Malvín se coronó campeón de la Liga de Desarrollo tras barrer la serie (2-0) ante Biguá con un score de 91 a 88 en el segundo partido y de esta forma ponerle el tan postergado fin a esta competición.
Grandes similitudes al primer cotejo entre estos dos elencos, sobre todo porque el pato arrancó mejor pero a medida que pasaron los minutos, mayoritariamente en el complemento, el playero fue creciendo en su volumen de juego para sobreponerse y ser el merecido ganador del título.
Partido de rachas al comienzo. Enchufadísimo Rodrigo Brause en el inicio del match, incontenible desde los 6.75 siendo el artífice de 11 de los primeros 16 puntos de su equipo. Los dirigidos por Pablo López contrarrestaban con Fausto Pomoli e Ignacio Franzosi quienes eran los más claros en el costado ofensivo. Alternancias varias en el tanteador hasta que con gran trabajo de los internos Martín Rojas y Alfonso Arrillaga, los de la calle Vázquez Ledesma se apoderaban de las acciones para irse arriba 27 a 22 al cabo de los primeros diez.
Malvín inicio mejor gracias a una constante que se repitió a lo largo de todo el juego, la enorme supremacía en los rebotes. En las dos tablas el playero fue superior, pero poco a poco empezó a perder efectividad en los lanzamientos de segunda pelota. Ahí fue donde los conducidos por Juan Rovira comenzaron a mejorar con un buen ingreso de Daniel Lipatín y Joaquín Jones, este último, autor de tres triples en este cuarto para que Biguá tomara una renta cercana a las diez unidades. Sin embargo, esa diferencia fue reducida gracias a Franzosi y un doble sobre la chicharra de Federico Baltasar para que el resultado fuera 48 a 44 de cara al descanso largo.
Para que los de la Av. Legrand dieran vuelta el marcador necesitaban que Juan Santiso tomara protagonismo en ataque y eso hizo. Mucha claridad a la hora de leer el juego y decisión al ejecutar un lanzamiento o romper hacia adentro hicieron que Malvín vuelva a ser superior en el rectángulo. Los de Villa Biarritz complicaban sus ofensivas más de lo necesario y eso les provocó muchas pérdidas infantiles y/o tiros sumamente incómodos los cuales eran sencillos de defender. En los instantes finales el partido entró en un bache importante en donde nadie anotaba, lo cual fue beneficioso para el playero que se fue arriba 69 a 60 en este tercer chico.
Los pocos sistemas que utilizaron López y el Horacio Martínez salieron a la perfección en los primeros minutos del último cuarto, sumado a que Biguá entraba en la desesperación de ver como el cotejo se les escapaba de las manos, hacían posible que la renta llegara a la máxima de 13 unidades a poco menos de cuatro vueltas de reloj para el final. Pero, el pato dio lucha hasta el final con la aparición de Martín Couñago que anotó ocho unidades al hilo para volver a meter a su equipo en partido. Un hecho clave fue la técnica a este jugador, seguido de otra falta técnica al entrenador y posteriormente la expulsión del Sapo, debido a las protestas contra Andrés Bartel. Lo que parecía enterrar todas las chances de pelear por llegar al tercer juego ya que Santiago Pereira fue casi perfecto desde la línea.
De todas formas, en el basquetbol no hay nada definido hasta el segundo cero. Federico Pereiras, de flojo encuentro, apareció con un triple y algunas penetraciones para dejar el manto de incertidumbre hasta el final. Pero Malvín mostró una templanza envidiable para sellar el merecido título desde los 4.60 y de esta forma gritar campeón en cifras finales de 91 a 88.