En el año 2003, cuando salió la primera página de Basquet Total, Victor Hugo Berardi tenía su espacio en el cual contaba anécdotas por demás jugosas. Rescatamos dos imperdible para compartir con los lectores.
La primera
Hola !!!
Saludo a todos los amigos de “BASQUET TOTAL” y a través de esta columna, mantendremos nuestro primer contacto e intentaremos ir recordando alguna de las tantas anécdotas que a lo largo de todos estos años en el básquetbol hemos vivido...
Se desarrollaba en Montevideo el Campeonato Sudamericano Juvenil en el año 1982.
Uruguay venía de ser Campeón Sudamericano a nivel de Mayores en el ´81 en el Cilindro Municipal y la gente tenía un enchufe tremendo con el básquetbol y acompañaba noche tras noche a los Juveniles.
Era un plantel de jugadores muy buenos, había surgido una camada de muy buenos valores: Luis Pierri, Camilo Acosta, Gabriel Waiter, Gustavo Trindade, varios jóvenes más y también estaba en ese plantel Julio Pereyra; de él justamente trata esta anécdota.
Julio había venido desde Paysandú a jugar a Bohemios hacía ya un par de años y en sus primeros años en la capital alternaba estudios y básquetbol y eso también hacía en pleno desarrollo del Campeonato Sudamericano.
La FUBB nos había alojado en el Hotel Bristol en la rambla y allí estábamos concentrados, frente al mar en invierno, un frío de novela y el viento soplaba todo el día.
A pesar de lo importante que era para todos el Sudamericano, Julio me había planteado que esa semana tenía que concurrir a clases importantes en Facultad y yo le había autorizado y es más, me comprometí a llevarlo todas las mañanas tempranito, tipo seis y media en mi auto, para que no perdiera ninguna clase...y aquí viene lo bueno.
Una mañana va a mi habitación a despertarme para que lo lleve a la Facultad, yo no podía creer que ya tenía que salir debajo de las frazadas, estaba tan calentito !!! pero todas las mañanas lo estaba llevando y no le podía fallar...
Me vestí rápido, Julio me esperaba en el hall del Hotel, bajé, era noche cerrada y muy fría, y nos metimos en el auto para rumbear a la Facultad y ahí se me dá por mirar el reloj del auto y veo 3.30 de la madrugada, lo miro a Julio y le pregunto...vos que hora tenés?...me mira, mira el reloj del auto, mira su reloj y se le transforma la cara...me dice...Víctor...yo tengo 6.30...pero recién me doy cuenta que mi reloj está parado, perdonáme!! ”Canario” no lo puedo creer, te voy a matar faltan tres horas para que me despiertes!!! ...vamos a dormir un rato más.
Menos mal que esa noche se jugó un partidazo y lo tuve que perdonar.
Chau, hasta la próxima.
Víctor.
La Segunda
¿Se acuerdan de aquel Campeonato Sudamericano de Mayores que ganamos aquí en el Cilindro Municipal de Montevideo en el ´95?
Fue espectacular, lo compartimos con nuestra gente, en casa; pero hoy les quiero contar lo que vivimos dos años después, cuando fuimos a Maracaibo en Venezuela a defender el título obtenido.
Fue un Campeonato durísimo, por primera vez en la historia de los Sudamericanos participaron los 10 países de nuestro Continente, estaban todos: Venezuela el anfitrión, Brasil y Argentina las potencias, los evolucionados Colombia y Chile y los más débiles Paraguay, Perú, Ecuador y Bolivia y estábamos nosotros los últimos Campeones Sudamericanos, la celeste...URUGUAY !!!
Como se estila nos dividieron en dos grupos y nosotros avanzamos luego de una buena primera fase.
Y así al paso les cuento que en el debut cuando llegamos al vestuario y el plantel se estaba cambiando, Dieguito Losada empieza a gritar que se había olvidado de las medias, a ver a que compañero le sobraba un par para prestarle, “Fito” Medrick le tira un par, Diego anda volando esa noche, ganamos y a la vuelta, antes de ir a las duchas, le va a devolver las medias a su compañero, Adolfo con ese vozarrón que tiene y con su acento Panameño le dice: “Mano yo no te las presté, te las regalé, eso sí si vas a jugar como hoy, ponételas todos los juegos así ganamos”...por suerte le hizo caso y esta historia tiene un final muy feliz conocido por todos.
Pasamos la Serie, luego de ganarle a Bolivia, Paraguay y Colombia sucesivamente y caer por un puntito 75-74 con Brasil.
En un campeonato muy parejo, duro, cerrado, con cancha repleta todas las noches, donde la localía pesa y te hacen sentir verdaderamente visitante; nos metimos en la serie final y le ganamos nada menos que a Venezuela 96-89, perdimos de nuevo con Brasil 86-76 y en nuestro último juego le ganamos a Argentina por un doble 80-78
A su vez, Argentina, Brasil y Venezuela se ganaron a entre ellos y todo se entreveró, dependíamos del resultado del último juego que el fixture indicaba: el local Venezuela frente al poderoso Brasil.
Cumplimos con nuestra última presentación a primera hora, le ganamos en un gran juego a un cuadrazo de Argentina, con Espil, Oberto, Sconochini, etc.; y nos fuimos a bañar al Hotel para volver cuando estuviera culminando el último partido del Torneo.
Era obligación volver porque culminado el juego, se realizaría la tradicional entrega de premios y nosotros en la habitación del Hotel hacíamos conjeturas con mi querido amigo de todas las horas “Cacho” Perreta, podíamos ser segundos o primeros, si ganaba Brasil era el Campeón, dependíamos de que Venezuela le ganara a Brasil; fue una sensación extraña, había íntimamente una remota esperanza de que eso ocurriera y a ella nos aferrábamos como locos.
De particular, cada uno con su ropa, nos metimos en el ómnibus y había que ver los rostros de quienes podían lograr su primer título: Nicolás Mazzarino que había hecho un Torneo estupendo, la ansiedad de Juan Manuel Moltedo, Adolfo Medrick que volvía a jugar un Sudamericano por Uruguay 10 años después, los nervios de Camilo Acosta y Freddy Navarrete; en fin la procesión iba por dentro en cada uno de nosotros.
Yo miraba a los muchachos en el ómnibus, bromeando, nerviosos, ansiosos, con ganas de llegar al Coliseo y ver la pizarra a ver como estaba el último partido y ahí estaba gran parte del plantel Campeón del ´95, que podían repetir y ser Bi Campeones de América: Marcelo Capalbo, Marcel Bouzout, Diego Losada, Luis Silveira, Gustavo Sczcygielski, Osky Moglia que me decía: “Mi viejo ganó dos Sudamericanos en el ´53 y ´55 y yo hoy cuarenta años después lo puedo lograr ´95 y hoy Víctor!!!” y allá estaba en el fondo del ómnibus Luisito Pierri que de ganar este alcanzaría lo que muy pocos de su generación han logrado: tres títulos Sudamericanos, porque lo fue muy joven en el ´81 cuando ganamos en Montevideo.
Y había una cábala, yo en todos los juegos al llegar al Estadio, era el primero en descender del micro; y llegamos y bajé primero pero no me animé a entrar, fueron bajando los muchachos y casi me aplastan, me pasaron por arriba para entrar y ver el tanteador.
Y yo de afuera balconeaba y empiezo a ver al “Bicho” Silveira que empieza a gritar, al Osky que levantaba los brazos, veo abrazarse a Camilo con Gustavo, Luisito Pierri estaba enloquecido, en fin era el reflejo de que Venezuela ganaba y nosotros íbamos a ser CAMPEONES !!!
Me metí en la tribuna, me temblaban las piernas, era una emoción incomparable y mezclados entre los venezolanos que estaban felices de ganarle a Brasil, nosotros, un puñado de Uruguayos saltábamos, festejábamos, gritábamos, lejos de casa, lográbamos un título luego de 46 años que no se conseguía en el exterior, este grupo entraba en la historia...
No podíamos creerlo, habíamos hecho un gran Torneo, éramos CAMPEONES, Venezuela segundo, Argentina se colaba tercero y fuera del podio quedaba nada menos que Brasil y así, a la Uruguaya, calladitos, siempre de punto como me gusta a mí, porque miren que Venezuela se jugaba al título como locales frente a Argentina y Brasil, a nosotros nos decían “Hotel de Lujo: cuartos cómodos" y mirá vos lo que nos deparaba el destino, nos transformamos en los BI CAMPEONES de AMERICA.
Recibimos las medallas y la Copa, salió una improvisada vuelta olímpica y al público local no le quedó otra que aplaudirnos y reconocernos como legítimos CAMPEONES.
Todos llorábamos, nos reíamos, “Se me dió Víctor, igual que mi viejo !!!” me decía emocionado Osky, “Tres papá tres llevo y quiero más” gritaba enloquecido Luisito Pierri, y todo era emoción, lágrimas, gritos, cantos, risas y todo eso que uno lleva dentro y en un momento único como éste deja aflorar.
Abrazos y más abrazos, el micro era la locura total, desde el “Soy Celesteee” hasta el clásico “Dale Campeón” sonaban fuerte y llamaban la atención al pueblo de Maracaibo que saludaba por las calles cuando reconocía a los Campeones, hasta llegar al Hotel.
Ahí nos esperaba un compatriota de apellido Gomberg, el hombre había puesto a enfriar Champagne Francés y nos recibieron con varias botellas en baldes con hielo, para realizar uno y mil brindis por este título, hasta altas horas de la madrugada.
Y ahí estábamos, unos pocos Uruguayos, Jugadores, Cuerpo Técnico, Dirigentes, Periodistas y algunos compatriotas, en la intimidad del Hotel, festejábamos un título logrado con muchísimo esfuerzo, con buen juego, con mucha disciplina táctica pero fundamentalmente con dos características que ojalá todos los planteles siempre las tengan: personalidad y humildad.
Y les juro que me ha tocado viajar, participar en varios Campeonatos Internacionales, ganar y perder, pero lo que viví en Maracaibo, con este grupo, es incomparable, fue de los más lindo en mi historia como deportista, fuera de casa todo es más difícil y logramos un Bi Campeonato que perdurará por siempre y el tiempo se encargará de darle la real dimensión que esto tuvo.
Mi mayor deseo es que muy pronto esto se pueda repetir a nivel de Selección, con los jugadores que sean, con el Técnico que sea, pero ojalá la gente del básquetbol algún día pueda volver a vivir esta sensación incomparable.
El básquetbol me ha dado muchas alegrías, algunas tristezas ocasionales, pero todas esas vivencias que por suerte uno ha tenido, no serían nada si no tuviera con quien compartirlas, y siempre tuve a mi familia y amigos cerca para hacerlo y hoy las comparto con todos ustedes... y van a venir más, muchas más.
Hasta la próxima !!!