Promesas continúa con las revelaciones de la LUA que buscan su espacio en la próxima Liga Uruguaya. En esta ocasión, dueño de una muñeca muy caliente, Federico Sánchez, actualmente en Nacional.
Nombre: Federico Sánchez
Apodo: “Mono”
Edad: 21 años
Puesto: Ayuda-Base
Altura: 1.80
Formación: Yale
LUA 2016: Nacional
¿Por qué te dicen “Mono”?
Yo de chico no jugaba al básquetbol, hacía atletismo, piscina y eso. Cuando era chico me juntaba con amigos que jugaban y una vez me invitaron a jugar. Y todos ellos saltaban y apenas tocaban la red, porque eran Mini, y yo salté y me colgué con las dos manos del aro. Ahí Federico Masner me empezó a decir “Mono”, y quedó.
¿Cómo arrancaste a jugar al básquetbol?
Empecé a los 12, en Yale. De mi grupo de amigos había dos que jugaban, y yo los iba a ver. Fui casi todo un año a verlos a las prácticas, para quedarnos después a jugar en la calle. Un día me metí y como era grande hacía las bandejas y tocaba el aro. El técnico me decía “Si podés volcarla, volcala”, y yo le decía que sí sin saber ni que era. Y ahí me enganché, porque tenía amigos y me pareció entretenido el juego, y seguí de largo.
¿Qué entrenadores tuviste en Formativas que te hayan marcado?
El que más repercusión tuvo en mi desarrollo fue Mauricio Rodríguez, que ahora está como ayudante en Stockolmo. Me acuerdo que yo era de los más altos de la categoría, y él fue el que me empezó a desarrollar como base. Me empezó a trabajar el pique, la técnica de tiro, porque tiraba horrible cuando era preinfantil. Además me seleccionó para un grupo abierto de la Selección, junto con Masner y Miguel Haboosh, que quedé para viajar al CeNARD en Argentina. En la Selección tuve a Capalbo, que también me insistió con que me iba a quedar en estatura y que tenía que trabajar el tiro y eso.
¿Cuándo viste que podías apuntar a ser profesional en el básquetbol?
Siempre me lo tomé en serio, más allá de que es un juego, siempre fui de tener disciplina. Como siempre me divirtió, y aparte en Yale estuve en planteles de mayores desde chico, siempre lo tomé como algo en serio adentro de la cancha. Se fue dando. Hoy en día, no soy de ir a tirar solo, pero sí voy antes para hacer pesas o me quedo a tirar después con alguno. Cuando tenés compañeros que tienen un pensamiento más profesional, eso se contagia. No lo fuerzo, pero fui generando un hábito desde chico.
¿Cuáles dirías que son tus características como jugador?
Mi función en Nacional, en principio, era defensiva. Pero como tuve partidos buenos anotando también lo fui sumando el darle gol exterior al equipo. Depende del recambio, si entro por Adrián (Bertolini) es para darle más dinámica, si es por los bases suele ser para defender a un jugador determinante del otro equipo, cuando se cierran mucho con nuestros internos puede surgir el tiro exterior, como se dio en varios partidos.
¿Cómo te definís en cuanto a puesto?
Yo me siento más cómodo jugando con una doble base, no soy un base definido, y por físico no me siento un escolta.
Tuviste la oportunidad de estar en esa preselección U15… ¿qué te sumó?
Más que nada el profesionalismo. Además de la ventaja de entrenar con los mejores de la categoría, que te hace exigirte más y aprender, y la disciplina, no sólo por vestir la camiseta de la Selección sino porque te lo inculcan, llegar temprano, no protestar, etc. Te llevas mucho aprendizaje también en lo deportivo, como cuando jugamos con Argentina, que tiene 7.000 jugadores para elegir y se exigen mucho más.
Desde muy chico entrenas con mayores en Yale. ¿Qué diferencias te encontraste cuando empezaste con ellos?
Me acuerdo que un juvenil se lesionó y quedó un hueco y me llamaron, en 2011, con Pedro Pereira de entrenador. A partir de 2012, ya estuve todo el año. Los primeros entrenamientos estaba muy nervioso, porque jugas con gente grande y no es como formativas que somos amigos y jugamos para divertirnos. Acá si las cosas salen mal no hay caras felices, hay que estar 100% concentrado, más si sos chico que no tenés margen de error.
¿Te acordás cómo fue tu debut en ese Metro?
La primera vez que entré a una cancha fue contra Welcome, faltando un segundo, para defender, pero ni lo cuento. Fue en 2013 con Zylberzstein. Pero a la fecha siguiente o la otra, me tocó jugar con Urunday en cancha de Yale. Me acuerdo que hice 12 puntos, y no pasé esa marca hasta el año pasado que hice 14 o 15 contra Montevideo.
Si bien ya habías jugado el Metro en Yale, esta fue la primera vez que un club te llevó para hacerlo. ¿Cómo se dio la oportunidad de ir a Nacional?
Cuando fui a Cader a probarme para jugar DTA, conocí a Jesús Rostan que había llevado a otros jugadores. En ese torneo me fue bien, y unos meses antes del Metro, Rostán se ofreció para manejar mi nombre con algunos clubes, y obviamente le dije que sí. Él me colocó en Nacional.
Vos sabías que Nacional había armado un plantel fuerte y con muchas aspiraciones, ¿cómo te imaginabas ahí?
Desde un principio muchos me decían que no había sido una buena elección, porque tenía muchos jugadores por delante en mi puesto. Quizá en otros clubes tendría más posibilidades de mostrarme, pero yo lo tomé como una preparación. Creía que si entrenaba con los mejores, sería una motivación extra. Además, sabía que el club tenía objetivos grandes, y si sobresalía en un equipo así, con muchas miradas encima, podía resaltar más.
¿Cuáles son tus objetivos personales hoy en día?
No tengo objetivos a largo plazo, tengo objetivos a corto y mediano plazo. He tenido partidos que hasta me sorprendieron a mí, me está yendo mejor de lo que esperaba, con más minutos y mejores juegos. Para adelante, más que nada quiero jugar Liga para crecer como jugador, conocer el básquetbol desde otro punto de vista porque nunca estuve en la LUB. Quiero conocer cómo se trabaja, y tener la oportunidad de saltar a la cancha y que me vaya bien, como pasó en Nacional.
Cambiando un poco el tema, ¿cómo has podido conciliar los estudios con el básquet?
En 5º de liceo, entrenaba con Cadetes, Juveniles y Primera, y tuve dos materias que a la mitad del Metro dejé de ir porque eran a primera hora. Terminé quedando libre, y salvé los exámenes. Este año empecé Facultad de Ciencias Económicos y la voy llevando bien, pero curso la mitad de las materias. Sé que si quiero hacer todas, o voy a aflojarle al básquetbol o a la Facultad tarde o temprano, prefiero hacer menos materias pero bien.
Para cerrar, ¿cuáles son tus referentes en el básquetbol?
Nunca tuve muchos a nivel local, pero sí algunos como Prigioni y Ginóbili, que los he visto muchas veces en entrevistas y eso. Son jugadores latinoamericanos que crecieron mucho a nivel internacional. Me acuerdo que Prigioni, que llegó a la NBA después de los 30 años, decía que ese era el sueño de cualquier jugador, el mayor logro que podía tener. Los admiro más que nada por un tema de esfuerzo personal.