Se vino a Montevideo para hacer Facultad de Derecho, y ya está en su 4º año. Apareció en la Liga con Allavena, y en seguida Aguada se interesó por él. Este Metro tuvo su chance en Larrañaga y la aprovechó. En Promesas, el sanducero Andrés Dotti.
Nombre: Andrés Dotti
Edad: 22 años
Puesto: Ayuda-Base
Altura: 1.85
Formación: Allavena (Paysandú)
Club actual: Larrañaga
¿Cómo arrancaste a jugar al básquetbol?
Empecé como diversión, por mis amigos, cuando tenía 5 años en Allavena. Como todo niño iba dejando y volvía, pero cada vez me empezó a gustar más y a tomar un poco más en serio. Como mi padre jugó me apoyó mucho, y aportó para que siga jugando.
¿Qué entrenadores tuviste que te hayan marcado en Formativas?
En fundamentos el que más me marcó fue Pedro Rojí, que era nuestro Entrenador y jugaba en Primera en Allavena; y después ya más grande Pablo La Nasa que fue quien me puso en Primera cuando estaba en Cadetes
¿En qué momento decidiste que querías dedicarte al básquetbol?
En realidad se fue dando, no lo planifiqué. Cuando vi que tenía la oportunidad, que empecé a jugar en el Primero, que me vine a Montevideo, se fue haciendo más serio. Aparte vi que lo podía coordinar con el estudio, que siempre me inculcaron que era lo más importante
¿Cómo se dio tu llegada a Aguada acá en Montevideo?
Yo ya desde el año anterior estaba viviendo en Montevideo, había jugado en los Juveniles de Trouville medio año y volví a Allavena para la Liga Uruguaya 2012/13, con aquel Reclasificatorio con equipos de Montevideo. Tuve la suerte de jugar bien, tener bastantes minutos, y después de eso me llamaron de Aguada que querían contar conmigo.
¿Tuviste que hacer algún esfuerzo especial para llegar?
Sí, ahí te das cuenta que no es más la diversión de adolescente, la exigencia de los entrenamientos no es la misma, hay que cuidarse con la comida porque aunque de joven pueda no afectar tanto a la larga te condiciona. Y también la conducta, cuidar lo que uno hace, porque son las mínimas cosas las que hacen la diferencia.
¿Cuáles son tus principales características como jugador?
Me gusta ser intenso en defensa y correr la cancha cuando se pueda. Después, lo que aporté para el equipo y yo pueda dar, intentar darlo
¿Y las características de un ayuda-base ideal?
Me parece que tiene que ser muy intenso en defensa, poder defender tanto a un ayuda-base como a un alero, o incluso presionar al base. Y en ataque tiene que tener gol, tanto de 3 puntos como rompiendo hacia el aro.
¿A qué edad empezaste a entrenar con el Primero de Allavena?
A los 16. Allá siempre se empieza un poco antes. Las diferencias que encontré fueron en cuanto a la intensidad y al roce, porque empezás a jugar con hombres, la agresividad es otra.
¿Te costó el cambio de rol entre Primera y Cadetes?
Sí, ni hablar. En Cadetes era el que más tiraba, el anotador. Y en el Primero era el que entraba a marcar unos minutos, defender a morir, ese era mi rol, no tirar al aro.
Y cuando empezaste a entrenar en Aguada, ¿encontraste muchas diferencias entre el básquetbol del interior y el de la capital?
Sí, bastantes, especialmente en lo técnico-táctico. El primer año en Aguada me costó esa adaptación. En lo social no, porque es bastante parecido.
¿Qué viniste a buscar al Metro?
Minutos y confianza, tanto yo confiar en mí como que confíen en mí también. Tratar de mostrarme.
¿Cómo surgió la oportunidad de venir a Larrañaga?
Yo quería jugar, y hablando con Juan Pablo Da Prá me comentó la posibilidad, creímos que era una buena opción, que era un club excelente, y me gustó.
¿Cómo te sentiste en el Metro jugando con más protagonismo?
Notable, es lindo tener una responsabilidad. La tomó como tal, es lindo poder asumirla. Me he sentido cómodo. Aparte hemos formado un buen grupo, y aparte de las individualidades que hemos andado bien armamos un equipo que ha jugado bastante bien.
Aguada cambió bastante el equipo para esta Liga, ¿qué expectativas tenés para la misma?
Tratar de afianzarme, de plasmar lo que absorbí en el Metro en la Liga, y consolidarme un poco más como jugador. Tengo unas ganas bárbaras de tener mi oportunidad, y de trabajar para eso porque sé que nadie me va a regalar nada.
Cambiando un poco el tema, ¿pudiste conciliar los estudios con el básquetbol?
Costó un poco, pero es más voluntad y querer que otra cosa. Creo que el tiempo no se tiene, sino que se hace. Obviamente cuesta, no paras nunca, salís de entrenar y tenés clase, después de clase volvés a entrenar. Pero es un sacrificio que me gusta y quiero hacer. Hoy día estoy en 4º de Facultad de Derecho, cursando, voy a Facultad todas las mañanas de martes a viernes, y de ahí me voy a entrenar.
Para cerrar, ¿qué referentes tenés en el básquetbol?
Primero porque lo veía de chico, y después porque tuve la suerte de compartir equipo con él, Leandro García Morales. Es muy bueno poder aprender con gente que admiras. Lo mismo con Martín Osimani, que es un jugador de elite que todos admiramos. A nivel internacional, me gusta “Manu” Ginóbili.