Continuando con la conexión con aquellos compatriotas en el exterior conversamos con Juliana Dibarboure, referente del básquetbol femenino quien habló de la situación en Brasil, su visión de la LFB, su vida, trabajo y carrera profesional.

En Pouso Alegre, estado de Minas Gerais se encuentra la jugadora celeste, quien se expresó sobre el avance del Covid-19 en el país norteño: “Nosotros estamos en una ciudad chica en el interior de Brasil de unos doscientos mil habitantes, a unas tres horas de San Pablo. Hasta dónde sé no hay ningún caso acá y el virus no ha llegado, pero es un área vulnerable ya que entra y sale mucha gente porque es una zona de centros de distribución, de mucho tráfico de personas y mercadería entonces no hay duda de que en algún momento va a llegar”.

“Es de público conocimiento que el Presidente Bolsonaro ha hecho declaraciones polémicas y no está de acuerdo con muchas medidas que otros mandatarios han adoptado, pero como esto es una república federativa los estados pueden tomar decisiones autónomas, entonces muchos líderes han tomado medidas un poco más estrictas y han declarado la alarma por estados, independientemente de lo que haga el gobierno. Es una situación extraña, la semana pasada recién comenzó el pánico y la locura acá. Desde ver supermercados que limitan el acceso de las personas, hasta carros llenos con paquetes de papel higiénico”, continuó contando sobre las medidas que algunos gobiernos estatales tomaron, en contra a lo que el gobierno federal decidió.

En cuanto a lo político, esa fue la reacción, pero también comentó la situación deportiva y su opinión: “Me sorprendió mucho lo que demoraron en suspender la NBB masculina, me pareció imprudente que siguieran jugando. Deben ser una de las últimas ligas de la región que dejó de jugar. Ahora vi un tuit de un periodista brasileño informando de dos casos positivos entre jugadores, entonces es un peligro lo que se hizo, tomaron un riesgo grande”.

“La liga femenina acababa de empezar, estoy cerca de varias de las ciudades que juegan y tenía planes para ir. Se suspendió todo muy tarde, jugaron algunos partidos sin público, y eso acá es súper importante eso. Fue muy diferente para todos, muy apagado y triste. Por suerte se dieron cuenta luego que los deportistas también corrían riesgo y optaron por parar todo”, alegó.

A la hora de comenzar a hablar del básquetbol femenino, Juliana cruzó al paisito para hablar de nuestra liga mayor y su aumento de jugadoras y nivel: “El crecimiento de la LFB ha sido muy grande en los últimos años pero es debido a un gran trabajo desde formativas, eso amplió la base de jugadoras que luego de tres o cuatro años pueden llegar a jugar en el torneo mayor. Hay un artículo de ESPN por el #8M que resalta que el básquetbol femenino es uno de los deportes que más ha crecido en los últimos cinco años. No creo que eso sea casualidad, simplemente sucede porque se abrieron un montón de espacios que antes no lo habían hecho”.

El presente es alentador y nos anima a pensar que recién estamos al pie de la curva de crecimiento, pero la verdad es que no siempre fue así. Dibarboure lo expresa de esta forma, y habla de su carrera, tanto deportiva como profesional: “Mi padre había sido jugador entonces el vínculo de la familia con el básquetbol era grande, entonces empecé a jugar en Malvín a los siete años. En la época que yo arranqué había formativas con femenino en todos los niveles y estaba bueno, pero eso se fue disolviendo. Cuando llegué a cadetes ya no me dejaban jugar con juveniles y tampoco podía subir. Terminé jugando seis o siete partidos al año, y eso es desmotivante pero yo no quería dejar”.

En un tono irónico, pero muy alegre, agregó: “Igualito a la situación de las chicas en edad de cadetes ahora, con 16 años la carrera que tienen ya es otra. En los últimos cinco años el panorama ha cambiado totalmente. Yo soy categoría 89 y el primer sudamericano de nuestra generación fue recién el en 2010, con 20, 21 años. Insólito, no existe. ¿Qué carrera internacional podés tener si te mostrás por primera vez a los 21? En ese tiempo tampoco había redes sociales ni la conectividad que existe ahora como para tener contactos que te lleven al exterior”.

“La única chance era ir uno mismo a mostrarse para tal vez jugar en algún lado. Para eso se necesita un presupuesto que yo no tenía, y tampoco quería destinarlo a eso. Si hubiésemos querido podríamos haber hecho lo que quisiéramos. Victoria -Pereyra- jugó en pila de lugares pero todo fue a pulmón. El nivel nos daba, estábamos a la altura, pero no conseguir mostrarnos fue el problema”.

“A esta altura de la vida, con 31 años no tengo mucha esperanza de nada. Estoy desarrollando mi otra profesión ahora, soy ingeniera química y estoy muy cómoda trabajando en logística. Por suerte ahora las gurisas tienen otras posibilidades y están consiguiendo lo que nosotras no pudimos por miles de motivos”, continuó, demostrando la diferencia que existía hace algunos años, a las chances del presente, y el impacto que esto tuvo en su vida.

Al finalizar, cuando fue consultada por la chance de volver a Uruguay a dirigir o jugar, afirmó: “La verdad no me veo volviendo a Uruguay en el mediano plazo, pero si volviera podría ser. Sé que está la posibilidad para dirigir masculino o femenino. Volver a dirigir me encantaría, yo trabajé con niños y me encantaba, pero ahora decidí priorizar mi otra carrera, es muy difícil hacer todo a la vez”.