Uruguay consiguió en los Juegos Olímpicos 1956 en Melbourne, Australia, la medalla de bronce, repitiendo la hazaña de Helsinki 1952.
La misión era clara: igualar o superar el tercer lugar logrado en la ciudad finlandesa. De aquella selección hubo cuatro jugadores que repitieron y por lo tanto son bimedallistas: Nelson Demarco, Sergio Mato, Héctor Costa y Héctor García Otero.
El resto del plantel lo conformaban: Héctor Costa, Raúl Ebers Mera, Carlos Blixen, Óscar Moglia, Milton Scarón, Carlos González, Nelson Chelle, Ariel Olascoaga y Ramiro Cortés. El entrenador fue Héctor López Reboledo.
La ilusión estaba intacta, había con que lograrlo. De esa manera despegó la esperanza celeste con destino al país oceánico. Fue la primera vez que Australia y Oceanía organizaban un Juego Olímpico, posteriormente volverían a hacerlo en Sydney 2000.
También en esa edición hubo medalla: plata en ciclismo con Milton Wynants. Por lo que es un territorio que trae buenos recuerdos a los uruguayos.
El campeonato se llevó a cabo entre el 22 de noviembre y el 1 de diciembre y contó con 15 participantes, ocho menos que en 1952, que fueron:
América: Estados Unidos, Canadá, Chile, Argentina, Uruguay y Brasil.
Asia: Corea del Sur, Filipinas, Japón, China Taipei, Singapur y Tailandia.
Europa: Bulgaria, Francia y Unión Soviética (URSS).
Oceanía: Australia.
Fue la primera ocasión que no hubo representantes africanos.
Primera ronda
Estaba compuesta por tres series de cuatro y la restante solamente con un tercero de selecciones y clasificaban los dos mejores de cada lado a la segunda ronda.
Uruguay quedó emparejado en la zona C con China Taipéi, Corea del Sur y Bulgaria mientras que los otros grupos fueron:
A: Estados Unidos, Filipinas, Japón y Tailandia
B: Canadá, Francia, Singapur y URSS
D: Australia, Brasil y Chile.
El debut marcó un triunfo ante Bulgaria por 70 a 65 seguido de dos éxitos más holgados ante China Taipéi por 85 a 62 y Corea del Sur 83 a 60 para avanzar primeros por encima de los búlgaros. Completaron los clasificados Estados Unidos, Filipinas, Francia, URSS, Brasil y Chile.
Segunda ronda
Estaba formada por dos series de cuatro. Avanzaban los dos primeros de cada grupo a las semifinales.
El destino llevó a toparse con Chile, Francia y Filipinas. Arrancó con dos triunfos ante los trasandinos por 79 a 70 y 80 a 73 sobre los filipinos. El último cotejo puso fin al invicto cuando la celeste cayó 66 a 62 contra los galos que accedieron en primer lugar relegando a los uruguayos al segundo puesto. Del otro lado lo hicieron EEUU Y URSS, en ese orden.
Esto prácticamente condenaba a ir por el bronce ya que llevaba a cruzarse con los norteamericanos y una victoria era casi (por no decir totalmente) una utopía.
Semifinales
La lógica se dio. El adversario no tuvo piedad y demostró porque era la gran potencia y a la vez tricampeón olímpico hasta entonces con un contundente 101 a 38 no dando lugar ni a la más mínima chance de un batacazo. En el cruce restante URSS dio cuenta de Francia por 56 a 49 para así reeditar la final de Helsinki 1952.
De esta manera nuevamente aparecían los franceses en el camino y esta vez por la que realmente dolía. El antecedente cercano no era bueno ya que había sido derrota y eso más la chance de defender el bronce de la edición anterior generaban un ambiente de revancha en los dirigidos por López Reboledo.
Y la misma estuvo a la vuelta de la esquina. 71 a 62 fue el score final para subir nuevamente al podio, pagarles con la misma moneda y a la vez cortar una racha adversa en materia de Juegos Olímpicos con dos caídas: una en Helsinki y la ya mencionada en esta cita de Melbourne. La tercera fue la vencida.
El oro nuevamente se lo quedó Estados Unidos derrotando a URSS por 89 a 55 para transformarse en tetracampeón olímpico. No había con que darle y al igual que pasa actualmente y en varias ediciones su presencia casi que condena al resto de los combinados a pelear por las medallas plateada y bronceada. Todo indica que en Río de Janeiro 2016 la historia será igual.
En cuanto a Uruguay, fue otra gran hazaña que tuvo valor doble por un lado porque defender el bronce de 1952 era la gran meta y se cumplió. Y por otro porque los logros no quedaron ahí.
Al igual que en 1948 y 1952 con Adesio Lombardo y más adelante en 1984 con Horacio López, el goleador olímpico se tiñó de celeste. Fue Óscar Moglia esta vez quien se llevó el logro. Sin dudas fue uno de los referentes de ese cuadro y una de las grandes glorias del segundo deporte más popular de Uruguay, igual que los anteriormente nombrados y varios más de la extensa lista.
Fue una de las tantas gestas que siempre quedará guardada en el mayor recuerdo del basquetbol uruguayo, sobre todo en los amantes y más aún en aquellos que la vivieron en carne propia. El próximo 1 de diciembre se cumplirán nada menos que 60 años por lo que 2016 es muy especial a la hora de recordarla.
Antes de que llegue esa fecha, esta conquista merecía ser rememorada y homenajeada en este “Más de un siglo de historia" que ya tiene la Federación Uruguaya de Básquetbol.
Fotos: Referí.com.uy