Llegó desde Paysandú Wanderers con el objetivo de ser jugador de básquetbol. En Defensor, comparte todos los días con referentes en su puesto.  Promesas presenta a Nicolás Comas.

¿Cómo empezaste a jugar al básquetbol?

Mi hermano jugaba al básquetbol, y de la escuela juntos nos íbamos directo al club Allavena, que fue donde arranqué.  Pero en Mini ya me fui a Paysandú Wanderers, que fue donde hice todas las formativas hasta que me vine.

 

¿Qué entrenadores has tenido que te hayan marcado en Formativas?

El “Naranjo” Soria y Jorge Cabrera.  Fueron los que me enseñaron todo, desde el principio.

 

¿En qué momento empezaste a pensar en ser profesional?

Cuando se dio la idea de venirme, ya desde Cadetes que quería terminar el liceo acá como excusa para venirme a jugar al básquetbol.

 

¿Cómo te resultó la adaptación a Montevideo?

Fue bastante fácil porque no estaba solo, mi hermano ya estaba acá, se había venido por estudios.  Además Defensor ayudó bastante.

 

¿Cómo te definís en cuanto a puesto y cuáles son tus características?

Soy base o escolta, puedo armar al equipo, generar, o también hacer puntos ya sea penetrando o tirando.

 

Estuviste en procesos de Selecciones Formativas, ¿cómo fue eso?

Empecé a los 13 o 14 años.  Ayudó bastante que eramos tres de Paysandú, porque estaban también Esteban (Dean) y Maxi (Nobile).  Todo lo que hacíamos era juntos, no nos movíamos solos, estábamos en un hostel juntos también.

 

¿Cómo fue la experiencia del Sudamericano U15?

Está bueno, es lo más cercano al profesionalismo que ves en Formativas.  Me llamó la seriedad que se le daba, la importancia que le daba la Federación, cómo te trataban.  En lo deportivo, sentí la diferencia notoria de intensidad con Argentina, con los demás no tanto.

 

Debutaste en la Primera de Paysandú Wanderers, ¿qué edad tenías?

Tenía 14 años, la diferencia física se notaba porque jugábamos con adultos.  Me adapté bastante rápido igual, me ayudó a acostumbrarme a chocar, y a que me defendieran jugadores mejores.  Después cuando iba a mi categoría sacaba ventaja.

 

Y al venirte y entrenar en Primera en Defensor, ¿notaste diferencias?

No tenía nada que ver.  El profesionalismo que hay acá, más en Defensor que es 100% profesional.  Se le da mucha importancia al entrenamiento, al cuidado, a la alimentación.  Todo gira alrededor del básquetbol.  Antes pensaba que era ir practicar y ya está, después te das cuenta que es mucho más, la sala, la alimentación, el descanso.

 

¿Te acordás cómo fue tu debut?

En Wanderers fue en un partido contra Allavena, que no estaba ganado.  Me puso el entrenador, de la nada, y me dijo que hiciera lo que sabía.  Tire un triple de la esquina y entró con tabla!  Y acá fue de visitante contra Malvín, que ganamos bien y el partido estaba liquidado.

 

¿Cuesta el cambio de rol de Juveniles a Primera?

Sí, porque son roles prácticamente opuestos.  En Primera estoy para ayudar en los entrenamientos, en lo que se necesite, sea alcanzar una pelota, o defender a Martín (Osimani) o a Marcos (Cabot).

 

¿Cómo es para un base llegar a un club en dónde están justamente Osimani y Cabot?

Es buenísimo, hace tres años los miraba por televisión, y ahora entreno con ellos todos los días.  Parece algo cotidiano pero no es, los sigo mirando todos los días como la primera vez para ver qué hacen y aprender.

 

A nivel personal, ¿Cuáles son tus objetivos?

El año próximo me gustaría jugar el Metro para poder tener minutos.  Quiero ser jugador de básquetbol, y seguir estudiando.

 

En ese sentido, ¿cómo te resultó conciliar los estudios con el deporte?

Bien, estoy en Facultad de Economía, y me está yendo bien.  Se sacrifican otras cosas, como no salir porque sino no da.

 

Para cerrar, ¿tenés algún referente en el básquetbol?

Ahora, al estar con Marcos (Cabot) y Martín (Osimani), los miro todo el tiempo.  Martín más por organizar el juego, y Marcos más que nada por el tiro.  Además los dos son tremendas personas.