol. Decía que el deporte naranja necesitaba de velocidad, agilidad y pensamiento estratégico, era un excelente entrenamiento para jóvenes revolucionarios. Desde ese lugar, basaba su estrategia para las guerrillas.

Jugó mucho tiempo, incluso lo hacía como hobby cada vez que le tocaba visitar otro país, sorprendió en sus incursiones por europa donde mostró al viejo continente sus dotes de basquetbolista. En 1982, por una lesión en el pié, tuvo que dejar.

Durante el mandato de Castro Cuba se consolidó como isla socialista en el mapa político, pero también como potencia continental en lo que a deporte se refiere. En los Juegos Olímpicos obvtuvo 213 medallas (77 de oro, 65 de plata y 71 de bronce).

Ayer, a los 90 años, falleció en La Habana. Su legado dejó ideas y principios inmortales, varios de ellos, generados mientras picaba una pelota de básquetbol, mirando fijo al rival, creando la mejor estrategia para que no pudiera pararlo, y ganarle una vez más.