Seguimos dialogando con los distintos protagonistas de nuestro basquetbol. En esta oportunidad le tocó a Álvaro Ponce quien habló de todo en esta nota.

La cuarentena te agarró después de lo que fue tu viaje a Argentina, ¿no?

Estuve en Corrientes para ver lo que eran entrenamientos y partidos de San Martín el cual estaba haciendo una gran campaña con un presupuesto realmente bajo, las estrellas nacionales y extranjeras que tenían la temporada pasada bajaron sensiblemente pero igual el equipo estaba entre los 7 primeros jugando un gran basquetbol. Fui a ver cómo trabajaban, justo me coincidió con el parate de la ventana FIBA, por lo que pude verlos entrenar 10 días y luego de eso jugaron dos partidos seguidos. Estas siempre son muy buenas experiencias porque hay que salir del medio para ampliar las miras y cómo se trabaja a primer nivel. A veces nos olvidamos que tenemos a los vice campeones del mundo a una hora, a veces queremos NBA y esas cosas pero acá al lado tienen una metodología de trabajo brillante que va desde la selección a todos los entrenadores, jugadores y a todo el medio de su basquetbol. Entonces cada tanto está bueno siempre que se pueda ir a aprender de ellos.

¿Por qué estamos tan lejos de Argentina, qué nos falta?

Creo que hay que enfocarse en dos niveles principalmente en los cuales tenemos más control en uno que en otro. El primer nivel es que el gobierno está involucrado, ahora en Corrientes por ejemplo me explicaban cómo una provincia relativamente pobre con un millón de habitantes tenía tres equipos (San Martín, Regatas y Comunicaciones) jugando al más alto nivel. Me decían que hace unos años el gobierno provincial, lo que vendría a ser la intendencia acá, propuso techar y ponerle piso flotante todos los gimnasios que había con lo que se mejoró la infraestructura de 16 gimnasios que había en la provincia lo que llevó a que muchos chiquilines se volcaran a los mismos. A su vez se sigue ayudando a los equipos, hablando mal y pronto le dan plata, para que conformen un equipo competitivo. Entonces no hay mucho misterio a la brillante ética de trabajo que ya tienen se le suma la ayuda económica. Mientras que acá no existen esa tipo de políticas de estado porque acá el deporte no es prioridad y a veces incluso es ninguneado, pero eso es un paso que las autoridades de la FUBB están más capacitados para saber.

Y en un segundo nivel lo que yo entiendo que sí tenemos control es que debemos ampliar las miras y levantar la vara de exigencia. Primero a nivel de entrenadores y segundo a nivel dirigencial. Yendo al primer punto, hoy el entrenador uruguayo es semiprofesional porque los jugadores, al menos las cuatro fichas de Liga, son profesionales pero el 99.9% de los entrenadores tienen otra actividad con la cual complementan sus ingresos. Entonces si vos tenes una altísima inestabilidad laboral sumada a la poca paga hace que el entrenador no tenga otra alternativa que dedicarse a algo más. Por lógica eso hace que no puedas mejorar, actualizarte, dedicarle más tiempo de tu día a mejorar el juego, entonces lo que yo he visto en los 8 años que vengo dirigiendo en Liga es que el entrenador uruguayo hace lo indispensable para ganarle al vecino y entramos en una zona de confort donde cuidamos nuestro trabajo atornillándonos a un club, por supuesto olvidarnos de arriesgar a poner pibes porque si perdés 3 partidos te echan. Eso sí después nos sorprendemos de que acá jugamos a trasmano de lo que se juega a nivel mundial, con una lentitud increíble y cómo dijo Leandro (García Morales) en una entrevista hace poco es la única liga donde no solo juegan jugadores de 40 años sino que aparte son las estrellas. También después nos sorprendemos cuándo salimos a jugar internacionalmente a nivel de clubes y nos volvemos 0-3, perdiendo con chilenos, argentinos y brasileños.

El año pasado me acuerdo también cuándo Malvín fue a jugar contra Atenas de Córdoba que estaba último en su liga y perdió por 20. O sea estamos lejísimos y sin embargo ese semiprofesionalismo que tiene el entrenador uruguayo es una cuota muy importante del por qué estamos tan lejos, ahora si queremos mejorar el juego necesitamos entrenadores full time, que no solo estén bien capacitados sino que también estén actualizados que pueda viajar para observar cómo se trabaja a primer nivel. Por ejemplo, conozco a algunos entrenadores ACB que cuando terminan la temporada van a NBA a ver entrenamientos y sacar apuntes, ellos son la mejor liga FIBA del mundo entonces van a NBA. Y con esto no quiero decir que nosotros vayamos a ver entrenamientos de la NBA pero si a la vecina orilla donde tenemos un montón de posibilidades para poder ir y ver cómo se trabaja. No quedarnos acá en la zona de confort, conformándonos con ganar acá en la chiquita nomás. Claro que si se quieren entrenadores full time debe ser con la paga debida y ahí está la responsabilidad de nosotros como gremio el no aceptar menos con tal de tener el trabajo, que es lo que sucede ahora. Además otra cosa que pasa en Argentina es que si al entrenador lo remueven del cargo tienen que pagarle 10 meses, lo que hace que se piense dos veces el cambiar de entrenador.

Sin embargo en este momento se han visto varias charlas con entrenadores argentinos y de otras partes

Sí, pero una cosa es estar en la casa sentado escuchando una disertación 40 minutos y otra es estar en el día a día viendo en vivo un entrenamiento o una planificación de juego. Es distinto, claro que estos métodos que se están usando no están mal, son parte de la actualización, sirven y siempre se aprende algo. Lo que quiero decir es que es distinto estar ahí viéndolo en vivo.

¿Cuál es el motivo por el que hay equipos que acá en la Liga no saben a qué juegan?

Yo lo que percibo es que hay muy pocos equipos que son los claros contendientes a ganar, luego hay una segunda línea que pueden pelearle y después están el resto. El problema está en que todo el resto de los equipos sacando los claros candidatos, que no son más de dos, creen que pueden salir campeones. Entonces después perdes un partido es el fin del mundo, todavía no entendimos que es un deporte donde se gana o se pierde pero no hacer de una derrota el fin del mundo y la tragedia más grande y acá es así, perder es una tragedia e incluso a veces ganar si no es por lo esperado es una tragedia. Al final el objetivo que plantean es estar lo más arriba posible, y vos tenes pibes para poner pero si lo pones y perdes te van criticar porque perdiste. No se entiende si queres desarrollar a los jóvenes seguramente trastabilles pero acá no está permitido perder. Entonces termina habiendo una indefinición de lo qué hacer porque queres desarrollar a los pibes pero también estar arriba, pero todo no se puede. Parte de la madures es que hay que optar y ser coherente con lo que se dice. Aguada y Malvín pueden no poner a los jóvenes porque su objetivo es ser campeón pero los demás tienen que ser más objetivo y decidir qué hacer porque todos campeones no vamos a salir y tampoco vamos todos a definir el torneo.

Entonces hay que levantar las miras a nivel dirigencial, o sea no solo pensar en esta Liga que se está jugando y mirar a futuro. Pero no siempre se le quiere ganar al vecino o sino a veces me aterra cuando escucho que no sirve de nada jugar internacionalmente, entonces esa manera de pensar no va limitando cada vez más y no vemos mucho más allá. Entonces hay tres o cuatro aspectos que habría que implementar, el primero es no limitar el número de fichas porque es una locura que solo hay cuatro, los jóvenes que estén a nivel van a jugar la Liga sin dudas pero los que aún no hay que implementar una Liga de Desarrollo en paralelo como sucede en Brasil y Argentina, jugar todos los torneos al mismo tiempo lo que hace que más jugadores y más gente esté vinculada con el basquetbol evitando también que repitan jugadores, entrenadores, etc y por último y no menos importante la creación de una Liga Nacional porque el no tenerla hace que nos vayamos quedando. Por ejemplo hace 30 años le podíamos jugar de igual a igual a la mejor selección argentina la Liga Nacional argentina lleva 35 años y nosotros ya no podemos jugar de igual a igual, entonces hay que ampliar las miras para que la liga pase a ser nacional que llegue al interior porque hay plazas muy fuertes con un caudal de basquetbolistas tremendas, entonces se puede hacer. Entonces no ya dije hay que mirar al lado nuestro, Argentina hace varios años que viene jugando a un gran nivel tanto en su liga local, como internacionalmente como a nivel de selección.

¿Cómo ves el hecho de que el jugador una vez que firma pasa a ser inamovible en el club y también que un extranjero no pueda repetir en un equipo?

En Argentina se pueden cambiar fichas nacionales o extranjeras con la posibilidad de firmar en otro equipo, y esa alta variabilidad hace que sea más dinámico. Sabemos que cuesta horrible encontrar un extranjero que se adapte y no siempre va a rendir, pero quizá en otro equipo si puede rendir. Entonces porque nos venimos a limitar a nosotros mismos, no hay muchos jugadores que quieren venir a Uruguay. Cuando nos demos cuenta que no somos el ombligo del mundo y que no somos una gran plaza para jugadores jóvenes o en plenitud los cuales por menos plata prefieren irse a Europa u otra liga. Y así como pasa con los extranjeros pasa con los jugadores, porque los entrenadores si no rinden en un equipo y es cortado pueden dirigir otro equipo entonces por qué el jugador no. Hay jugadores que por algún motivo no está contento o no está rindiendo y sabiendo que puede hacerlo en otro equipo no puede porque está anclado a un equipo. Son todas limitantes que no colaboran con la fluidez del basquetbol en sí.

¿Puede que la elección de extranjeros vaya en la misma línea que con los jugadores nacionales, sin arriesgar y buscando veteranos probados?

Es parte de la misma incoherencia que tiene nuestro basquetbol y va de la mano de lo que decía que jugamos a trasmano del resto del mundo. O sea no nos comparemos con las grandes potencias, pero en su mayoría se buscan jugadores jóvenes que juegan con más intensidad, se lesionan menos, tienen más hambre. Acá vemos muchas veces que se dice que tal no quiere nada, el otro está de vuelta y si porque acá juegan dos veces por semana y no viajan, por suerte la inmensa mayoría son profesionales. Pero es el mismo concepto, se eligen jugadores nacionales viejos porque son más confiables y lo mismo pasa con los foráneos porque sabemos que este estuvo en tal lado o en tal otro y nunca arriesgamos, manteniéndonos a la zona de confort. Todo esto contribuye que juguemos lento, que no compitamos a nivel internacional pero traemos extranjeros veteramos porque son mañosos o metedores y sirve para ganar en la chiquita.