El título puede ser el nombre de una comedia, o la vida misma. El grupo, los amigos y el fin común de amar tanto ese cacho de tela con el escudo de su club en el pecho, fueron las claves del éxito milrayita.
Larrañaga tiene varios ascensos, incluso uno a primera que en cuanto a importancia deportiva fue más que el de anoche. Pero este, va a quedar eternamente en el recuerdo. No fue uno más, fue especial para los hinchas, porque los que estaban adentro de la cancha también eran hinchas como los de afuera, o más.
Jugaron por la camiseta, y nunca mejor dicho. Porque no cobraron un peso, la situación económica del club lo impedía. Pero todos los que conformaron el plantel tenían un fin común, el amor hacia la camiseta.
Me acuerdo una frase que tiré en el ascenso de Tabaré, que perfectamente identifica a este Larrañaga: “Hay que ver cosas como estas para comprobar que el compromiso y el amor por una causa valen mas que cualquier cualidad técnica”. Y fue así nomás.
La unión fue fundamental, con Federico Ledanis como capitán y referente. Fue el amigo, el consejero, el hermano mayor de varios de los pibes a quienes no dudó en darle algún rezongo, sabiendo que todo era para aportar en positivo. Diego Silva fue el líder basquetbolístico, era el que llegaba de “afuera”, se acopló a la perfección, la rompió.
Todos conocían su rol y dentro de eso rindieron al 120% de sus posibilidades cuando los llamaron a actuar. Todos fueron leones y cuando digo todos, son TODOS.
Lo que pasó ayer no fue normal. Tres tipos jugaron con lesiones serias, sin respetar los plazos establecidos de recuperación. Que lo haga uno ya es raro, imaginese que lo hagan tres en un mismo equipo.
Para quienes no lo saben; Colman (esguince de rodilla), Ledanis (fractura en la mano) y Suárez (distención de hombro) pidieron para jugar, arriesgando. Sabiendo que buscaban una felicidad que valía mucho más que cualquier dolor físico, con la tranquilidad de que tenían compañeros que iban a ir a morir con ellos, a donde fuera.
Este plantel de Larrañaga jugó por algo mucho más valioso que la plata, jugaron, lucharon y se entregaron por sus amigos, por sus valores, por su camiseta, por su club. Y para el hincha, no hay nada más emocionante que eso.
¡Salú Larrañaga!