Hace unos pocos años, su talento se mostraba en el césped de las canchas de fútbol. Hoy, con sólo 16 años fue la gran revelación de la DTA. Se fue afianzando en el torneo y terminó conduciendo a Larrañaga al ascenso con gran tranquilidad y seguridad, a pesar de lo cual se mantiene enfocado en lo que debe mejorar. Ahora, se prepara simultáneamente para el Metropolitano y el Sudamericano U17 con la Selección. Se pedía a gritos que “Promesas” presentará a Mateo Sarni.

NombreMateo Sarni
Edad
:
16 años
Puesto
Base
Altura
1.83
Club
:
Larrañaga

¿Cuándo y dónde arrancaste a jugar al básquetbol?

Arranqué en la Escuelita de Verano que hace siempre Larrañaga en enero. Siempre viví cerca, pero hasta los 9 años nunca había ido al club. Mi padre vio la Escuelita, fui, me gustó el ambiente, hice un par de amigos y seguí.

¿Y desde entonces en Larrañaga?

Sí. Igualmente tuve un momento en que paré de jugar durante dos años, cuando era Preinfantil e Infantil primer año. En esa época me dediqué al fútbol, estaba jugando en Nacional en Formativas, pero después me liberaron y volví a jugar al básquet. Ahí en Infantiles segundo año arranqué en serio.

¿En algún momento decidiste que querías ser profesional, o se dio?

En realidad este año arranqué a entrenar más fuerte por el primero y se fue dando. Nunca tuve la idea de jugar profesionalmente, jugaba porque me gustaba. Ahora que se dio que tuve la oportunidad, y parece que tengo las condiciones para poder jugar de verdad, ahora sí lo quiero.

¿Qué entrenadores tuviste que te hayan marcado?

Siempre tuve a Diego Palacios, es quien tuve todas las Formativas y quien me enseñó todo. Ya hace un par de años tengo a Gonzalo Fernández, que me agarró de grande y me enseñó cosas diferentes, y aparte que me dio la confianza para jugar en Primera.

¿Cuáles son tus principales características como jugador?

Llevar bien la pelota, sin pérdidas picando, y las asistencias. Me gusta más leer el juego que buscar el gol propio.

¿Cómo definís a un base ideal?

Tiene que poder manejar el partido él solo, ser generoso con los demás jugadores y ser el más inteligente, además de tener buenos fundamentos.

¿Tenés algún referente en el básquetbol?

“Panchi” Barrera siempre fue el jugador que más me gustó, desde que soy chico, por la forma de jugar, por los pases que daba. Y desde que empecé a jugar en Larrañaga siempre mi ídolo fue Emiliano Suárez, porque era un jugador del club que andaba bien, embocaba de tres, estaba en la Selección de Formativas. Este año me tocó compartir plantel con él, pero siempre lo tuve como un referente. Poder jugar con él fue lo mejor del año.

Estás en un proceso de Selección U17, ¿qué te ha sumado?

En realidad falté a muchos entrenamientos por partidos de Larrañaga. Pero vi que es mucho más intenso, estás jugando con los mejores, entonces te exige más y es bueno para seguir mejorando.

¿Cómo te imaginas jugando un Sudamericano?

He visto los Sudamericanos de otras categorías y es bueno porque te das cuenta del nivel que hay acá, que es mucho menor al de otros países. Te muestra que quizá acá estás sobrado pero después jugas con otros países y te das cuenta que son mejores: más rápidos, más fuertes, más grandes. Sería tremenda experiencia.

¿Qué diferencias notaste entre el entrenamiento de Primera y el de Formativas?

Son mucho más serios, porque ahí todos juegan por el puesto, quieren ganar. Mi equipo era especial porque eran todos amigos, pero lo noté más serio y exigente.

¿Te acordás como fue tu debut en esta DTA?

Sí, fue con Reducto. Arrancaba como titular, estaba muy nervioso. Me pelaron además antes de ese partido.   Entré muy nervioso, hice tres faltas en dos minutos y salí. Volví a entrar al final, metí 6 o 7 puntos en el último cuarto y me dio más confianza. A partir de ahí estuvo mejor.

Si bien tu rol durante el torneo fue cambiando, y tomando más protagonismo, al principio no era así… ¿Te costó cambiar el rol de Cadetes al de Primera?

Era lo más difícil acostumbrarse. Yo jugaba el domingo en Cadetes y era el goleador, el que se tiraba más pelotas, y al día siguiente iba a jugar en Primera y tenía que encontrar a los demás jugadores: Diego (Silva), Emiliano (Suárez), Federico (Ledanis) y Camilo (Colman) que eran los que iban a tirar y jugársela. Eso fue lo más difícil, cambiar lo que estás acostumbrado a hacer en la cancha. Pasaba de ser el goleador a tener que ordenar al equipo. Luego con las lesiones, ya en Playoff tuve que jugar más en ataque, y por suerte se me dio bien, entraron algunos triples inclusive.

¿Qué te dio jugar a ese nivel, con más protagonismo, con equipos pendientes de vos?

Es algo lindo, que los demás equipos te respeten, te tomen en cuenta en ataque, que no seas alguien poco importante. Te complica a veces para jugar, pero es entender que si te defienden dos hay otro solo, y hay que generar la ventaja para que otro anote.

A pesar de todo, seguís teniendo 16 años… ¿Cuáles son tus objetivos hoy día?

Prepararme bien para el Metropolitano con Larrañaga, y quedar en el grupo de la Selección. Y seguir mejorando, tratar de en un par de años estar preparado para dar el salto y jugar la Liga.

¿Estás trabajando para mejorar algo en especial?

Sí, el físico y el tiro de 3 puntos.

A todo esto, ¿pudiste conciliar el estudio con el básquetbol?

Sí, los tiempos te dan de sobra, es cuestión de aprovecharlos o no. Terminé 5º, me llevé química pero ya la salvé. Ahora voy a empezar 6º Medicina, quiero entrar al ISEF para hacer Educación Física.

Para vos, ¿cuáles fueron las claves del ascenso de Larrañaga?

Sin dudas tener a Federico Ledanis y a Diego Silva fue fundamental, porque en los partidos más difíciles ellos aparecían. Diego en la final, Federico con Cordón, fueron sus mejores partidos. No cualquiera emboca y hace esos puntos en esos partidos. Además de eso, fue la unión. Estar unidos y jugar para el equipo, que nadie quisiera tomar los tiros él o hacer los puntos él. Siempre había un pase más. Eso nos llevó a hacer uno de los mejores básquetbol de la DTA y ganar todos los partidos que ganamos.

Y personalmente a vos, ¿qué te deja la DTA?

Tremenda experiencia, aparte de la felicidad de ascender con Larrañaga. También me mostró lo que hay que mejorar, porque no es lo mismo jugar en Formativas que en Primera. Me mostró que si no podés tirar de tres no podés jugar, porque te marcan a 10 metros. Ya no sirve penetrar como haces en Cadetes que los más grandes miden 1.85 o 1.90, que igual podés tirar. Tenés que poder tirar para que se te abran los espacios. Me abrió los ojos la DTA.